Para Joseph Hage, analista político en temas de Medio Oriente y antiterrorismo, esta tregua, que incluye en su primera fase la liberación de 33 rehenes israelíes, es un “nuevo paso” para la administración de Donal Trump, que mandó el 11 de enero a su enviado especial para Medio Oriente, Steve Witkoff, a Israel para acelerar las conversaciones.
“Aunque la administración Biden había trabajado sobre esto por tantos meses, los observadores vimos la diferencia cuando Trump amenazó con usar la fuerza si no se logra un acuerdo para liberar a los rehenes”, señala Hage en conversación con DIARIO LAS AMÉRICAS.
Considera que la asunción del republicano fue el estímulo para que ambos bandos avanzaran en el acuerdo. “La llegada de Trump fue la clave (...) Es obvio que Witkoff anunció el acuerdo en Qatar con el primer ministro qatarí y no Blinken o cualquier otra persona de la administración Biden”, apunta.
El acuerdo
El acuerdo, que fue celebrado por gazatíes, israelíes, EEUU, varios países del mundo y organismos internacionales, prevé un alto al fuego “completo y total” de seis semanas, a partir del domingo 19 de enero.
Sería el primer cese al fuego desde noviembre de 2023, tras más de 15 meses de una feroz guerra que estalló el 7 de octubre de 2023 tras la masacre del Hamás en Israel, que dejó más 1,200 muertos, en su mayoría civiles, y 251 rehenes en manos del grupo islamista, varios de ellos muertos en cautiverio.
El ejército israelí estima que aún quedan 94 personas retenidas por Hamás, aunque 34 de ellas sin vida. En la primera fase del acuerdo, esperan la liberación de 33 rehenes, incluidos tres estadounidenses, mujeres soldados y civiles, menores de 19 años y hombres mayores de 50 años.
Por su parte, Israel liberará a 30 prisioneros palestinos por cada rehén civil y 50 por cada mujer soldado israelí, según trascendió en el borrador, que fue ratificado por el presidente saliente de EEUU, Joe Biden.
“Israel no arresta a gente inocente y cuando comprueba que es inocente, lo suelta de inmediato. Los presos que tiene Israel en sus cárceles no son galanes de cine, son combatientes de Hamás y de otras organizaciones que operan en la Franja de Gaza”, precisa el analista, que destaca lo “importante que es la vida de los israelíes” secuestrados que el Estado hebreo está dispuesto a “liberar a 1,000 de ellos a cambio de recuperar a 33”, así represente un “arma de doble filo”.
Mantener el control
La mañana del jueves, Israel acusó al Hamás de vulnerar algunos puntos frágiles del acuerdo, en busca de “concesiones de último minuto”, por lo que efectuó nuevos bombardeos sobre Gaza y retraso la aprobación final del pacto para el viernes o hasta que el grupo islamista haya aceptado “todos los elementos”.
De acuerdo con la Oficina del primer ministro Benjamín Netanyahu, el Hamás querría dictar la identidad de los terroristas que serían liberados en el canje, vulnerando una “cláusula explícita” que otorga a Israel el derecho a vetar la liberación de “asesinos en masa que son símbolos de terrorismo”. Sin embargo, Hamás aseguró que estas acusaciones no tenían “ningún fundamento” y advirtió que la “agresión” israelí pone en peligro a los rehenes.
Lucas Lior Roni, sargento mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel y experto en seguridad, indica que en la sociedad y política israelí “no hay un consenso” respecto a las negociaciones si estas suponen el costo perder el “control estratégico” que mantiene el Estado hebreo sobre Gaza.
“Si Israel en las negociaciones pierde un control estratégico, no creo que el Gabinete de Seguridad (hebreo) vote a favor de esto”, expresa en conversación con DIARIO LAS AMÉRICAS, al recalcar que para Israel lo importante es llegar a un “punto medio” en el que pueda liberar a la mayor cantidad de rehenes, pero sin perder las posiciones estratégicas que “evitan que Hamas se rearme y recupere la maniobrabilidad de sus tropas”.
La “etapa más importante”
Hage considera que esta primera etapa es la “más importante”, porque demostraría la disposición de ambas partes de cumplir con las condiciones, especialmente, si el Hamás libera a los rehenes y deja de atacar o realizar “hostilidades” contra el Ejército Israelí.
Superada la primera fase, se entraría a una segunda, aún en negociaciones, que contempla la liberación del resto de los rehenes y la retirada de las tropas israelíes, para avanzar a la tercera y última fase, que estaría centrada en la devolución de los cadáveres de los rehenes muertos en cautiverio y la reconstrucción de Gaza, supervisada por EEUU, Qatar, Egipto y la ONU.
No obstante, el especialista en Medio Oriente ve difícil que se concrete un “acuerdo completo” que acabe con el conflicto y suspenda todas las hostilidades entre ambas partes, puesto que aún quedan “muchos puntos pendientes”.
Entre ellos, la representación del Hamás en la administración de la Franja de Gaza, con la cual Israel no estaría de acuerdo; y la posición de los líderes militares del grupo islamista, cuya expulsión de la franja han pedido los israelíes.
“Hay que tener en cuenta que la meta de Hamas es pacificar la situación para ver otra oportunidad de levantamiento o insurrección, y la meta de Israel es no tener a líderes conectados con Hamás en la Franja de Gaza para que no haya otra insurrección o otro ataque” en contra del Estado hebreo, resalta Hage.
Agrega, además, que el Hamás busca formar parte de la administración de la franja con la Autoridad Palestina de Cisjordania porque el grupo islamista depende de la distribución de la ayuda humanitaria para “amarrar a los ciudadanos siempre a su disposición”.
El sargento mayor israelí, por su parte, señala que hasta el momento lo que circula en la prensa sobre una segunda y tercera fase son “especulaciones” y que el único “punto clave” es la voluntad de Israel de “desmantelar” al Hamás como gobierno y ejército para que no represente una amenaza.
“Ninguna de las negociaciones van a quedar con que Hamás pueda volver a tomar el poder (...) En toda negociación final, para acabar el conflicto, va a tener que ser uno de los puntos claves (el desmantelamiento del Hamás), por lo cual es muy difícil que se llegue a más negociaciones de este ámbito”, sostiene.
En este sentido, agrega que no debe considerarse una “negociación final”, sino como un “alto al fuego específico” en el cual Israel intenta recuperar la mayor cantidad de rehenes, mientras que el Hamás lo pretende aprovechar para “reincorporar fuerzas y continuar el combate".
“Lo más optimista es que pasen los 42 días del cese al fuego sin problemas”, apunta.
¿Expansión de los Acuerdos de Abraham?
El reinicio de las hostilidades está latente si Hamás no cumple con las condiciones, señala el observador, al recalcar que el Estado judío “no va a permitir que haya una amenaza dentro de un territorio cercano al israelí”.
“Si no fuera por la presión ahora de Estados Unidos (con Trump) y la presión de los padres y parientes de los rehenes, Israel hubiera seguido con mano dura con estas hostilidades, pero está dando oportunidad para pacificar el asunto”, indica.
Estima que la segunda etapa dependerá de “qué tan honestos” sea el Hamás y de la cooperación de Israel, “sino lo podría suspender o cancelar, sino es iniciar hostilidades de nuevo, empezarían otra vez con una ola de asesinatos de los líderes de Hamas”.
En este punto, afirma, que el papel de EEUU es fundamental, especialmente, luego de que el presidente Trump hablara por primera vez de ampliar los Acuerdos de Abraham, promovidos por su administración en 2020 con el objetivo de normalizar las relaciones diplomáticas entre Israel y varias naciones árabes, entre ellas, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Bahréin.
“Trump quiere que todos los países en el Medio Oriente firmen la paz con el Estado de Israel para pacificar la región para siempre. Esto sería un logro histórico para el Medio Oriente (...) Si logra Trump que los Acuerdos de Abraham cubra a todos o a la mayoría de los países de la región, sería mi candidato para el premio Nobel de Paz”, apunta.
Este es un escenario que vislumbra, aunque el Hamás y lo que queda del Estado Islámico no acepten una conciliación, en vista de que no es solo Egipto, sino Arabia Saudita, EAU, Bahrein y Kuwait los países que que quieren la paz.
“Si todos estos países se juntan, va a haber una ola de cambio de opinión que minimizara el efecto de la hermandad musulmana, de ISIS y todos los radicales en la región, porque no van a tener simpatizantes ni dinero para promover sus agendas, ni van a tener territorio para poder lanzar ataques”, subraya.
Iría acompañado, además, de un plan que estaría circulando en los países árabes de eliminar la ideología radical sembrada por más de cinco décadas en Medio Oriente, al que se sumaria los ejemplos de progresos y desarrollo que han obtenido en los últimos años Dubai y Abu Dhabi, capital de EAU, en otrora “enclaves” de radicales islamistas, que ha ido sumando a otras naciones que buscan alcanzar el mismo “éxito”.
“Esta manera de crear empleo, mejor educación, abrirse al desarrollo tecnológico y del siglo XXI, ha cambiado la mentalidad de la gente y abandonó estas ideas huecas del pasado, de la venganza del islamismo, porque están viviendo un desarrollo que les gusta”, subraya.
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