Dos cosas para empezar estas líneas: Trump está haciendo y deshaciendo a un ritmo vertiginoso, con lo cual cumple sus promesas de campaña y sus anuncios durante la transición; y dos: ese ritmo acelerado se siente mucho más porque su antecesor tenía una manera reposada de ejercer el poder en un mundo plagado de conflictos...
Nada parece escapar a los ámbitos de las primeras órdenes ejecutivas de Trump: inmigración, medio ambiente, energía, narcotráfico, terrorismo, burocracia, ideología de género, política exterior, Medio Oriente, educación, subsidios federales, perdones presidenciales y pare usted de contar.
Ya muchas realidades estaban cambiando antes de la toma de posesión. Y ahora la marcha de los cambios será más acelerada. La dirección de los mismos es otro tema. El llamado wokismo está de retroceso, así como la actitud reactiva ante los problemas de cualquier índole.
A Trump se le teme en medio mundo, lo cual es un cambio de fondo en la percepción del poder de la Casa Blanca. El acuerdo parcial de liberación de rehenes israelíes por parte de Hamas, lo confirma, al igual que la disposición de Irán a negociar. La analogía con la inauguración de Reagan no es impropia.
Ucrania, Rusia, China, la cuestión de las tarifas, la modificación del status quo del tinglado de organismos internacionales, etcétera, ya serán abordados con el publicitado lema "paz con fortaleza". La salida de EEUU del Acuerdo Climático de París y de la controvertida OMS, indican que después de la retórica hay resolución.
En cuanto a América Latina, aparte de la tensión con México por la inmigración ilegal y el poderío de los carteles del narco-terrorismo, esperemos que Trump ayude a debilitar las tiranías y fortalecer el cambio democrático. Las amenazas sobre el Canal de Panamá ya dificultan las referidas aspiraciones. Sobre Venezuela, mi sufrido país, pronto dedicaré variadas consideraciones.
El huracán Trump no tiene el paisaje despejado. Al contrario. La resistencia a sus planes y ejecutorias será intensa. Si alguien lo sabe es él, por eso no quiere perder tiempo en aprovechar su fuerza.