De la muy española Aragón es Zaragoza, la ciudad predilecta del río Ebro, en cuya margen luce esbelta la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Pilar y la milenaria urbe.
Situada a mitad de camino entre Madrid y Barcelona, la capital aragonesa cuenta con un amplio despliegue arquitectónico y cultural en el que destaca la gastronomía
De la muy española Aragón es Zaragoza, la ciudad predilecta del río Ebro, en cuya margen luce esbelta la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Pilar y la milenaria urbe.
Situada a mitad de camino entre Madrid y Barcelona, la capital aragonesa es nexo inevitable en el noreste del país, que es lo mismo que ocurría hace más de 2.000 años, cuando tuvo el privilegio de llamarse Cesaraugusta, el nombre del primer emperador de Roma.
Testigo de línea defensiva durante la invasión de las tropas francesas de Napoleón Bonaparte en 1808, Zaragoza recuerda la epopeya del asedio.
En diversas plazas, parques e iglesias se conservan monumentos y reliquias de los combates, como la estatua a la heroica Agustina de Aragón o la espada del capitán general José de Palafox que se exhibe en la casa consistorial de Zaragoza, sede del Ayuntamiento municipal.
Desde el centenario Puente de Piedra puede apreciar mejor la magnificencia de la Catedral Basílica, con sus torres y cúpulas, cuya construcción comenzó en el siglo XVII y constituye el templo barroco más grande de España.
En su inmenso espacio interior, con bóvedas pintadas por Goya, resalta la presencia de La Pilarica, la pequeña y muy venerada imagen de la Virgen del Pilar.
Pero, si elige llegar al templo católico por el paseo Alfonso I quedará sorprendido a ver la cúpula principal emerger entre dos hileras de cuidadas edificaciones.
En un extremo de la enorme plaza del Pilar, abarrotada de tiendas, bares y restaurantes, destaca la otra catedral, la del Salvador (La Seo), cuya aparente sutil fachada barroca denota una inusual mezcla de estilos, desde románico y gótico hasta mudéjar y barroco.
Si cautivador en su aspecto exterior, impresionante es su composición interior, altamente decorativa que despierta el asombro, donde además descansa una importante colección de tapices flamencos.
Del centro de Zaragoza resalta de igual forma el palacio renacentista aragonés de la antigua lonja, construido en el siglo XVI, con sus bóvedas de crucería estrellada.
Aquí también sorprende la magnificencia de los salones del palacio árabe de la Aljafería, siglo XI, que sobrevivieron el paso del tiempo, hoy adjunto a una moderna y dispar edificación que alberga el parlamento autonómico de la región española.
Museos
A unos pasos de Plaza del Pilar se encuentra el Museo Goya, donde se pueden ver las cuatro series de grabados del pintor zaragozano.
En plaza de San Felipe está el Museo Pablo Gargallo, enclavado en un palacio del siglo XVII, que alberga más de 150 obras del escultor aragonés.
Las iglesias son museos, porque además de fe cobijan arte en varias formas, y la de Santa Isabel de Portugal destaca por su construcción barroca.
La fachada del templo anuncia el aire de superioridad barroca, tan característica de las construcciones realizadas a finales del siglo XVII; trabajada en alabastro, de colores blanco y oscuro, mármol y yeso.
De su interior, destaca el techo elaborado en oro, formado por una cúpula central y otras cuatro de carácter menor, similar al estilo empleado en la Catedral Basílica.
Junto al altar está el retablo central de la iglesia, elaborado entre 1750 y 1760, con estructura policromada y uso de jaspes, mármoles y estuco pintado imitando oro.
José Martí
Fue en Zaragoza donde el poeta cubano, pensador e iniciador del modernismo literario en Hispanoamérica José Martí residió y se graduó de licenciatura en Derecho Civil, Filosofía y Letras.
Una tarja, situada en calle Manifestación número 13, anuncia la casa donde Martí vivió.
“Para Aragón en España
tengo yo en mi corazón
un lugar, todo Aragón,
franco, fiero, fiel, sin saña.
Si quiere un tonto saber
por qué lo tengo, le digo
que allí tuve un buen amigo,
que allí quise a una mujer”.
Degustaciones
Hay que mencionar el Mercado Central de Zaragoza o de Lanuza, construido a finales del XIX con estructura de hierro y diseño armonioso. Aquí, además de conocer el quehacer diario de los zaragozanos, se percibe la abundancia alimenticia de la zona, desde quesos y embutidos hasta bares de tapas.
Si de tapas se trata, el barrio El Tubo, corazón gastronómico de Zaragoza, situado a un lado del paseo Alfonso I, cuenta con un sinnúmero de populares bares y restaurantes.
El singular nombre, dado por la estreches de sus calles, se repite en la voz de todos como punto de encuentro.
La mejor oferta pasa por los pinchos de setas de El Champi, las croquetas de Méli del Tubo o las raciones, alcoholes, vinos y licores de Bodegas Almau, veterano bar que fue fundado en 1870.
Entre los grandes establecimientos de Zaragoza sobresale desde 1919 el Restaurante Montal, con sus carrilleras de cerdo guisadas al vino tinto o el arroz negro con pulpo y amplia bodega de vinos.
Mención adicional merecen los restaurantes El Real y La Flor de Lis que dispone de singulares versiones de la cocina regional.
Zaragoza contemporánea
Además de las construcciones que ilustran el pasado y la actualidad de la capital aragonesa, hay otra ciudad que mira hacia adelante.
Comenzando en el parque de José Antonio Labordeta, donde destaca el conjunto Rincón de Goya, el primero de arquitectura racionalista que se construyó en España, en 1927, para conmemorar el primer centenario de la muerte de Francisco de Goya.
En la margen norte del río, la Expo 2008 dejó muestras de modernidad como el Puente del Tercer Milenio, la Torre del Agua, el Pabellón de Aragón y el Acuario Fluvial, además del desafiante edificio del Museo Pablo Serrano.
Si desea transitar sobre el río, sin tener que preocuparse por tráfico de vehículos, la Pasarela del Voluntariado es un moderno puente peatonal y ciclista, de forma curva, que une a ambas márgenes del torrente de agua.
¿Cómo llegar?
Varias son las aerolíneas que prestan servicio desde Miami y las principales ciudades de Estados Unidos a Madrid o Barcelona, donde puede abordar el tren a Zaragoza.
Si porta pasaporte estadounidense no necesita visa, pero si viaja con el documento de otro origen, comuníquese con la oficina consular española para recibir información adecuada.
Dónde hospedarse
Zaragoza cuenta con una amplia oferta de hoteles para todos los bolsillos, como el cuatro-estrellas Hotel Alfonso, muy bien situado, a unos pasos de la plaza del Pilar y el barrio de tapas El Tubo.
Si planea una visita a Zaragoza y quiere aprovechar al máximo su tiempo, recomendamos un itinerario de al menos tres días para explorar la mayor cantidad posible de rincones que esta ciudad tiene para ofrecer.
Consulte el portal www.zaragozaturismo.es para más información.