Ayer fue un día memorable en El Salvador, no solo porque el cielo estaba despejado y el clima era cálido pero agradable, sino porque la visita del Secretario de Estado Marco Rubio marcó un hito histórico.
Durante los últimos cuatro años, no solo El Salvador, sino toda la región, fue ignorada por la administración anterior, en el mejor de los casos
Ayer fue un día memorable en El Salvador, no solo porque el cielo estaba despejado y el clima era cálido pero agradable, sino porque la visita del Secretario de Estado Marco Rubio marcó un hito histórico.
El Salvador y Estados Unidos están en su mejor momento, construyendo una nueva alianza basada en valores y objetivos comunes.
Durante los últimos cuatro años, no solo El Salvador, sino toda la región, fue ignorada por la administración anterior, en el mejor de los casos. El Presidente Trump y su equipo han decidido priorizar a sus aliados, lo que quedó reflejado en esta primera visita oficial del Secretario de Estado.
El Presidente Trump reconoce el liderazgo regional del Presidente Bukele, y en ese reconocimiento se cimienta la oportunidad de construir una relación estratégica no solo a nivel bilateral, sino también en el ámbito regional.
Como han señalado en repetidas ocasiones altos funcionarios de la administración Trump, así como el propio Secretario de Estado en su visita de ayer, El Salvador es el país donde pueden forjarse grandes alianzas para avanzar en objetivos compartidos.
El Salvador no solo es el país más seguro de América, sino que también está encaminado a un crecimiento económico sin precedentes. Este avance ha generado dos efectos positivos: una reducción de más del 60% en la migración irregular y un fenómeno de migración inversa, donde decenas de miles de salvadoreños han regresado al país. Además, el turismo ha alcanzado cifras récord, consolidando a El Salvador como un destino atractivo a nivel internacional.
Ayer, el Presidente Bukele recibió al Secretario de Estado en su residencia en el Lago de Coatepeque, donde sostuvieron una reunión altamente productiva para discutir temas de interés y beneficio mutuo.
Como resultado de este encuentro, El Salvador anunció un acuerdo histórico en el que no solo se comprometió a cooperar con la deportación de criminales, sino que también ofreció sus prisiones para detener a ciudadanos estadounidenses, contribuyendo así a la resolución de un problema significativo.
Este punto fue mencionado por el propio Presidente Trump hace una semana en Doral, Florida, durante su reunión con un grupo de congresistas republicanos. En esa ocasión, Trump sugirió que los criminales reincidentes “tal vez deberían ser enviados a prisiones en otros países”, ya que sería “mucho más barato que continuar deteniéndolos en Estados Unidos”. Ayer, esa idea se convirtió en una realidad gracias al acuerdo alcanzado entre ambas naciones.
Sin embargo, el gran objetivo para El Salvador sigue siendo el crecimiento económico. Muchas empresas estadounidenses ya están presentes en el país, y muchas más están listas para invertir. El Departamento de Estado trabajará de la mano con El Salvador para fomentar esta inversión en un país que cuenta con un gobierno estable, donde se respeta el estado de derecho, se dispone de una mano de obra calificada, y lo más importante, se tiene una economía en plena expansión.
Este es solo el comienzo de una nueva era en las relaciones entre El Salvador y Estados Unidos, con el Presidente Bukele consolidándose como el líder regional más influyente del momento. Los países de América que aspiren al éxito, no solo en su relación con Estados Unidos, sino, más importante aún, en la implementación de soluciones prácticas y con sentido común para sus ciudadanos, deberían seguir su ejemplo.