Durante 40 años, Radio Martí ha sido un faro de verdad y libertad para el pueblo cubano —un legado perdurable del presidente Ronald Reagan, inspirado por Jorge Mas Canosa, líder de la Fundación Nacional Cubano Americana, para crear una plataforma similar a la Voz de América dedicada a Cuba. Aclamada como un "milagro de la radiodifusión" cuando se lanzó en 1985, Radio Martí rompió el férreo control informativo del régimen cubano y encendió el movimiento prodemocracia. Su impacto duradero ejemplifica el poder blando (soft power) estadounidense —no mediante la fuerza, sino a través de la influencia transformadora de noticias e información fiables.
Hoy, esta voz vital está bajo amenaza. Una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump el 14 de marzo de 2025 —como parte de un esfuerzo federal para reducir la burocracia— ha silenciado efectivamente a Radio y Televisión Martí, poniendo a los empleados en licencia administrativa y deteniendo las transmisiones en vivo. Reducida a emitir programación repetida, la presencia de la emisora se desvanece justo cuando más se necesita.
Radio Martí ha sido un salvavidas para los cubanos, rompiendo el monopolio informativo del régimen y alimentando el movimiento prodemocracia. Como me dijo José Daniel Ferrer, tres veces preso de conciencia y presidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, en una entrevista telefónica el 19 de marzo: "No seríamos lo que somos hoy como movimiento opositor sin Radio Martí".
Lo que hace única a Radio Martí no es solo su presencia digital, sino su accesibilidad incomparable a través de métodos tradicionales de transmisión. Según lo confirmado desde dentro de Cuba por el periodista Reinaldo Escobar, a pesar de la interferencia del gobierno cubano, Radio Martí llega tanto a las principales ciudades como a pequeños pueblos de toda Cuba, incluidas zonas remotas como Taguayabón —una aldea rural de unos 3,000 habitantes en la provincia de Villa Clara— utilizando radio de onda media y corta. Esto es crucial porque depender únicamente de plataformas digitales excluiría a una cantidad significativa de cubanos, que no pueden costear el internet caro y poco fiable disponible en la isla. La emisora sirve como un puente vital entre comunidades, rompiendo el aislamiento que enfrentan muchos cubanos y conectándolos con información de todo el país.
Radio Martí no es simplemente un medio de noticias; está profundamente arraigado en la cultura cubana, moldeando la conciencia pública sobre eventos clave tanto nacionales como globales. Como alguien nacido y criado en Cuba, puedo dar fe de su impacto transformador: me introdujo al concepto de los derechos humanos y dio forma a mi compromiso como activista.
En un país donde la libertad de expresión está sistemáticamente reprimida, Radio Martí sigue siendo una voz esencial, empoderando a los cubanos comunes para denunciar violaciones de derechos humanos, abordar problemas sociales y económicos, y desafiar las narrativas mediáticas controladas por el Estado. La emisora se ha convertido en una potencia mediática dinámica y multiplataforma, logrando un impresionante alcance digital y obteniendo reconocimiento por su excelencia periodística, incluyendo la obtención de ocho premios Emmy. Solo en el año fiscal 2025 —que abarca de octubre a marzo— alcanzó más de 104 millones de vistas en Facebook, 12 millones en YouTube y 14 millones en Instagram, demostrando su éxito en romper el bloqueo informativo del régimen.
Perder Martí Noticias dejaría a los cubanos vulnerables a la máquina propagandística implacable del régimen, que incluye 12 canales de televisión oficiales, innumerables emisoras de radio y medios impresos fuertemente controlados. Sin la voz creíble de Martí, los cubanos estarían cada vez más expuestos a la desinformación de regímenes autoritarios como Rusia y China, cuyos canales estatales (RT Actualidad, Sputnik Mundo, CGTN Español) inundan las redes sociales con narrativas falsas. Estos esfuerzos coordinados buscan desacreditar las voces prodemocracia, promover figuras antidemocráticas y desviar la responsabilidad de la invasión rusa a Ucrania, mientras avanzan una agenda autoritaria que erosiona los derechos humanos.
Según el Observatorio Digital Pro Box, que monitorea el contenido político en América Latina, entre enero de 2023 y julio de 2024, las principales narrativas en redes sociales del régimen cubano se centraron en celebrar la Revolución Cubana —generando 70 tendencias y 1.4 millones de mensajes— y en culpar a las sanciones económicas de los problemas del país —generando 32 tendencias y 354,307 mensajes. Este volumen asombroso de contenido manipulado subraya la urgente necesidad de contar con voces creíbles como Radio Martí para romper el bloqueo informativo del régimen y proporcionar a los cubanos verdad y rendición de cuentas.
Iniciativas como Martí Verifica y la asociación del Centro OCB-Odesa son fundamentales para contrarrestar la desinformación rusa en los medios en español, romper el control informativo del régimen cubano y empoderar a los cubanos con noticias confiables.
Estados Unidos ha sido el aliado más fuerte del pueblo cubano en su lucha por la democracia —un apoyo que las fuerzas democráticas de Cuba reconocen y valoran profundamente. Si bien las subvenciones gubernamentales deben ser examinadas para asegurar su eficacia, es esencial que el secretario de Estado Marco Rubio y los miembros cubanoamericanos del Congreso continúen abogando por la operación sostenida de Radio Martí y las plataformas de Martí.
Estos medios no deben quedar debilitados ni desfinanciados. Por el contrario, deben recibir un apoyo sólido para contrarrestar la desinformación difundida por los regímenes cubano, venezolano y nicaragüense —a menudo respaldados por Rusia y China— a través de medios en español en todo el hemisferio. Estos regímenes destinan miles de millones de dólares a esfuerzos propagandísticos en toda América Latina y el mundo.
Es importante recordar que el desmantelamiento de Radio Martí y sus plataformas ha sido un objetivo de larga data del régimen cubano, y su eliminación sería celebrada por los autócratas en La Habana. Reducir o eliminar estas transmisiones los envalentonaría, ya que las sanciones deben ir acompañadas de apoyo al movimiento prodemocrático en la isla.
Promover la democracia no es un gasto innecesario que deba descartarse, sino una inversión estratégica que hace que Estados Unidos sea más seguro, fuerte y próspero. Un mundo dominado por dictaduras es intrínsecamente propenso al conflicto y la agresión, mientras que un mundo donde prevalecen las democracias fomenta un entorno global más seguro y armonioso. Es un principio fundamental de la ciencia política que las democracias no van a la guerra entre sí, mientras que las dictaduras sí lo hacen.
Esto es especialmente crucial en las Américas, donde el triunfo de las fuerzas democráticas en Cuba marcaría el fin de un régimen que ha exportado prácticas totalitarias e influencia a Venezuela, Nicaragua y más allá. Estos regímenes han sido responsables de crisis humanitarias que han alimentado la migración masiva hacia Estados Unidos durante las últimas décadas. Los autócratas han explotado estas crisis, y juntos, los tres regímenes representan casi la mitad de la migración masiva desde las Américas hacia Estados Unidos.
El camino hacia la libertad depende del apoyo continuo al pueblo cubano, proporcionándoles información veraz y precisa. Esto los empodera para conocer sus derechos, exigir justicia, desafiar la desinformación y romper el férreo control informativo del régimen.
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Michael Lima Cuadra es investigador y director de Democratic Spaces, una ONG que promueve la solidaridad en Canadá con defensores de derechos humanos y la sociedad civil en Cuba. Posee una maestría en Historia de América Latina otorgada por la Universidad de Toronto.