sábado 28  de  septiembre 2024
OPNIÓN

Hezbolá ante la inteligencia artificial israelí y el dilema de su imagen

Un análisis preciso para contar las cosas como son

Por Mookie Tenembaum

Hezbolá atraviesa uno de los momentos más críticos desde su creación. Las explosiones de sus bíperes y otros aparatos de comunicación expusieron vulnerabilidades clave de su estructura y demostraron el poder de la inteligencia artificial (IA) que Israel implementa en sus operaciones. A eso se suma la muerte de su líder Hassan Nasrallah.

Detrás de cada ataque hay una red de datos que permite a Israel adelantarse a los movimientos de Hezbolá, deteriorando su capacidad de reacción.

Las explosiones de los bíperes son solo una muestra del control que Israel logró gracias a la IA. La acumulación de datos permite una precisión quirúrgica en los ataques, lo que deja a Hezbolá en creciente debilidad. Con cada nueva explosión y cada golpe, se desmorona la imagen de invulnerabilidad de la organización terrorista. La organización se enfrenta a un dilema que va más allá de su arsenal: ¿Cómo evitar la pérdida de legitimidad frente a su propio pueblo y, sobre todo, frente a su principal aliado, Irán?

El verdadero peligro para Hezbolá no proviene de Israel ni de las consecuencias internacionales, sino de la percepción de su propio pueblo. Hezbolá se ha comprometido a defender a el Líbano, pero las acciones recientes demostraron que no puede evitar las constantes pérdidas y el desgaste. Cada día que pasa, su imagen ante la población libanesa se deteriora aún más, y la percepción de vulnerabilidad se hace evidente. La gente ya no los ve como los invencibles defensores de la soberanía nacional, sino como un grupo que no puede cumplir con sus promesas ni protegerlos de la amenaza israelí. Tanto, que su liderazgo fue eliminado en poco tiempo, en especial el hombre que comanda la organización desde 1992, Hassan Nasrallah.

En lugar de centrar el dilema en cómo mantener su arsenal, la cuestión real radica en cómo Hezbolá puede evitar perder aún más prestigio. Su reputación está en juego, y eso es más devastador que la pérdida de cohetes o armamento. La población a la que debe proteger está cada vez más consciente de su incapacidad para enfrentar a los ataques israelíes, mientras los daños colaterales y el desgaste aumentan día a día.

Además, frente a Irán, su principal aliado y fuente de apoyo, Hezbolá también está en una situación delicada. Irán, que siempre ha visto a Hezbolá como un brazo fuerte de su política regional, comienza a ver a la organización como un tigre de papel. Las repetidas derrotas en el campo de batalla, sumadas a la incapacidad de Hezbolá para resguardar sus recursos estratégicos, hacen que la confianza de Irán en el grupo esté en peligro. Irán percibe que Hezbolá, al igual que el propio régimen iraní, está más debilitado de lo que aparenta.

Israel, por su parte, aprovechó al máximo el uso de la IA, recogiendo información vital para destruir de manera eficaz las bases de Hezbolá. Y lo hizo sin preocuparse por las críticas internacionales. Las brutales represalias de Israel, tanto en Gaza como en el sur del Líbano, mostraron al mundo que las críticas internacionales ya no tienen el mismo impacto en la política israelí. Lo que importa para Israel es garantizar su seguridad, independientemente de las condenas globales.

Este cambio de postura repercutió a nivel regional. En muchos casos, la brutalidad de los ataques hizo que algunos actores estén dispuestos a cooperar con Israel, sea por razones económicas o de seguridad. Hezbolá, que había utilizado durante años a la población civil como escudo, creyendo que Israel dudaría antes de atacar áreas urbanas, se enfrenta ahora a una realidad distinta: Israel demostró que no vacilará en conducir sus operaciones, incluso si eso implica daños colaterales.

El problema para Hezbolá es cómo resistir militarmente y evitar que la percepción de su vulnerabilidad crezca entre su población. La gente en el sur del Líbano, que fue testigo de la destrucción de sus hogares y de la creciente impotencia del grupo, ya no lo ve como la fuerza imparable que una vez fue. La muerte de su líder supremo es un eslabón más en esta cadena.

Ante esta pérdida de imagen, el apoyo popular se desmoronará si el grupo terrorista no encuentra una manera de detener esta caída.

A esto se suma la presión de Irán, que podría reconsiderar el nivel de apoyo que brinda al grupo si percibe que Hezbolá está perdiendo su relevancia en la región. La posibilidad de que tanto Hezbolá como Irán sean vistos como “tigres de papel” es un golpe devastador para la influencia que ambos buscan mantener en Medio Oriente.

En conclusión, Hezbolá se encuentra en una situación imposible. Si prioriza la preservación de su arsenal, corre el riesgo de ver cómo se deteriora su imagen. Si decide mantener sus compromisos y seguir luchando, su arsenal y capacidad militar seguirán disminuyendo rápidamente bajo el ojo atento de la inteligencia artificial israelí.

Las cosas como son.

Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar