domingo 5  de  enero 2025
OPINIÓN

Otra carta al senador y secretario de Estado Marco Rubio

Le escribe una cubana que vive exiliada en Europa, entre Francia y España, que ha mantenido a España como su segunda patria y a Francia como un cuartel general para defender a su primera patria: Cuba

Diario las Américas | ZOÉ VALDÉS
Por ZOÉ VALDÉS

No, esta misiva no será como aquella otra que empezaba nombrando al Senador con la excesiva confianza que sólo se autoriza la bajeza y que entonces hacía referencia a unos valores, a una credibilidad, a una vergüenza, jamás mantenida por quien los exigía en la misiva. Esta carta es quizás la que muchos ciudadanos del mundo debieran escribirle a quien hoy ha sido erigido por el derecho de una trayectoria y del voto democrático universal en Secretario de Estado; debido a lo cual empiezo por reiterarle mis más profundas y respetuosas felicitaciones, así como mis mejores votos para el éxito futuro, que no dudo que tendrá, al Senador, Secretario de Estado del gobierno de Donald Trump recién electo, Sr. Marco Rubio.

Como seguramente sabrá, le escribe una cubana que vive exiliada en Europa, entre Francia y España, que ha mantenido a España como su segunda patria y a Francia como un cuartel general para defender a su primera patria: Cuba. “La patria es la infancia”, expresó Eugène Ionesco y luego, de otra manera la frase fue revisitada por Charles Baudelaire; más tarde, Albert Camus, nada más y nada menos, escribió eso de “Tengo una patria, es el idioma francés”. José Martí, mucho antes, manifestó que “Dos Patrias tengo yo: Cuba y la noche. ¿O son una las dos?”. En España aprendí, con algunos de sus grandes autores, que no debemos nunca renunciar al patriotismo civil y constitucional, y mucho menos a la defensa del lenguaje y de la cultura. Algo que usted ha hecho desde la política, sumido en el bilingüismo, lo que es de agradecer. Creo firmemente en el idioma español como élan vital y como evocación sublime de la belleza, también en la diversidad filosófica del lenguaje; por lo visto usted también. No soy ciudadana norteamericana, pero tengo familia cubanoamericana en Estados Unidos, la mayoría simpatizantes suyos y del presidente Donald Trump. Le diré, sin más regodeos lo que esperamos de usted a nivel internacional que es lo requerido en su cargo y para lo que fue nombrado.

Para lo que fue nombrado usted ha cumplido bastante las expectativas, como otros congresistas cubanoamericanos, pero ahora la barra se sitúa muy alto y eso seguramente usted no lo ignora. “Me da mucho orgullo” (al contrario de “pena” -para repetir solamente la fórmula de una antigua y errática carta dirigida a usted en el 2016-), como cubana y como hispana e iberocaribeña que usted haya apoyado al presidente Donald Trump tras haber sido usted en el 2016 precandidato a la presidencia de esa gran nación. Usted llena no sólo de orgullo, también de prestigio al exilio y a su país de origen; sin embargo, esperamos más lo que desesperamos más, de eso usted no puede estar ajeno, creo debe ser consciente.

Confiamos en que Estados Unidos volverá a ser grande otra vez, siendo fuerte, de mano estable y sólida -sobre todo frente a las dictaduras. He visto no sé cuántas veces su vídeo en el que explica el tema del embargo contra el régimen castrocomunista, no imagina cuánto se lo agradezco, aunque siento anunciarle que necesitamos más mano dura. Para que por fin la tiranía, que es siempre una y la misma, entienda y se larguen de una vez; ellos sólo entienden con el puño firme. La libertad de los presos políticos es muy necesaria y urgente, pero en el mismo grado de urgencia o más la libertad radical de Cuba, para que no vuelvan a haber presos políticos, tras 66 años de opresión resulta sumamente apremiante. Es una deuda que Estados Unidos debe de acabar de saldar, para por fin pasar página a los capítulos luminosos que le espera a la Cuba eterna. Como afirmó el señor Marcell Felipe en un programa televisivo, no me cabe ninguna duda de que usted pondrá empeño en esa obra y transitará el camino hacia la libertad que ya nos toca.

Es verdad que sólo el pueblo cubano es su propio líder, lo demostró el 11 y 12 de julio del 2021; no obstante, una vez más se quedó solo, sin el respaldo que aguardaba por parte de Estados Unidos. Ese respaldo no debiera quedar meramente en las habituales frases o consignas, en las palmaditas en los hombros a unos cuantos que se autodenominan o los denominan desde Washington como líderes, no siendo elegidos, más en improbables discursos de consolación. Los cubanos no deseamos más consuelos en forma de discursos, ni astutas moldeaduras de Grants para quienes no los merecen, anhelamos hechos concretos. La tiranía castrocomunista, la cabeza del monstruo que tanto daño ha hecho en el mundo, incluido en Estados Unidos, debe ser cercenada de un tajo.

Por el contrario, yo sí sé -no como otros- y admito que los políticos se deben a un partido o movimiento político, así como a intereses, el que no se haya enterado a estas alturas debe ser muy necio o sencillamente depende todavía de una ideología izquierdista que le han inoculado hasta el tuétano; sé que es difícil librarse del veneno, pero el antídoto existe y resulta efectivo. Usted pertenece a un partido y a unos intereses liderados por Ronald Reagan y continuados por Donald Trump en un combate certero y eficaz contra el comunismo. Entiendo, reitero no como otros, que usted no es exclusivamente el “empleado” de un votante en particular, sino de muchos, pero por mayoría puedo presumir que es hora de que Cuba sea liberada por fin por y de ella misma, de su fatum, pero con el respaldo más que nunca de quien colaboró en su hundimiento, Estados Unidos.

Una última cosa, y no menos importante: elevemos la lucha por la libertad de Cuba al pedestal que Cuba merece, no lo reduzcamos al “bajo astral” -como comentan algunos amigos-, a ese terreno que a la tiranía tanto le conviene y en el que se siente cómoda, el del reparterismo, el influencerismo, el rancherismo cambiacasaca (cuyo origen se basa en una pésima película de espías del ICAIC), el regueretonismo, y demás ‘ismos’ tan próximos y parecidos al comunismo. Lo de Cuba ya ha sobrepasado lo de embargo, visas, uniones familiares y demás caminitos que sólo facilitan que el castrismo juegue y se burle de Estados Unidos, de su gobierno, de su presidente, de usted, y del mundo. Recuerde aquella frase magnífica de Mijaíl Gorbachov: “Se necesita un nuevo pensamiento con nuevos principios". (Mijaíl Gorbachov. Memorias de los Años decisivos (1985-1992). Capítulo: "No hay reformadores felices", pp 2-5).

No vacile, que no le tiemble la mano dura, corazón duro, alma dura, y si es posible tumbe a esa dictadura que convirtió la vida de sus padres, la suya, la de sus herederos, y la de todos los cubanos, en uno de los peores infiernos comunistas, que todavía sobreviven y que con Corea del Norte es el régimen más perverso y criminal que existe en el mundo.

Mis respetos siempre. ¡Viva la Libertad, coño y carajo!

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