miércoles 23  de  abril 2025
OPINIÓN

El alivio de no elegir: la IA protege del arrepentimiento

Un análisis preciso para contar las cosas como son

Por Mookie Tenembaum

En 2025, la inteligencia artificial (IA) generativa se ha vuelto una presencia cotidiana en la vida de millones. No como una herramienta de productividad, sino como una compañía mental. Un estudio reciente de Harvard Business Review mostró que cada vez más personas utilizan modelos como ChatGPT tanto para trabajar o escribir como para pensar, decidir, e incluso calmarse. Y si uno mira con atención, eso no habla de tecnología, sino de sufrimiento. La IA se usa para esquivar algo muy específico: el dolor que viene con decidir.

Decidir no es un acto neutro. Implica riesgo. Y ese riesgo tiene un precio emocional: equivocarse, arrepentirse, y sentir culpa. Esas son las tres caras del sufrimiento que las personas temen cada vez más. Porque tomar una decisión significa elegir entre caminos posibles sin saber con certeza cuál es el correcto. Y si el resultado es negativo, llega el castigo mental. El arrepentimiento duele porque es irreversible: “podría haber hecho otra cosa”. La culpa duele porque acusa: “fue mi responsabilidad”. Y si además alguien más sale perjudicado, se suma el juicio externo: “los demás lo saben, me señalan, no me perdonan”.

Frente a ese triángulo de sufrimiento, la IA ofrece una solución silenciosa. Consultarla permite compartir la carga de la elección. El usuario puede ensayar escenarios, probar ideas, recibir sugerencias. Pero sobre todo, puede tomar distancia. Si algo sale mal, siempre queda el margen para decir: “no fue solo mi decisión”, “la IA también lo recomendó”. Es un alivio emocional, no porque la IA tenga razón, sino porque actúa como escudo afectivo. Permite equivocarse sin sentirse culpable.

Esto explica por qué la gente que, en apariencia desea autonomía, en los hechos prefiere esquivarla. Ser empleado y no emprendedor. Ser ejecutor y no responsable. No porque falte deseo de libertad, sino porque el precio de decidir, cuando se paga con arrepentimiento o culpa, se vuelve insoportable. Por eso los psicólogos y los coaches pierden terreno: porque aunque ayudan, también exigen. Escuchar a un terapeuta o a un mentor obliga a mirar lo que uno siente, y eso a veces intensifica el malestar. La IA, en cambio, no confronta, no interroga, no recuerda. Se limita a acompañar. Y esa neutralidad, esa falta de memoria afectiva, se siente como protección.

Lo que triunfa, entonces, no es la IA en sí, sino su capacidad para absorber el miedo a decidir. No elimina el riesgo, pero lo hace más llevadero. Permite equivocarse sin tener que castigarse. Permite actuar sin cargar del todo con la culpa. Y sobre todo, permite simular una autonomía sin enfrentar del todo su precio. En esa alquimia está su poder: no en lo que sabe, sino en lo que ayuda a no sentir.

Las cosas como son

Mookie Tenembaum aborda temas de tecnología como este todas las semanas junto a Claudio Zuchovicki en su podcast La Inteligencia Artificial, Perspectivas Financieras, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar