Desde Miami, dos voces prominentes ofrecen comentarios que, aunque parten del reconocimiento de su impacto, dibujan retratos contrastantes del legado del primer papa latinoamericano, aficionado al fútbol y acérrimo defensor de los desvalidos.
Mientras el arzobispo de Miami, monseñor Thomas Wenski, elogió una herencia innovadora y centrada en la misericordia pastoral, el teólogo Daniel Álvarez, profesor de la Universidad Internacional de la Florida, subrayó la profunda división interna que deja tras de sí el pontífice argentino.
Pastor de 'primicias'
En primera instancia, Wenski valoró el pontificado de Jorge Bergoglio, nombre de nacimiento del papa fallecido, y destacó su carácter transformador de la Iglesia.
Monseñor enfatizó que el legado del pontífice quedará definido por una serie de hitos sin precedentes que señalaron una apertura y renovación significativas.
“Francisco fue el primer papa jesuita, el primero procedente del continente americano, el primero en dirigirse al Congreso de los Estados Unidos en sesión conjunta y el primero en otorgar cargos de alto rango en la Curia Romana a mujeres”, expresó.
Más allá de estos logros históricos, el arzobispo de Miami puso de relieve que la esencia del papado residió en su forma de actuar, al describirlo “como un 'pastor con olor a oveja', dispuesto a llevar la Iglesia a las periferias físicas y existenciales".
Asimismo, recordó la exhortación apostólica ‘La alegría del Evangelio’, en la que Francisco manifestó su preferencia por una Iglesia “herida, sucia y golpeada por salir a las calles”, en lugar de una “enferma por encierro y comodidad”.
Wenski también resaltó la visión de Francisco de la Iglesia como un “hospital de campaña”, llamado a ofrecer la “medicina de misericordia” a todos los necesitados.
“La Iglesia, insistió el papa Francisco, no es solo enseñar, sino actuar, abrazar a los que están en la periferia”, rememoró el arzobispo.
Su compromiso con los más vulnerables, en particular los migrantes, fue otro punto clave del líder católico, simbolizado por su primera visita fuera de Roma a Lampedusa.
“Nunca se cansó de defender al migrante desplazado ni de abrazar a los marginados o excluidos”, afirmó monseñor, quien también destacó el rechazo del papa a los símbolos tradicionales de poder y su estilo personal sencillo.
Citó al pontífice al señalar que vivimos “no en una era de cambio, sino en el cambio de una época”, un enfoque que, según Wenski, “desafió las 'normas' institucionales” e inspiró a muchos, aunque “tal vez era más apreciado por los que estaban fuera de la Iglesia que por muchos dentro”.
Era de transformación
Sin embargo, una perspectiva diferente ofreció el profesor Daniel Álvarez, experto en teología de la Universidad Internacional de la Florida.
Aunque reconoció la tristeza que implica la muerte de un papa que “llegó al corazón de muchos”, el docente abordó rápidamente las complejidades y controversias de su papado.
“Fue un papa controvertido”, afirmó, y comparó su línea de apertura con la ejercida por Juan XXIII.
“Los comparo en términos de la forma en que querían abrir la Iglesia, apertura al mundo, y apertura también a lo que se llama la teología de la inclusión”, dijo.
Álvarez explicó que esta teología, impulsada por Francisco, buscó activamente acoger a grupos históricamente marginados por una “teología de la exclusión”, como “homosexuales, divorciados, aquellas que han tenido abortos, inmigrantes”.
Calificó a Francisco de “papa revolucionario” por este esfuerzo. No obstante, este enfoque, según el teólogo, generó una oposición significativa y profunda.
“Indiscutiblemente, este papa se hizo muchos enemigos”, sostuvo Álvarez, “dentro de la Iglesia y también en el ámbito político”.
Mencionó la resistencia de líderes conservadores y fuerzas políticas que veían a Francisco como “peligroso”, especialmente por sus posturas sobre la inmigración.
El profesor destacó la profunda brecha que el papado de Francisco expuso dentro de la institución. “Para muchos, alineados con esa línea que llamamos progresista, esta es una pérdida enorme porque ahora no se sabe hacia dónde irá la Iglesia”, indicó.
Por el contrario, describió cómo muchos críticos conservadores “estaban anhelando el día en que este papa partiera porque lo consideraban un hereje, una persona que había llevado [a la Iglesia] a desviaciones morales”.
Álvarez se refirió específicamente al cardenal estadounidense Leo Burke como un crítico prominente de esta línea expuesta por Francisco.
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El Papa Francisco durante la proclamación de nuevos santos de la Iglesia Católica en la Jornada Mundial de las Misiones 2024, en el Vaticano, a 20 de octubre de 2024, en Ciudad del Vaticano. Los beatos Manuel Ruiz López y siete miembros de la Orden de los Frailes Menores, suben a los altares junto a los tres laicos maronitas Francisco, Mooti y Raphael Massabki, que fueron asesinados por odio a la fe en Damasco (Siria) entre el 9 y el 10 de julio de 1860.
Stefano Spaziani / Europa Press/ARCHIVO
Caminos distintos
Mirando hacia el futuro, Álvarez describió una Iglesia católica que ahora debe lidiar con su identidad y definir su camino tras la era de Francisco.
El experto observa varios escenarios posibles para el próximo cónclave y papado. Una posibilidad es una restauración conservadora, impulsada por figuras que vieron el pontificado de Francisco como un “experimento fallido” que “abrió demasiado la Iglesia” y comprometió el dogma, por lo que se requeriría un “retroceso”.
Cardenales como el propio Burke o Péter Erd de Hungría podrían representar esta ala. Otro camino sería la continuación de la línea progresista de Francisco, defendida por los cardenales nombrados por él, quienes constituyen una mayoría significativa entre los electores, según el teólogo.
Figuras como el cardenal Luis Antonio Tagle de Filipinas, descrito por Álvarez como un “discípulo de Francisco”, o el cardenal Matteo Zuppi de Italia, podrían seguir esta senda de inclusión y enfoque en temas sociales.
Una tercera vía, según el análisis del experto, podría ser un compromiso centrista, una especie de “tregua” para evitar una fractura mayor. Se refirió al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, como un potencial candidato de centro con vasta experiencia diplomática.
“No me sorprendería que los cardenales digan: ‘elijamos un papa centrista’ que, al menos por un tiempo, haga las paces”, opinó.
Aunque reconoció la ventaja numérica de los cardenales designados por Francisco, subrayó el poder persistente de las fuerzas conservadoras.
“La batalla apenas comienza”, aseveró, y anticipó luchas internas continuas independientemente del resultado del cónclave.
La muerte del papa Francisco cierra así un capítulo transformador, pero también polarizador, dejando a la Iglesia católica ante una encrucijada decisiva sobre su identidad y misión en el siglo XXI.
Reacciones en Florida
Mientras la Iglesia católica contempla su futuro, el impacto del papado de Francisco resonó también en la esfera política, particularmente en Florida, donde líderes de diversas afiliaciones expresaron su pesar.
El gobernador Ron DeSantis manifestó en redes sociales que él y su esposa Casey estaban “entristecidos por la noticia del fallecimiento del Papa Francisco”.
Y añadió: “Acompañamos en nuestras oraciones a los católicos de Florida y del mundo entero, y esperamos una transición sin contratiempos para la Iglesia. Descanse en paz”.
Por su parte, la congresista federal María Elvira Salazar dirigió su mensaje a los “católicos y fieles alrededor del mundo”, a quienes envió su “más sentido pésame ante esta profunda pérdida”.
La legisladora republicana expresó su deseo de que “en este momento de dolor, que su fe les brinde paz, y que la fuerza de su comunidad y creencias compartidas les ofrezcan consuelo y esperanza”.
En una línea similar, el congresista estatal Tom Fabricio destacó la dimensión espiritual del Papa.
“Entristecidos por el fallecimiento del Papa Francisco. Su vida de fe, humildad y servicio conmovió a millones de personas. Mantenemos presentes en nuestras oraciones a la Iglesia Católica y a todos los que lloran su pérdida. Que descanse en paz”, escribió.
En el ámbito local, la alcaldesa del condado Miami-Dade, Daniella Levine Cava, recordó a Francisco como “un líder espiritual que se preocupó profundamente por los más vulnerables y se convirtió en un ejemplo de paz y compasión en el mundo”.
Entretanto, el comisionado de la ciudad de Miami, Joe Carollo, subrayó el impacto global de la partida del pontífice: “El fallecimiento de Su Santidad el Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, conmueve a la comunidad católica y al mundo entero. Elevamos nuestras oraciones por su alma”.
Estas expresiones de condolencia desde el espectro político de Florida ponen en contexto la trascendencia del pontífice argentino más allá de los confines estrictamente religiosos, reflejo de una figura cuya cercanía, mensaje social y estilo pastoral marcaron profundamente la conciencia global durante más de una década.