“Algún día alguien escribirá la historia del movimiento opositor de principios del siglo XXI y todo el mundo verá que sus mejores y más arrojados miembros, los que trabajan más duro y los más ejemplares fueron mujeres”. La frase fue escrita por un hombre valiente en una prisión a 10.672.68 kilómetros de Caracas, en Jarp, Yamalia-Nenetsia en Rusia, 11 meses antes de morir.
Se llamaba Alexéi Navalny, destacado opositor ruso asesinado el 16 de febrero de este año quien se encontraba pagando condena de prisión siendo inocente. Investigaciones posteriores y la denuncia de su esposa Yulia apuntan a Vladimir Putin y su entorno por haberlo asesinado; no olvidemos que dos años antes casi muere, envenenado con sello del Kremlin.
“Patriota” es un libro póstumo cuyas memorias reivindican al político y sus principios: su compromiso con la lucha contra la corrupción y la defensa de los derechos humanos y las libertades.
Las reflexiones de Navalny sobre la dictadura rusa, la cotidianidad del líder político acosado por injusticias, así como el retrato del tirano Vladimir Putin y el accionar sanguinario de su régimen, se leen como copia al calco de la realidad venezolana.
Navalny fue un luchador comprometido hasta los tuétanos con la causa libertaria. En eso dejó la vida y muchos años de libertad. Tenía una hermosa familia que bien habría podido disfrutar sustituyendo el miedo y el riesgo, por su comodidad. Sin embargo, tras un atentado en el que fue envenenado y se salvó milagrosamente, Navalny se activó más a fondo en su causa y retó al tirano Vladimir Putin quien luego de encarcelarlo ordenó callarlo para siempre.
Sin mucho esfuerzo, destacan las similitudes entre las dictaduras. “La primera reacción oficial de ellos es siempre mentir”.
Navalny sabía que su vida corría peligro, pero no creyó que Putin llegaría tan lejos:
“Pensaba que ya era una figura pública demasiado conocida para que se arriesgaran a matarme. Nunca olvidaré una conversación que tuve con Boris Nemtsov diez días antes de que lo asesinaran. Éramos tres: Nemtsov, su amigo y yo. Nemtsov me dijo que yo corría peligro, que el Kremlin podía matarme fácilmente porque no formaba parte del sistema, que, en cambio, él, Nemtsov, era invulnerable porque era alguien de adentro, un exviceprimer ministro que además conocía a Putin personalmente y había trabajado para él muchos años. Tres días después me arrestaron. Y una semana después mataron a Nemtsov de un tiro a 200 metros del Kremlin. Fue entonces cuando entendí que todas esas conversaciones sobre quién estaba en peligro y quién no, carecían de sentido. No tenemos idea de qué pasará a continuación. Hay un loco en concreto llamado Vladimir Putin a quien a veces se le retuerce algo en el cerebro, anota un nombre en un papel y ordena: mátenlo”.
Por varias causas -fraguadas y absurdas- lo llevaron a la cárcel; su último confinamiento comenzó en febrero de 2021 cuando fue sentenciado a tres años y medio de prisión, para luego comenzar una seguidilla de nuevos procesos que nunca terminaron. En marzo de 2022 fue condenado a estar nueve años en una colonia; en otro juicio posterior fue condenado a 19 años bajo un régimen aún más estricto, privado de llamadas telefónicas y visitas. Solo le permitieron el uso de papel y bolígrafo durante hora y media diaria, tiempo que luego redujeron a solo 30 minutos hasta que finalmente se lo quitaron todo. En diciembre de 2023 lo cambiaron a una prisión más allá del Círculo Ártico, donde fue asesinado el 16 de febrero de 2024.
Frases como las siguientes deberían generar empatía por quienes se juegan la vida en nuestro país por la lucha de la libertad:
“La principal tarea del régimen es hacer que sientas que estás solo y que la sociedad está en tu contra… porque si todo el mundo está en tu contra debes de estar equivocado, y estás sin duda en peligro”.
“No lo negaré, me enfurece lo que está pasando. ¿Cómo puede alguien escupir tan abierta y ostensiblemente sobre la ley?... No todos los rusos se han dejado intimidar y se han escondido bajo un tronco podrido, temblando resignados a la pobreza y la degradación. Hay muchas personas honradas, armadas como yo con la verdad. Millones de ellas”.
“Rusia es mi país. Soy un ciudadano en pleno derecho… No voy a entregarles mi país y creo que la oscuridad acabará por ceder. Mientras siga estando aquí haré todo lo que pueda, intentaré hacer lo correcto y animaré a todo el mundo a no perder la esperanza”.
“Tal y como funciona la vida, el progreso social y un futuro mejor solo pueden conseguirse si un cierto número de personas están dispuestas a pagar un precio por el derecho a tener sus propias convicciones. Cuanta más gente así haya, menos tendrá que pagar todo el mundo”.
“Quienes están en el poder deben ser sustituidos. La mejor manera de elegir líderes es por medio de elecciones libres y limpias. Todo el mundo necesita un sistema legal imparcial. La corrupción destruye al Estado. No debe haber censura. El futuro reside en esos principios”.