Grupos del exilio en Miami y en Madrid, iniciaron una campaña exigiendo que Edmundo González Urrutia se juramente como presidente de Venezuela fuera del país ante los diputados elegidos en diciembre de 2015 para el período 2016-2021 o, en su defecto, ante los magistrados designados en 2017, siendo necesario destacar que estas organizaciones están “desfasadas” y no actúan formalmente dentro de los marcos legales.
La Asamblea Nacional de 2015, a pesar de intentar crear un Estatuto de la Transición con carácter supraconstitucional, ha sido objeto de controversias jurídicas sobre su validez. Al extender sus funciones más allá de su mandato constitucional a través de la Comisión Delegada, sus acciones se volvieron irregulares, enfocándose en el control de bienes nacionales y justificando su existencia en este propósito. Muchos de sus miembros han reconocido que no actúan como diputados, ni legislan ni cumplen con las funciones del poder legislativo. Lo mismo ocurrió con el interinato de Juan Guaidó, cuya legitimidad se sustentaba en el artículo 233 de la Constitución, hasta que se convocaron nuevas elecciones. Las elecciones del 28 de julio se realizaron, pero sus resultados no fueron respetados. Así, tanto la Asamblea como un órgano legislativo y el interinato son parte del pasado. Hoy son considerados activistas políticos.
De los 33 magistrados designados en 2017, solo 10 permanecen en sus cargos, mientras que los otros 23 han cumplido su periodo de vigencia, no integran el grupo o se han separado por diversas razones. Además, como colectivo, han protagonizado actuaciones cuestionables, como su intervención en un proceso electoral interno en el que políticos de la oposición influyeron, lo que resultó en la creación de dos juntas directivas. Estas prácticas, copiadas del chavismo, evidenciaron la falta de independencia y solidez jurídica, lo que llevó a la pérdida de respaldo tanto internacional como de la comunidad jurídica venezolana. Por otro lado, algunos magistrados impulsaron juicios contenciosos con el fin de beneficiar ilegalmente a individuos mediante fondos venezolanos en el extranjero, acciones que fueron rechazadas por la Procuraduría Ad Hoc del gobierno interino debido a su falta de base legal. A esto se suman múltiples solicitudes ciudadanas sin respuesta durante
varios años, generando un profundo malestar. En conjunto, estas circunstancias han marcado el destino de estos magistrados, cuya gestión como un órgano judicial forma parte del pasado. Ahora justifican su existencia exigiendo a Edmundo González se juramente ante ellos como una obligación.
Por otro lado, cabe recordar que Edmundo González Urrutia y los grupos políticos que lo respaldan promovieron durante varios meses la idea de que su juramentación y toma de posesión como presidente se realizarían el 10 de enero de 2025 en la ciudad de Caracas, frente al Congreso de la República, lo cual es lo correcto al tenor del artículo 231 de la Constitución. Lamentablemente, esto no ocurrió.
Sentido común!
La dura realidad nos obliga a actuar con sentido común. Resulta irresponsable crear expectativas inciertas con planteamientos fuera de lugar, sin fundamento legal, que no van a materializarse, como la juramentación de una persona que fue elegida pero no ha sido proclamada formalmente como lo dispone el artículo 228 de la Constitución. Se trata de un presidente electo que no posee la capacidad real para ejercer actos de gobierno.
Pastorear Nubes!
Esta insistencia de algunos grupos en crear esquemas de juramentaciones y gobiernos en el exilio, fuera de los marcos legales nacionales e internacionales, puede resultar necia al generar expectativas inciertas y aumentar la ansiedad en una población que ya enfrenta dificultades para comprender lo que ha sucedido tras la elección del 28 de julio de 2024. Este empeño no es más que un pastoreo de nubes, que ilustra el intento de realizar una tarea inútil o imposible, como tratar de guiar o controlar algo inmaterial y fuera de alcance, tal como las nubes. Su significado suele relacionarse con actividades o esfuerzos que, por su naturaleza, carecen de propósito práctico o no llevan a resultados tangibles, a pesar de las intenciones o el empeño que se ponga en ellos. En resumen, simboliza el intento de realizar lo irrealizable o de ocuparse en esfuerzos fútiles.
Un Presidente Electo!
Edmundo González Urrutia es reconocido por varios países y organizaciones internacionales como el presidente electo de Venezuela tras las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela declaró ganador a Nicolás Maduro, lo que ha
generado una disputa sobre la legitimidad de los resultados. A pesar del reconocimiento internacional, González Urrutia no ha sido proclamado formalmente en Venezuela ni ha asumido funciones gubernamentales en el país. Un presidente electo es la persona que ha sido elegida para ocupar la presidencia de un país, pero que aún no ha asumido oficialmente el cargo. Este término se aplica desde que el candidato es proclamado formalmente como ganador por la autoridad electoral competente hasta que toma posesión del cargo.
Edmundo González Urrutia, siendo reconocido por algunos sectores como presidente electo pero no proclamado oficialmente por las autoridades electorales, enfrenta limitaciones significativas en cuanto a su capacidad de acción. Sin embargo, como presidente electo reconocido por algunos países, González Urrutia está llevando a cabo actividades dentro del ámbito político y diplomático, como las reuniones con gobiernos extranjeros, organizaciones internacionales y otros actores clave para consolidar su reconocimiento y obtener apoyo internacional y denunciar las violaciones a los derechos humanos, la falta de transparencia electoral y los abusos del régimen que socavan la democracia en Venezuela.
La Realidad frente al Pastoreo de Nubes!
Sin proclamación formal, Edmundo González Urrutia no puede ejercer poderes ejecutivos como nombrar ministros, promulgar leyes o dirigir las fuerzas de seguridad, ya que estos actos requieren autoridad reconocida dentro del marco legal. Su estatus, aunque legítimo desde una perspectiva política, no es operativo sin el respaldo del aparato estatal o de mecanismos internacionales que viabilicen su ejercicio efectivo del poder.
El enfoque de un presidente electo no proclamado como González Urrutia es la construcción de legitimidad, el establecimiento de alianzas y la preparación de una estrategia política para un eventual escenario de transición. Quizás por ello se observa que está asumiendo un rol simbólico en la lucha contra el régimen de Maduro, ejerciendo presión diplomática y buscando fortalecer su legitimidad a través de plataformas internacionales, a pesar de no tener poder efectivo dentro de Venezuela.
Si pasas por una tormenta, sigue caminando. Winston Churchill