Por: Pedro Mario Burelli- Llegamos al día de hoy, 9E, con un pueblo hastiado y un mundo democrático dispuesto a plantar cara a un tirano y a sus asquerosos, aterrados y alborotados tiranillos y tiranillas.
Es difícil predecir lo que ocurrirá hoy, pero muy fácil prever el mañana si un Maduro sin votos insiste en el sendero del terror. Reprimir no es gobernar, y aún un sistema construido en base a la intimidación y la represión, como lo fue el soviético, cayó porque el terror solo produce miseria. Si el poder se utiliza solo para preservarse, al final se pierde, porque el miedo que lo sostiene nunca es más fuerte que la voluntad de un pueblo decidido a recuperar su libertad.
Frente a la barbarie de una manada de narcos apuntalados por sus treinta o cuarenta generales capones, es más que admirable la tarea que el binomio María Corina Machado y Edmundo González Urrutia ha hecho para arrinconarlos.
Ahora se ve la utilidad de que Edmundo haya salido del secuestro al que están sometidos tantos en Venezuela. El “viejito” está desnudando, con disciplinada dignidad, a unos criminales que no dudan en secuestrar a quien sea para vender la falaz idea de que fusil y capucha matan votos y actas.
Por su parte, María Corina Machado, con un mandato irrefutable en mano, marca la pauta desde el exilio doméstico. Trabajando con más ahínco que nunca desde lugares que el régimen seguramente conoce, pero no osa allanar, ha logrado mantener viva la llama de la libertad frente a los apestosos vientos de una tiranía que agoniza.
Edmundo y María Corina han entendido el sentir del pueblo y no desmayan en hacer cumplir su voluntad. Los acompañan líderes conocidos y no tan renombrados que jamás se doblegaron, y también son héroes de esta epopeya.
Hoy es el día en que el pueblo debe poner el miedo a un lado para hacer valer su voto de manera firme y pacífica. El pueblo es el soberano, y eso debe verse y sentirse en las calles de Venezuela y del mundo.
