¿Alarma en el Pentágono?

Tal vez por eso, un reciente panel reunió a altos funcionarios de Defensa, para abordar el papel estratégico de la IA en la seguridad nacional, pues su uso es cada vez más importante contra el espionaje y las filtraciones de datos, a medida que se sofistican las amenazas internacionales.

Sin embargo, desde que el Senado confirmó a Pete Hegseth, como secretario de Defensa, la comunidad supo que habría inconvenientes internos.

Y es que, tanto Trump como Hegseth han expuesto públicamente como algunos funcionarios del Pentágono parecen oponerse a lo que consideran un nombramiento controversial y que ha derivado en filtraciones no autorizadas.

Para Hegseth, esta discriminación sistemática en su contra es la raíz de los desafíos que ha enfrentado desde que juró en el cargo el pasado 25 de enero.

Hegseth llegó para implementar la hoja de ruta de Trump: revolucionar el Pentágono deshaciéndose de funcionarios que no llenen las expectativas ni que demuestren lealtad con su nuevo comandante en jefe, además de erradicar toda "conciencia social” incluyendo prohibir a personas transgénero servir en las Fuerzas Armadas.

Aunque Hegseth llegó al cargo reiterando que su prioridad era garantizar la excelencia en el Ejército estadounidense para ser una fuerza capaz de ganar cualquier guerra, pronto se convirtió en el blanco de habladurías.

Se han reportado feroces luchas internas entre sus asesores más cercanos mientras la paranoia se apoderó de él cuando se produjeron filtraciones a la prensa, incluyendo unos planes de contingencia militar para asegurar el acceso al Canal de Panamá y una visita secreta de Elon Musk, al Pentágono.

Tres asesores principales, nombrados por Hegseth, fueron despedidos, presumiblemente por filtrar información. El portavoz principal de prensa, John Ullyot, ya había sido destituido al igual que Joe Kasper, jefe de Gabinete de Hegseth.

Cinco personas en una semana fueron separadas de sus cargos.

Mientras tanto, corrían versiones de que se buscaban a más sospechosos y que, como último recurso, los funcionarios podrían ser sometidos a un detector de mentiras.

El ambiente en el Pentágono se volvió tóxico a decir de muchos.

Adicionalmente, Hegseth fue responsable de una brecha en la seguridad.

Durante una sesión de mensajes de texto por Signal, entre Hegseth y miembros clave del equipo de Seguridad Nacional de Trump, compartió detalles sobre los inminentes ataques aéreos planeados contra los hutíes en Yemen, sin percatarse de que Jeffrey Goldberg, editor jefe de la revista The Atlantic, fue incluido por error.

Todo fue público, aunque no hasta después de las investigaciones que revelaron que, hubo un segundo grupo de Signal, con el que también se compartió información sobre el ataque aéreo y entre cuyos participantes se contaban la esposa de Hegseth, su hermano y su abogado personal.

Cuando el segundo chat de Signal, fue expuesto, a Hegseth le quedó claro que funcionarios de su entorno, lo estaban vigilando. En Fox News, prometió que los responsables podrían ser procesados.

Paralelamente, el titular de Defensa está siendo investigado por el Inspector General del Pentágono, por compartir información, a través de Signal en lugar del sistema encriptado de comunicaciones gubernamentales.

A pesar de las numerosas peticiones de dimisión, incluso por parte de algunos republicanos, Trump lo sigue apoyando, pero en Washington se preguntan ¿por cuánto tiempo?

Todo dependerá de si el asunto resulta en una pesada carga para La Casa Blanca.