domingo 2  de  marzo 2025
AMÉRICA LATINA

Cubanos atrapados entre el colapso económico y un manicomio ideológico

La inoperancia de la dictadura por el bienestar de la población y el desbaratamiento sistemático de la sociedad conllevan a la destrucción total de la nación

Diario las Américas | IVÁN GARCÍA
Por IVÁN GARCÍA

ESPECIAL

LA HABANA.- Después de 22 horas sin electricidad, el director de una empresa estatal en la provincia Guantánamo, a 1.000 kilómetros al este de La Habana, citó a sus trabajadores acudir a “tribuna antiimperialista en protesta por las nuevas medidas de Trump, en apoyo a la revolución y al levantamiento del bloqueo económico”, leyó con premura el funcionario durante el matutino laboral.

Unos empleados se quejaron en voz alta. “Llevamos casi un año con apagones de 12 a 22 horas diarias, sin medicinas, sin transporte público y sin comida. Y ahora el gobierno nos pide que participemos en una marcha política cuando los dirigentes no dan la cara al pueblo y no buscan soluciones a la crisis”, comentó un trabajador.

Por efecto dominó, otros empleados se sumaron a las críticas por la pésima gestión del gobierno. “Los salarios no alcanzan”, “estamos pasando hambre”, “es una irresponsabilidad del gobierno convocar un acto político, con el gasto de recursos que eso conlleva en medio de una asfixiante crisis económica”, matizaron diversas voces.

El directivo de la empresa apagó el fuego con amenazas: “Compañeros, entiendo la situación, no soy ajeno a la realidad. Pero es lo que toca. Los que no participen se les descuenta el salario de la jornada”.

Y ese fue el punto final al debate.

Cuenta por WhatsApp una ingeniera de la empresa que, a pesar del descontento, a la “mañana siguiente el 70% de los trabajadores estarán en el acto político mientras Díaz-Canel y su pandilla, todos gordos a reventar, arengarán a la gente. La mayoría de los cubanos hemos perdido la dignidad. Cómo tú crees que después de 22 horas de apagón, de comer una caldosa (caldo) aguachenta que cociné con leña, de tener que hervir unos trapos viejos para usarlos como almohadilla sanitaria para la menstruación y no poder conseguirle los medicamentos a mi madre para la diabetes, voy a ir tan campante a una pachanga política para apoyar al gobierno. Si los cubanos no les importamos al gobierno, dame una razón, una sola, para que el pueblo tenga que apoyarlos”.

A 150 kilómetros de la ciudad de Guantánamo, en un villorrio de chozas de tablas y techos de yagua en las afueras de Baracoa, Carmelo, peón agrícola, hierve en una cazuela tiznada un racimo de fongos (plátanos burros): “Si consigo unas empellas de puerco el fufú quedará pa’chuparse los dedos. En la bodega no entra el arroz de la libreta desde diciembre. La libra de arroz ronda los 300 pesos en la calle. Vivimos como los animales. Se come lo que se puede. Hay familias que hierven plantas y se alimentan a base de cocimientos”, dice Carmelo.

Pobreza

Según estadísticas del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, más del 70% de la población hace una comida al día. Y el 89% de la población vive en la extrema pobreza. La alimentación es el principal problema que sufren los cubanos, pero no el único.

Yaritza, madre de tres hijos que vive en una zona montañosa de la provincia Santiago de Cuba, a 957 kilómetros al este de La Habana, señaló: “Desde hace dos o tres años las comunidades de la serranía están en un aislamiento total. Las guaguas (autobuses) se pasan semanas sin venir. Los consultorios médicos están cerrados por falta de personal. Sin embargo, el gobierno se jacta de exportar médicos a medio mundo”.

Y sigue relatando: “Estar dos horas con electricidad es un lujo. Nadie ve televisión por culpa de los apagones. Las noticias llegan con días de retraso. Por falta de corriente dejan de funcionar las antenas de cobertura de los celulares, por lo que también estamos la mayor parte del tiempo sin conexión a internet. Vivimos en el inframundo. Los hombres tomando alcohol y robando cosechas, vacas, chivos y caballos para alimentar a sus familias. Y las mujeres lavando en el río y cocinando con leña. Una campesina a los 30 años parece que tiene 60, pierden la dentadura y a cada rato reciben una golpiza de sus maridos”.

En esas comunidades de la Cuba profunda, el sueño de la mayoría es escapar a la ciudad más cercana.

“Es el primer paso. Luego ir pa’La Habana y si tienes un chance emigrar al extranjero. En estos pueblos se vive como en la etapa primitiva. Recolectando lo que haya. Un viaje a ciudad de Santiago de Cuba puede tomarte ocho o nueve horas. Demora más tiempo salir de este agujero que viajar a España”, confesó Yaritza.

Ana Berta, cartógrafa, residente en la ciudad de Matanzas, a poco más de 100 kilómetros de la capital, considera que “las durísimas condiciones de vida que sufrimos los cubanos por culpa del gobierno inciden en que la gente haya perdido hasta la sonrisa. Se pasa demasiado trabajo, incluso, aunque tu familia te mande dólares para comprar comida o una planta eléctrica para atenuar los apagones. Siento que estamos en una prisión”.

Adoctrinados desde niños y cercados por la escasez y la falta de futuro, la propaganda política da ganas de vomitar: “Un sector de la juventud, en privado, detesta a los próceres de la patria, debido al mal uso que hacen las autoridades de sus figuras y sus gestas. Tampoco soportan la música tradicional y las costumbres cubanas. Llegan a odiar a Cuba. Su meta es marcharse y nunca más regresar”.

Denis, residente en la barriada de Luyanó, al sur de La Habana, asevera que “la crisis económica y la inflación han transformado a muchos cubanos en zombis. Tú ves a gente hablando sola en la calle. Personas mal vestidas, con ropas empercudidas y falta de higiene personal. La mala alimentación se nota a la legua. Viejitos muy flacos que parecen salidos de un campo de concentración nazi, caminando con la vista baja y una jaba en la mano, buscando comida. Hay una tristeza en las miradas que asusta. El gobierno ha desnaturalizado al cubano. Nos han convertido en una manada de seres humanos insensibles y sin valores. Hace un par de días se ahogó un niño de 13 años en el barrio. Algunos estaban filmándolo con sus móviles en vez de ayudarle. La grosería está a flor de piel. Por donde quiera encuentras bullanguería y reguetón de reparto con sus letras soeces”.

Yanais, estudiante de filología, subrayó: “Ves mendigos registrando en la basura, niños descalzos pidiendo dinero en la calle y ancianos fajados a puñetazos en la cola del pan y piensas que no es realidad, que es una pesadilla. Ves tanta suciedad, edificios en peligro de derrumbe y servicios públicos que no funcionan que uno se pregunta si somos parte de un experimento del gobierno. Una vida durísima y en los medios estatales se refleja una realidad edulcorada que no existe. Como si viviéramos en Narnia”.

Gustavo, economista, opinó que “el país llegó a un punto de no retorno. El problema más grave no es la crisis económica, la inflación y el desabastecimiento general. Lo peor es la pérdida de valores y normalizar conductas como el robo, la prostitución, el alcohol y las drogas para escapar del hastío. La economía puede recuperarse en cinco o diez años con un gobierno democrático. Pero rescatar los valores demorará medio siglo”.

Porvenir

Los expertos suponen que la mala gestión del régimen, el discurso ideológico y el fracaso del modelo económico acabarán por sepultar al disparate fundado por Fidel Castro hace 66 años. Cuba es hoy una bomba demográfica que amenaza con hacer estallar en mil pedazos la Isla.

Un tercio de la población tiene más de 60 años. La tasa de suicidio ronda el 20%. En cinco años, la población ha caído un 18%. De 11 millones de habitantes, al cierre de 2024 la población era 9,748.532. Una buena pregunta es saber si alcanzará el tiempo antes que la dictadura arrase con el país.

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