La respuesta de Putin no se hizo esperar, al afirmar en televisión estatal rusa que están “listos” para negociar sobre los “asuntos ucranianos”, por lo que el Kremlin, según indicó el 27 de enero su portavoz, Dmitri Peskov, se encuentra a la espera de la “señal” de Washington para definir una fecha y mecanismo para este encuentro, en el que Ucrania insiste en participar.
Estas manifestaciones públicas de Moscú de alcanzar un acuerdo de paz con Ucrania pudieran ser un indicio del final de esta larga y sangrienta guerra, que ha cobrado la vida de 12,300 civiles, de acuerdo con la ONU. No obstante, Erich de la Fuente, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) y experto en gestión de crisis de asuntos globales, considera que se trata de una “narrativa” del Kremlin para ponerle “presión” a Ucrania, que se ha mostrado dispuesto a negociar, y “tantear” el terreno con la nueva administración de EEUU.
“Yo no creo que Putin esté interesado en la paz”, sostiene, en conversación con DIARIO LAS AMÉRICAS, el analista internacional, quien pudo constatar los incesantes bombardeos sobre el territorio ucraniano, en una visita que hizo recientemente a Ucrania.
A su juicio, Putin siempre ha querido sentarse “uno a uno” con Trump, “no con Europa, no con un grupo de la ONU o con Ucrania”. Esto, con la esperanza de tener una “mejor tajada” en una posible negociación, en donde se acepten todos sus términos. “Putin no ha cambiado de idea, Putin tenía claro que se quería sentar con Trump directamente, para ver hasta dónde está dispuesto a llegar”, indica.
Recalca que el Kremlin siempre se ha mostrado presto a negociar condiciones “no factibles”, como el desarme de Ucrania, la entrega de los territorios conquistados, que Kiev no ingrese a la OTAN y que Occidente no le brinde más ayuda.
“Él (Putin) no entró ahí (Ucrania) para tomar una pequeña parte del Donbass, o una parte de Zaporiyia (...) Ellos entraron para desmantelar el Gobierno de Ucrania”, señala el analista, al asegurar que para el mandatario ruso Ucrania no es un país, por lo que espera anexarlo a Rusia o, como mínimo, instalar un “Gobierno títere” para considerar que obtuvo una “victoria”.
Preludio de un acuerdo
En lo que va de año, se ha registrado un recrudecimiento en las operaciones militares de Ucrania y Rusia, con ataques ucranianos a instalaciones energéticas y militares de Moscú, bombardeos rusos sobre la capital de ucraniana y la captura por parte de soldados rusos de pequeños pueblos al este y noreste de Kiev, según el Kremlin.
Para De La Fuente, la incorporación al Ejército ruso de alrededor de 12,000 soldados de Corea del Norte, que según indicó Kiev este 29 de enero se retiraron de la línea del frente de la región rusa de Kursk, donde Ucrania controla aproximadamente 550 km² de territorio, no es una acción de un país que “está pensando en negociar la paz”.
Sin embargo, para el coronel retirado de la Fuerza Armada de EEUU y exoficial de Inteligencia, Octavio Pérez, el recrudecimiento de la guerra es lo habitual cuando se aproxima un acuerdo, porque las partes buscan “postrarse en la mejor posición”, desatando una “carnicería” para capturar el máximo terreno y negociar sobre eso. “Esa es la desgracia de los finales de los conflictos”, lamenta.
En su opinión, Rusia y Ucrania pueden llegar a una mesa de negociación a mediados de año, como estima el presidente estadounidense, para “parar el sangramiento” que hoy se vive en la zona. “Desgraciadamente, lo que vamos a ver de aquí a junio va a ser una carnicería para postrarse en la mejor posición (...) Esto ha ocurrido en varios lugares donde se peleaba la batalla hasta el último día (...) Son seis meses de espera, más o menos, para ver un acuerdo”, apunta.
Asegura que la llegada de Trump a la Casa Blanca, con una abrumadora victoria, fue el “agente catalítico” que impulsó las negociaciones entre el Hamás e Israel, la prórroga de las sanciones de la Unión Europea a Rusia, a la OTAN a evaluar un aumento en los gastos de defensa, a Zelenski a estar de acuerdo con conceder territorio a Rusia y, ahora, a Putin a mostrarse “dispuesto” y “ansioso” al día y lugar para resolver la guerra.
“Es la única forma de salir con un poco de dignidad, llegar a un acuerdo”, sostiene el coronel retirado, al asegurar que el mandatario ruso se ve obligado a sentarse en una cumbre con Trump, debido a la implosión que está sufriendo la economía rusa que ha llevado a Putin a obligar a los bancos a subsidiar la guerra y que afecta su producción de petróleo y las sanciones de EEUU, que llevaron a India, su principal consumidor, a disminuir la compra del suministro ruso. “La casa de naipes se le está cayendo a Putin encima”, apunta.
Una guerra de desgaste en Ucrania
El militar estadounidense destaca que Zelenski pudiera estar dispuesto a entregar las ciudades de Donetsk y Lugansk, en Donbass, pero a reclamar Zaporiyia y Jersón. En cuanto a Crimea, considera que ya no tiene “ninguna importancia geopolítica”, puesto que la base “ha sido anulada” tras los ataques ucranianos, que han derribado a la “gran flota de Mar Negro” y destruido los puertos.
“Lo único que tú tienes que hacer en Crimea es cortarle los canales de agua y queda la provincia árida (...) Si le tumban el puente, que no sé por qué no lo han tumbado, ya ahí no hay forma militar de apoyar a nadie de las divisiones que tienen. Sería vergonzoso encontrar 3,000-5,000 soldados rusos rindiéndose si le tumban el puente y no hay forma de reabastecerlo”, resalta.
Aunque considera que de manera lógica, Rusia no tendría capacidad para continuar con esta guerra de “desgaste” en la que ambos bandos han sido derrotados, De La Fuente afirma que para Putin la “lógica” es “mantenerse en el poder y continuar la guerra” si se siente en capacidad de hacerlo, más allá de las bajas que haya registrado, del rechazo popular o de la mala economía del país, que ha procurado que no se sienta en Moscú y San Petersburgo, donde se concentran las grandes “oligarquías” del servicio de inteligencia, del Ejército y aliados que proporcionan fuentes de ingresos.
“Él piensa que a largo plazo puede aguantar y el Occidente no (...) El cálculo del Kremlin es que la administración de Trump no va a estar ahí a largo plazo dando ayuda”, señala el analista.
Putin pudiera aceptar la solicitud de Ucrania de contar con tropas de paz europeas, que eviten que Moscú vuelva a atacar su territorio en pocos meses, si siente fisuras dentro de su Gobierno o siente internamente las presiones económicas que, hasta ahora, ha aguantado.
En este sentido, indica que un posible acuerdo dependerá de que las concesiones que esté dispuesta a hacer Ucrania, las medidas de presión que adopte el presidente Trump, que pudieran estar dirigidas a evitar que países compren petróleo o envíen tecnología, drones, armas o soldados a Rusia, y de la interpretación que el Kremlin les dé a esas acciones.
“Putin ve esto como algo histórico, es su prioridad número uno. Ucrania es la joya de la corona en su mente (...) Si Putin llega a un acuerdo en el que Ucrania tenga garantías de seguridad, que es lo mínimo que los ucranianos van a pelear, es porque siente algún tipo de presión, no porque cambió de idea de un día para otro”, subraya el analista.
De lo contrario, asistirá a la reunión para “tantear” el terreno, anunciar algún cese temprano al fuego o “algo ligero”, puesto que sería una “gran derrota” para Moscú que al final de la guerra tendría a la OTAN en Finlandia y Suecia y a tropas de paz en Ucrania, después de haber perdido a miles de hombres y terminar con la economía “destrozada”.
“Pero sin tropas europeas allí, los ucranianos nunca van a poder negociar, no importa lo que pase, porque Rusia invadiría en tres o seis meses”, enfatiza.
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