miércoles 4  de  diciembre 2024
OPINIÓN

Los avatares de la transición presidencial

Las transiciones presidenciales, lejos de ser inertes, definen políticas clave. Biden y Trump actúan ya en guerra y comercio, anticipando grandes cambios

Diario las Américas | SONIA SCHOTT
Por SONIA SCHOTT

Muchos piensan que cuando un presidente le entrega el poder a otro, es un período en el que nada sucede pero no es cierto.

Si bien la Constitución contempla el flujo ininterrumpido del poder ejecutivo y los pasos a seguir se rigen por la Ley de Transición Presidencial de 1963, la animosidad heredada de la campaña presidencial puede complicarlo todo.

Cuando Franklin D. Roosevelt fue elegido presidente, en medio de la Gran Depresión para suceder a Herbert Hoover, éste último le escribió una carta culpándolo por la crisis financiera en curso y exigiéndole que desistiera del “New Deal” para sacar al país de la depresión.

Las transiciones pueden representar retos para la política interna y exterior, especialmente cuando nuevas administraciones deben lidiar con situaciones de gobiernos anteriores.

Dwight Eisenhower y Richard Nixon, heredaron las guerras en Corea y Vietnam; la crisis de los rehenes en Irán tuvo lugar al final de la presidencia de Jimmy Carter, pero salpicó a Ronald Reagan.

De igual manera, la transición entre el presidente Joe Biden y el presidente electo Donald Trump promete no ser ordinaria.

Aparte de nombrar a los nuevos miembros de su gabinete y a otros funcionarios clave, Trump advirtió a líderes extranjeros sobre los cambios dramáticos que se avecinan y que impactarán la forma de hacer negocios con Estados Unidos.

El próximo presidente, por ejemplo, le hizo saber a los líderes de México y Canadá su intención de elevar los aranceles a todas las importaciones a Estados Unidos, a menos que tomen acción para contener desde sus fronteras el flujo migratorio ilegal al país.

Se dijo que también tuvo una charla telefónica con el presidente ruso, Vladimir Putin, aunque el Kremlin lo negó.

Todos con los que ha hablado, dentro y fuera del país, han recibido el mismo mensaje: el 47º presidente no perderá tiempo para abordar los temas de su agenda desde su primer día en el cargo.

Mientras el presidente entrante acapara la atención con “Hacer grande a América otra vez”, el presidente en ejercicio busca finiquitar la situación en Medio Oriente, mientras se le acaba el tiempo.

Durante meses, Biden y sus funcionarios han intentado finalizar las guerras contra Hamás en Gaza y Hezbolá en el Líbano. Esos esfuerzos dieron sus frutos cuando se anunció un alto el fuego durante 60 días en el Líbano.

Si el cese de hostilidades se mantiene o no es otro tema, pero al menos Biden obtuvo algo de qué jactarse antes de que Trump lo reemplazara.

Igualmente autorizó a Ucrania para disparar cohetes estadounidenses de largo alcance contra Rusia, que dio al gobierno de Kiev, tardíamente, máxima capacidad antes de la llegada de su sucesor, quien se ha comprometido a negociar el fin de la guerra en Ucrania.

Así, este período de transición ha estado lleno de acontecimientos importantes pues tanto el presidente entrante como el saliente, están utilizando su influencia para conseguir los mejores titulares.

No han sido los únicos preparando el terreno para el cambio en la Casa Blanca; Putin, está aprovechando el momento para aumentar la devastación en Ucrania, en particular atacando las instalaciones energéticas del país, antes de que Trump intervenga para dar fin a la guerra.

Y es que Putin, como todo el mundo, se ha dado cuenta de que no habrá continuidad de la política exterior de Biden y que si él (Trump) dice que quiere poner fin a la guerra de inmediato, puede esperar que algún gran plan aterrice en su escritorio poco después de producido el traspaso de mando en la Casa Blanca.

Esto no significa que Trump tenga el poder para decirle a Putin lo que deba hacer, pero Estados Unidos suministra una gran porción de las armas a Ucrania, para luchar contra los rusos, por lo que tendrá la posibilidad de negociar un acuerdo a principios del año próximo, jugando con el aumento del flujo de armas a Kiev o suspendiendo el suministro por completo.

Trump ya ha designado a un general retirado como su enviado especial para Rusia y Ucrania. El teniente general Keith Kellogg, de 80 años, quien se encargará de negociar un acuerdo.

En estas últimas semanas, parece que Biden intensificará los esfuerzos para poner fin a la guerra en Gaza, o al menos tratar de lograr un alto al fuego y la liberación de los rehenes retenidos por Hamás.

Si tiene éxito, dejará el cargo con dos logros en política exterior, pero si fracasa será Trump quien deje su propia marca en las crisis de Oriente Medio.

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