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La Rusia de Putin incorpora unidades de Corea del Norte para reforzar su ofensiva en territorio ucraniano; filas de Zelensky utilizan robots y drones autónomos
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WASHINGTON. Rusia importa tropas de Corea del Norte para compensar sus enormes bajas en la guerra con Ucrania, que ya ascienden a casi 700.000, mientras Ucrania recurre a robots para mitigar su creciente escasez de soldados, debido tanto al fuego enemigo como a deserciones masivas que alcanzan las 50.000 este año.
Aunque el desgaste en ambos bandos parece alcanzar niveles impensables, los combates siguen recrudeciéndose tanto en el oriente ucraniano del Donbás como en la región fronteriza rusa de Kursk, donde las fuerzas ucranianas luchan por mantener su perímetro frente a constantes ataques, a los que se están uniendo unidades norcoreanas.
El Pentágono ha confirmado durante los últimos días que miles de soldados enviados por Corea del Norte desembarcaron en el puerto de Vladivostok. Los refuerzos norcoreanos llegan en momentos críticos para Vladimir Putin, cuya ofensiva en el Donbás se acerca a sus objetivos primarios mientras cuatro brigadas mecanizadas ucranianas intentan desviar parte de las fuerzas rusas hacia Kursk.
La ayuda norcoreana obedece a acuerdos de asistencia militar mutua alcanzados entre Putin y el dictador dinástico de la República Democrática Popular de Corea (RDPC), Kim Jong Un, el pasado junio.
La RDPC ya ha suministrado unos 3 millones de proyectiles de artillería, permitiendo a Putin proseguir con su conquista del corazón industrial del este de Ucrania, a pesar del desgaste de su capacidad industrial, tanto por las sanciones económicas impuestas por Occidente como por los cada vez más precisos ataques con misiles suministrados por la OTAN y drones contra su infraestructura militar.
El despliegue de tropas norcoreanas supone una “escalada significativa” y una “peligrosa expansión del conflicto”, según el nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte, aunque ya se veía venir. El hermético régimen comunista y antiguo aliado de Rusia tiene soldados de sobra, con un ejército de más de 1.2 millones, que figura entre los más grandes del mundo. Han circulado informes durante varios meses de que unidades de ingenieros norcoreanos han estado operando con el ejército ruso.
Según informes de inteligencia, la RDPC ha enviado entre 10.000 y 12.000 hombres que han estado entrenándose y familiarizándose con equipos y sistemas rusos en tres bases de Siberia. Operan bajo el mando directo de unos 500 oficiales norcoreanos, pero con uniformes rusos y hasta con documentación rusa, según ciertas fuentes. Se mueven en secreto o como unidades rusas y se les apoda como “batallones K” en comunicaciones internas interceptadas por servicios de inteligencia ucranianos.
De acuerdo con la OTAN, unos 3.000 efectivos norcoreanos, con un importante componente de fuerzas especiales, se están desplazando a Kursk para entrar en acción con una brigada de infantería de marina rusa. Se anticipa que actuarían como punta de lanza en operaciones para desalojar a las atrincheradas fuerzas ucranianas, que incluyen unidades élite de marines y asalto aéreo.
La estrategia ucraniana en Kursk, concebida y ordenada personalmente por el presidente Volodymyr Zelensky, al parecer sin previa consulta con el Pentágono o la OTAN, tenía como objetivo forzar a Putin a desviar fuerzas del Donbás. La estrategia parece haber fracasado en ese aspecto, ya que el ejército ruso sigue concentrado en el Donbás, avanzando hacia objetivos clave en la zona industrial y minera de Donetsk.
La incursión ucraniana, que llegó a ocupar casi 2.000 kilómetros cuadrados, ha sido parcialmente frenada por unidades rusas compuestas de infantería ligera apoyadas por helicópteros de ataque K-52 y los temidos cazabombarderos Su-34, que lanzan bombas termobáricas en constantes ataques y han recuperado la mitad del territorio ocupado.
Sin embargo, fuerzas ucranianas siguen controlando aproximadamente 700 km² y lanzando violentos contraataques, causando serias pérdidas en las fuerzas rusas desplegadas en Kursk, compuestas en gran parte por reservistas hasta ahora.
Fuerzas especiales norcoreanas, cuyo brutal adiestramiento las condiciona para las luchas encarnizadas en Kursk, podrían ser cruciales. Están entrenadas en operaciones de infiltración profunda, que servirían para eliminar focos de resistencia, descomponer la retaguardia ucraniana y localizar y destruir puestos de control de drones que Ucrania utiliza como principal arma.
Según los últimos informes, grupos norcoreanos se están entrenando para operaciones nocturnas, acostumbrándose al uso de lentes de visión nocturna.
Con los norcoreanos encargándose de Kursk, Putin puede mantener el grueso de sus tropas de élite, artillería y unidades blindadas concentradas alrededor del valle del Donetsk, donde recientemente tomaron el baluarte fortificado de Toretsk, y se encuentran en las inmediaciones de Potrovsk, una ciudad de 60.000 habitantes con estratégicas minas de carbón y punto neurálgico del sistema logístico ucraniano.
Su caída forzaría a las flaqueantes filas ucranianas a replegarse más al oeste, abriéndole paso a Rusia para avanzar hacia el centro industrial de Kramatorsk desde el sur. Formaciones rusas también se aproximan al densamente poblado triángulo industrial del Donetsk desde el este. Están detenidas solo por fortificaciones ucranianas en la punta de la cresta de Chasiv Yar, al borde de caer.
El general retirado y exdirector de la CIA, David Petraeus, recién llegado de un viaje a Ucrania, ha comentado en una entrevista televisiva que los ucranianos están compensando su escasez de efectivos en el Donbás con el uso creativo de nuevos drones y armas robot que su creciente industria armamentística está produciendo en masa.
Han desarrollado avanzados drones programados con inteligencia artificial que operan sin control humano, permitiéndoles evadir interferencias electrónicas rusas, identificar y fijar objetivos de forma autónoma. También usan mini tanquetas robot para transportar provisiones y munición a puestos avanzados, ametralladoras operadas por robot y perros robot cargados de explosivos, capaces de destruir tanques y aniquilar pelotones enteros.
Las armas robóticas, producidas a creciente escala por Ucrania y valiéndose de su acceso a la más alta tecnología occidental mediante empresas mixtas con los mayores contratistas de defensa de EE.UU. y Europa, están causando serios estragos en las filas rusas. Las bajas rusas exceden los 1.500 soldados diarios, según los datos más actualizados, y la cantidad de tanques, carros blindados, piezas de artillería y otros instrumentos de combate destruidos alcanzan cifras exorbitantes de cinco dígitos.
Pero la conquista y ocupación de territorio requiere hombres, cuya escasez se está convirtiendo en el mayor problema del ejército ucraniano. Aunque sus bajas son considerablemente menores que las rusas por su postura puramente defensiva en el Donbás, problemas en el reclutamiento y retención de soldados crecen a niveles alarmantes. Los ucranianos parecen estar perdiendo entusiasmo para la lucha contra Rusia, ya que las perspectivas de una “victoria final” prometida por Zelensky se alejan.
Según la Oficina del Fiscal de Ucrania, hay 51.000 casos abiertos por deserción y abandono de unidad militar desde enero hasta septiembre de 2024, de los cuales 45.000 están en curso. Es más del doble de las deserciones reportadas el año anterior y, de seguir así, la situación podría resultar en el desmoronamiento de unidades en el frente.
Una ley de “movilización general” recién introducida por Zelensky, que disminuye la edad de reclutamiento forzoso a 25 años, ha sido mal recibida y débilmente acatada. El ejército está recurriendo al secuestro de jóvenes en bares y discotecas para llenar sus filas.
Mientras los rusos avanzan en el Donbás, las brigadas mejor adiestradas, equipadas y motivadas de Ucrania están ocupadas en Kursk. Si la apuesta de Zelensky era capturar territorio ruso como baza en eventuales negociaciones con Putin, el tiro bien podría salirle por la culata. Con la ayuda de tropas norcoreanas, Rusia podría terminar cercando la élite de su ejército mientras se come el oriente ucraniano pedazo a pedazo. Por avanzada que esté la tecnología militar de Ucrania, es dudoso que cambie el presente rumbo de la guerra.
"El frente está colapsando", según el general ucraniano Dmitry Marchenko, quien criticó la decisión de invadir Kursk. "La gente está muy cansada; simplemente se retiran de los frentes en los que están", dijo.