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El escritor y periodista cubano Armando de Armas está convencido de que la estrategia de los comunistas para alcanzar el poder por la vía no armada, es un peligro solapado y subestimado en Occidente.
Según de Armas, se trata de una superación del método marxista original, que apela a la vía violenta e instiga a la clase obrera a sublevarse contra la burguesía. El escritor advierte que ese dilema sigue en pie, pero ahora utiliza un disfraz más humano y democrático e incluso académico.
“Este método fue ideado en China por Mao Tse Tung y se le llamó El camino de Yenán. En 1951, el escritor peruano Eudocio Ravines publicó un libro homónimo, traducido al castellano como La gran Estafa. “Un tema del que a pesar de su importancia, se habla muy poco”, sentenció de Armas en entrevista con DIARIO LAS AMÉRICAS.
¿Por qué El camino de Yenán sigue siendo uno de sus libros de cabecera?
La realidad lo ha impuesto. El camino de Yenán está más presente que nunca, aunque la mayoría no se de cuenta y cada vez se hace más peligroso para las sociedades democráticas. Como sabes su estrategia consiste en una ampliación del espectro social utilizable, más allá de los obreros, hacia todos los sectores lo suficientemente desinformados como para dejarse embaucar por líderes o proyectos esencialmente comunistas, aunque se nombren de otro modo. El objetivo es ser bien recibidos al inicio del proceso por la pequeña burguesía urbana y los pequeños agricultores, bajo la mentira de negar su esencia y objetivos. ¿No pasa eso en la actualidad?
Hay ejemplos actuales países como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua. En Cuba Fidel Castro negó al principio ser comunista para conseguir apoyo.
Esa es la forma en que siguen operando. Juran y perjuran que no se trata de comunismo, y lo hacen por todos los medios, y son muchos los medios. No podemos olvidar que este método armoniza con las ideas del filósofo italiano del siglo XIX Antonio Gramsci, perfeccionadas en el XX con la tristemente célebre Escuela de Frankfurt, que proclaman tomar el control de los medios de prensa, académicos y culturales con vista a socializar a las personas, adoctrinarlas de manera que el poder político venga por su propio peso. Cosa que vemos avanzar claramente hoy en Europa y EEUU.
En El camino de Yenán, Ravines deja al descubierto el verdadero interés de quienes se esfuerzan por conquistar y mantener el poder en las sociedades socialistas: el dinero.
Por supuesto. Como puede verse, acá el dinero es más importante o tanto como las armas. Observemos si no a los millonarios del chavismo y el madurismo en Venezuela. Aclaremos que una vez tomado el poder, todos esos aliados circunstanciales pueden ser eliminados, si llega el caso, y que la toma del poder por la vía pacífica no excluye el uso de la violencia más despiadada. La historia es larga y terrible en ese sentido. Mira al mismo Mao, ese buen camarada, con 70 millones de muertos a su cargo. Y claro que han ido perfeccionando poco a poco el camino.
¿Cuánto se ha perfeccionado El camino de Yenán?
Mucho y por eso hoy es más peligroso. A los sectores sociales antes citados, se agregan ahora otros que concurren mediante la inmigración ilegal para cambiar la cultura de los países occidentales. A eso hay que sumar la legalización de la droga, las ideologías de género, entre otros detalles, como la alianza con el islamismo [extremista] militante. Ese es el Camino de Yenán.
¿Cuál es la característica más fuerte y peligrosa de los comunistas?
Sin duda alguna su capacidad de mutar, mentir, adoctrinar y crear una realidad virtual a su medida mediante los mecanismos que ya he señalado. Su capacidad de vender muy bien la mercancía más mala del mundo. Algo denigrante para vendedores y compradores.
¿Y la más endeble?
Su mayor debilidad es la realidad misma, monda y lironda, que por suerte siempre es contrarrevolucionaria.
¿Qué se puede hacer para combatir eficazmente el comunismo, incluyendo a las dictaduras del socialismo del siglo XXI en América Latina?
Tenemos que hacernos fuertes donde ellos también lo son. Desplazarlos, desalojarlos de ese espacio conquistado con melosas políticas culturales. La derecha, si es que aún hay derecha, debería de entender que esto es, más que nada, una guerra cultural. Tienen que darse cuenta de que puedes tener todo el dinero del mundo, que puedes arribar al más alto poder político, que puedes hacerlo inclusive dictatorial, pero que si no ganas en la cultura, estás condenado a perder a la corta o a la larga. ¿Por qué a la larga tanto Franco como Pinochet perdieron? Perdieron la guerra cultural tras haber sido victoriosos con las armas. Hace tiempo se sabe que sin ambas cosas es casi imposible triunfar.
¿En qué consiste el proyecto Arca que fundaste junto al escritor cubano exiliado en Italia Carlos Carralero?
Hemos nucleado a un grupo de escritores e intelectuales de Europa, EEUU y el Oriente Medio, entre ellos el ruso Vladimir Bukovski y el italiano Domenico Vecchioni. Nuestro objetivo último es revertir el predominio cultural de la izquierda. Estimo que ganar la guerra cultural evita el tener que echar la guerra tal cual. Evitaría obviamente reacciones desmedidas que lleven a dictaduras como las mencionadas de España y Chile. Digamos que habló de curarnos en salud.
¿Cuán lejos pueden llegar en este objetivo?
Eso depende de que la clase política y la clase empresarial entiendan que la libertad y el poder tienen un precio, y que no es posible permanecer en libertad y en el poder si no pagas el precio de defender las ideas. El precio monetario que no paguen ahora por la promoción de esas ideas lo pagarán después en especie, pérdida no sólo de la libertad y el poder sino de la riqueza y de la sangre, la sangre de ellos y la de muchos. Así de sencillo, aunque, claro, como todo lo sencillo es extremadamente complejo. Estamos abocados a un cambio inevitable. Sólo resta conducirlo a nuestro favor.
¿Cuánto determina la cultura en la política?
Las personas desinformadas o menos despiertas, como parte del gran rebaño al que ni siquiera saben que pertenecen, repiten que la cultura no tiene nada que ver con la política. Y están equivocados. La cultura no sólo tiene mucho que ver con la política sino que la determina. Siempre ha sido así. Un régimen político dado es siempre consecuencia de una cultura dada. Pero a su vez, el espíritu es quien determina la cultura, o se manifiesta mediante la cultura. Lo que está dentro crea lo que está afuera, a toda acción antecede un pensamiento. Y el pensamiento no mora en el cerebro como pedestremente nos dice el materialismo. El pensamiento es captado por el cerebro, mero mecanismo, sofisticado pero mecanismo al fin. Lo alto manda sobre lo bajo. Nada inferior produce algo superior. Esta es la esencia de lo que el mundo ha vivido hasta ahora, de cómo se manifiesta la historia a consecuencia de la metahistoria.
¿Qué tipo de análisis merece este fenómeno?
Una mirada trascendente nos vendría bien para enfrentar la crisis actual, que es la crisis de la modernidad. Las crisis son cíclicas. Todo es cíclico en el universo. El ciclo de la modernidad iniciado en 1789 por la Revolución francesa, que no es más que una degradación de la Revolución americana de 1776, pero antecedido ya por el Renacimiento y la Reforma protestante, toca a su fin. El espíritu de una nueva época toca a la puerta.
De eso hablas en el ensayo Los naipes en el espejo.
Precisamente. Un cambio de paradigma sin parangón en los últimos tres siglos. En el libro digo que habrá un retroceso, una interiorización, revalorización de lo religioso, una vuelta a los valores tradicionales. Las señales están por todos lados, es difícil darse cuenta, pues estamos justo en el ojo del maremágnum de los cambios que se manifestarán en unos años. Y cuentan que en el ojo del huracán, no ves el huracán.
Armando de Armas es autor de varios títulos de ficción y ensayos traducidos a varios idiomas como Mala jugada, Carga de la caballería, La tabla, Mitos del antiexilio y Los naipes en el espejo, su libro más reciente. Es periodista de Martí Noticias.