MIAMI.- Debilitado por una creciente pérdida de apoyo, tanto dentro de su partido como en el país, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, no tuvo otra opción que dejar el camino abierto para la selección de otro mandatario.
Empujado por una evidente pérdida de popularidad, el primer ministro de Canadá y prominente figura internacional deja un escenario lleno de incógnitas para una de las economías más grandes
MIAMI.- Debilitado por una creciente pérdida de apoyo, tanto dentro de su partido como en el país, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, no tuvo otra opción que dejar el camino abierto para la selección de otro mandatario.
Con 11 años al frente del Partido Liberal y nueve como primer ministro, hay quien ve la dimisión de Trudeau como una jugada maestra para salvar a su partido del deceso político.
También hay quien remarca que ha sido su propio partido el que, empujado por una evidente pérdida de popularidad, abre la puerta de salida al líder canadiense.
La noticia, aunque prevista, sorprendió a medio mundo: Trudeau, el hombre fuerte de una de las naciones democráticas más poderosas y vecino aliado probado de Estados Unidos, llevaba la carga del creciente costo de los alimentos y la vivienda, así como el aumento de la inmigración.
La prensa en Canadá afirma que Trudeau, de 53 años, descendiente de Pierre Trudeau, uno de los mandatarios canadienses más venerados, tuvo por clavo final la renuncia de la ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, quien lo criticó públicamente por una supuesta “débil” respuesta a las amenazas del presidente electo de EEUU, Donald Trump, de imponer tarifas del 25% a las importaciones canadienses.
Mientras tanto, Trudeau se mantendrá en el poder hasta que su partido le encuentre un sucesor, algo que podría ocurrir en los próximas semanas o meses.
“Tengo la intención de dimitir como primer ministro después de que el partido elija a un nuevo líder”, aseguró a la prensa canadiense.
Para facilitar el relevo, Trudeau explicó que pidió una pausa en el Congreso y que estará cerrado en periodo de vacaciones hasta el 24 de marzo, lo que luego servirá para elegir a su sucesor en un proceso nacional, mientras el gobierno continúa operativo.
Una vez que el Congreso vuelva al trabajo, ya con un nuevo líder liberal, los conservadores pudieran presentar la anunciada moción de censura, o juicio político al estilo del impeachment de EEUU, para cesar a Trudeau antes de las elecciones generales en octubre.
Encuestas recientes sugieren que las posibilidades del Partido Liberal de Trudeau de ganar las próximas elecciones en Canadá son escasas. En la última encuesta de Nanos, los liberales están por detrás de los conservadores de la oposición entre un 45% y un 23%.
No obstante, hay quien cree que el anuncio de Trudeau podría ayudar a los liberales en las encuestas.
“Una vez que se elija un nuevo líder, las cosas podrían mejorar al menos por un tiempo”, declaró al periódico canadiense The Globe and Mail Daniel Béland, profesor de ciencias políticas en la Universidad McGill de Montreal.
Entretanto, el Partido Liberal, la agrupación política que llevó a Trudeau al poder, necesita elegir un nuevo líder antes de que el Parlamento se reanude y se presente la moción de censura.
Entre las figuras que la prensa canadiense tiene en cuenta resalta precisamente la exministra de Finanzas, Chrystia Freeland, la primera mujer en ocupar el alto puesto de una de las economías más grandes del mundo.
Después de ser una de las funcionarias más leales a Trudeau, rompió con el aún primer ministro.
Nacida de madre ucraniana, la experiodista y ensayista en economía y otros asuntos, de 56 años, fue ministra de Asuntos Exteriores y estuvo al frente de la comitiva que renegoció acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y México en el 2018.
También figura en la lista de posible líder de los liberales y primer ministro Mark Carney, exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, quien dijo que está "considerando" apostar por el alto puesto.
El propio Trudeau, durante una conferencia de prensa en julio, admitió que llevaba mucho tiempo intentando reclutar a Carney para su equipo, más recientemente como ministro de Finanzas.
"Sería una incorporación destacada en un momento en el que los canadienses necesitan gente buena para dar un paso adelante en la política", señaló.
Carney es un defensor de algunas políticas liberales que han sido impopulares dentro de los círculos conservadores del país, como la política federal de impuestos al carbono, la política climática característica del Partido Liberal, que, según los críticos, es una carga financiera para los canadienses.
Por el lado del Partido Conservador, está el líder de la actual oposición a los liberales, Pierre Poilievre, 45 años, que propone un “gobierno pequeño y con impuestos bajos para el país”.
"Un dólar dejado en manos de consumidores e inversores es más productivo que un dólar gastado por un político", afirmó.
Hoy, Poilievre, calificado de populista, que culpa a Trudeau de la inflación y no a la pandemia de coronavirus, está más cerca que nunca de ser primer ministro.
Para Fernando H. Valls, comentarista del periódico español La Vanguardia, “el mundo está cambiando, y los líderes socialdemócratas y liberales van cayendo uno tras otro, por diferentes motivos. Joe Biden, António Costa (hoy al frente del Consejo Europeo), la neozelandesa Jacinta Ardern o la finlandesa Sanna Marin han sido, antes que Trudeau, víctimas de la catarsis política y sociológica que están atravesando la mayoría de los países democráticos. Hay quien lo llama ‘avance ultraderechista’. En unas semanas se verá si el alemán Scholz se suma a esta lista”.
Hijo de Pierre Elliot Trudeau, que hace 40 años dimitió como primer ministro, Justin entró en escena en el 2008 cuando fue elegido parlamentario.
Después ganó tres elecciones como primer ministro, la última en el 2021, cuando siguió como jefe del Gobierno si bien perdió la mayoría en el Congreso.
La agenda política de Trudeau ha estado en sintonía con las tendencias progresistas, no precisamente izquierdistas, de la época.
Autodeclarado feminista, con un gabinete en equilibrio de género, defensor del medio ambiente que promete resoluciones ambientales e internacionalista que facilita la entrada de inmigrantes necesitados.
Dentro de estos cánones, miembro activo de la OTAN y del selecto grupo de economías G7, Trudeau rápidamente alcanzó prominencia mundial como un ícono progresista.
Amistad declarada con gobernantes democráticos de centroizquierda, como Pedro Sánchez en España, y críticos de gobernantes autoritarios, como Nicolás Maduro en Venezuela. Sin embargo, no mantuvo una postura clara con la dictadura de los Castro en Cuba.
Su padre, entonces primer ministro canadiense, fue el primer mandatario del mundo libre occidental en visitar Cuba desde 1959.
En 1976, Trudeau padre visitó la isla y reafirmó la relación comercial de Canadá con Cuba, al margen de la ruptura de relaciones comerciales de la inmensa mayoría de los países del hemisferio occidental.
Años después, saltó en la palestra la teoría de similitudes en la apariencia física entre Justin Trudeau y Fidel Castro, así como afirmaciones sobre la interacción de la madre de Justin, Margaret, con Fidel Castro, a raíz de la visita oficial del matrimonio Trudeau a Cuba.
Sin embargo, estos argumentos se desmoronaron cuando se analizó que Justin nació el 25 de diciembre de 1971, cinco años antes de que sus padres visitaran Cuba, donde conocieron a Castro por primera vez.