“Comprométete con la noble lucha por los derechos humanos. Harás una mejor persona de ti mismo, una gran nación de tu país y un mejor mundo para vivir”
Cuando cada cubano rompa las cadenas de la indiferencia, la apatía política y la falta de voluntad política podremos construir un presente-futuro hermoso para nuestra Casa Cuba
“Comprométete con la noble lucha por los derechos humanos. Harás una mejor persona de ti mismo, una gran nación de tu país y un mejor mundo para vivir”
Martin Luther King
Hoy no es un secreto para nadie que el mundo avanza a pasos agigantados en lo referente al nivel cibernético y tecnológico, y que la inteligencia artificial (IA) redefine las dinámicas sociales, culturales y económicas en muchos países. En el caso específico de Cuba, esta última permanece atrapada en la edad de piedra.
La Isla cárcel ha permanecido por más de 66 años, recién cumplidos lamentablemente, estancada en un modelo político y económico que prioriza el control absoluto de todo y de todos sus ciudadanos. La tecnología en este contexto no se ve como un instrumento de desarrollo propiamente hablando, sino como un instrumento de vigilancia y represión. El régimen, en vez de solucionar con acciones concretas y sinceras, blinda todo desarrollo con censuras y decomisos de la brecha digital y tecnológica, de los sectores privados, claramente la poquita que existe.
Estas limitaciones impuestas y aprobadas por los tiranosaurios decisores del desgobierno coexisten también con la falta de internet y una educación que manipula, adoctrina y censura el libre pensamiento de sus ciudadanos. Temen grandemente a que las personas se empoderen y se conviertan en catalizadores de libertad y democracia.
La ausencia de libertad real en Cuba también tiene sus consecuencias a nivel personal, institucional, religioso, económico y social. Los malos decisores siguen expulsando al talento humano, los jóvenes. Estos que deberían ser la fuerza transformadora de la Patria, prefieren arriesgar sus vidas para escapar a cualquier nación donde sí es posible soñar con un futuro real y no basados en los cuentos de la buena pipa, interminablemente repetitivos y sin sentido de la realidad.
Si la situación actual de la Isla persiste, con dolor lo expreso, su presente, y no digamos el futuro, será más sombrío y fúnebre. Todo cubano consciente de su historia personal y social debe comprometerse con la justa causa de la libertad, la defensa de los derechos humanos y la defensa de la dignidad que ha sido secuestrada por más de seis largas décadas por el régimen.
La solución no llegará por medio de las máquinas, algoritmos o de una potencia extranjera. La garantía de la restauración de la democracia y de la libertad se fragua en el corazón de hombres y mujeres que están dispuestos profunda y conscientemente a luchar por la verdad, la justicia y el derecho a ser verdaderamente libres.
Solamente cuando cada cubano rompa las cadenas de la indiferencia, la apatía política y la falta de voluntad política podremos construir un presente-futuro hermoso para nuestra Casa Cuba. Sé y estoy consciente que el camino hacia esa libertad es difícil, yo he perdido a un gran amigo en esa lucha: Harold Cepero. Y también sé que muchos de los que leen este artículo han perdido muchas cosas y a veces la esperanza. Hoy les reitero que no es imposible alcanzar ese sueño de liberación nacional.
Nosotros hemos demostrado a lo largo de nuestra historia personal un poder de resiliencia profunda y un inquebrantable valor humano para alcanzar la liberación definitiva. Hagamos del sueño de la libertad como lo hacen las fuerzas entrañables de una madre aferrada a sus hijos en resistencia amorosa a su corazón y que esa resistencia se convierta en acción concreta de defender la dignidad y los derechos humanos pacíficamente. Cuba no aguanta más y nosotros sus hijos tampoco. Te queremos ver liberada hoy y siempre.