martes 24  de  septiembre 2024
OPINIÒN

Entre el perdón y la justicia

“Es un defecto común de los hombres no preocuparse por la tempestad durante la bonanza.” – Nicolas Maquiavelo

Por NINOSKA PÉREZ CASTELLÓN

Mantengo que el perdón es estrictamente personal. Cada uno de nosotros podemos escoger deshacernos de la carga emocional que conlleva la agresión perdonando al agresor, propio o ajeno. Salvo que cuando el daño causado traspasa los límites de lo emocional y termina cobrando vidas o daños irreparables, ahí entra la justicia y esa es universal. Nadie tiene derecho a evitar que recorra los vericuetos de la ley.

Uno de los pilotos que participó en la operación del derribo de dos avionetas de la organización Hermanos al Rescate el 24 de febrero del 1996 se encuentra en Estados Unidos con una visa humanitaria. No es la primera vez que Luis Raúl González Pardo visita territorio americano. En el 2016 se le otorgó visa por primera vez y en el 2017 el ex mayor Orestes Lorenzo, quien había desertado previamente en 1991, envió una carta al Departamento de Estado para que le renovaran la visa al excoronel González Pardo y poder venir a visitar centros turísticos como Disney, Universal Studios y el Kennedy Space Center junto a otros colegas que eran del mismo grupo graduados en la antigua Unión Soviética.

En el caso específico del excoronel de la aviación cubana, la pregunta es por qué otorgarle permiso a entrar al país de donde eran los ciudadanos que murieron pulverizados en espacio aéreo internacional a consecuencia de una operación en la que González Pardo participó. Si bien “había estado al mando de un Mig-29 que despego ese día con misión de interceptar” dice Orestes Lorenzo, “eso no prueba su determinación a disparar y asesinar a Basulto”. Tampoco sabemos, de haber recibido las ordenes de disparar, si lo hubiese hecho o enrumbado su Mig hacia la base de Boca Chica en Cayo Hueso, de donde se encontraba a unas 15 millas a aproximadamente.

Lo que sí sabemos es lo que aparece en el informe de la Organización de Aeronáutica Civil Internacional al secretario general de Naciones Unidas que destaca claramente que la misión fue abortada por Cuba debido a la proximidad a Estados Unidos.

Transcripción oficial:

Base: 3:51:38 Adelante,

3:51:39 ¿Ves la matrícula?

Pardo: 3:51:42 Denos indicaciones; no hemos podido llegarle todavía.

3:51:44 Correcto.

3:51:52 Denos indicaciones. Indicaciones.

Base: 3:51:58 Suspenda misión; vamos a regresar a casa.

Hasta el momento, el excoronel, asignado a perseguir la avioneta en que viajaban José Basulto, Arnaldo Iglesias, Silvia y Andrés Iriondo, no ha dado explicaciones, desconectó el teléfono y no se sabe su paradero. Los sobrevivientes de la macabra operación, han dirigido cartas al secretario de Estado, Anthony Blinken, y a Alejandro Mayorkas Director de Homeland Security de Estados Unidos, pidiendo una explicación de por qué se le otorgó visa desde el 2016 a un militar que participó en una operación que cobró la vida a ciudadanos americanos que específicamente pilotaba el avión que los persiguió a otros 4 hasta llegar a 15 millas de las costas de Estados Unidos cuando recibió la orden de abortar la misión.

Lo que sí es extremadamente lamentable es que no se tomen en cuenta a las víctimas ni se muestre respeto por sus familiares. El derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate fue un crimen monstruoso. No solo por el poderío de los Migs contra pequeñas e indefensas avionetas, pero por el júbilo, la euforia y la satisfacción que sintieron unos salvajes al lograr el objetivo final: pulverizar a un enemigo indefenso dedicado a rescatar balseros en alta mar, en espacio aéreo internacional. El exmayor Orestes Lorenzo dejó constancia en su escrito en Facebook que cuando conversaron en el 2017 y él le manifestó a Pardo que no descansaría hasta ver a los hermanos Pérez Pérez ante los tribunales por el derribo de las avionetas, “entonces Pardo me respondió que no estaba de acuerdo conmigo porque ellos habían cumplido órdenes”. Habría que recordarle al coronel Pardo que a los acusados en Núremberg no les fue muy bien con esa premisa. El IV principio del juicio dejó establecido que no es una excusa aceptable decir: Solo seguía las ordenes de mi superior.

Si ese es el nivel de honor que prevalece entre miembros de las Fuerzas Armadas Cubanas, entonces creo que la camaradería entre antiguos cadetes, no justifica las declaraciones del exmayor Orestes Lorenzo en Facebook aseverando que “si Pardo es inocente, utilizar un medio público para acusarlo de un crimen que no cometió es un acto de difamación que, de encontrar Pardo a un abogado dispuesto, podría tener un impacto financiero en los bolsillos de quienes producen este programa, proporcional al daño que valore la Corte causó este programa a su reputación y habilidad para encontrar empleo y vivir honradamente en este país.” ¿Honradamente? El honor, como decía: Calderón de la Barca; “es de un material tan frágil que con una sola acción se quiebra.” Tampoco es difamación decir que participó en la operación criminal; eso ante los tribunales es conspiración.

Me temo que los problemas de Pardo son un poco más complicados. Primero, si mintió en la documentación de obtención de visa, eso trae serias complicaciones como posible cárcel o deportación. Segundo, los crímenes de lesa humanidad no tienen fecha de vencimiento y él fue parte de una operación en la que asesinaron a ciudadanos estadounidenses en espacio aéreo internacional y por ende aplica el término de conspiración. Pero por último hay una corte moral que está por encima de todas las otras.

El acto fue indigno de un militar, sea quien sea. Hacer creer que gente así, porque vean lo bien que se vive en Estados Unidos, va a cambiar la mente de otros oficiales de la dictadura es pura ingenuidad, por no decir demagogia.

Cuando se borran las líneas entre el bien y el mal, pisamos arena movediza. De nuevo, el perdón es un hecho personal y al igual que nos puede librar de una carga emocional, pedirlo por otro también nos puede manchar. Si Pardo hubiese disparado o no está por ver. De que participó en una misión donde Migs de combate persiguieron y pulverizaron avionetas desarmadas es un hecho irrefutable. No hay justificación por hechos de cobardía y mucho menos llevados a cabo con la carga de odio de los que sí dispararon. Ahí están las infames grabaciones para la historia.

La tragedia de Cuba es mucho más que traer a un coronel a Disney para satisfacer su niño interno. Es una tragedia que no encontrará solución mientras no prevalezca la justicia.

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