domingo 20  de  octubre 2024
TEMPORADA DE HURACANES

Huracán Milton en Florida: "Todo quedó bajo el agua"

Víctimas desvelan estragos del huracán Milton en zonas de Florida -incluida Tampa-, donde hubo más de una decena de muertes y severos daños económicos

Por DARCY BORRERO BATISTA

TAMPA. -La noche del miércoles 9 de octubre de 2024 Damaris Alonso, una enfermera de 55 años, durmió sentada en una silla en una escuela secundaria habilitada como refugio en Tampa, Florida, ante la amenaza del huracán Milton, que había sido presentado en las grandes plataformas mediáticas como una suerte de ‘tormenta del siglo’.

Catalogado como huracán categoría 5 durante su rumbo a Estados Unidos, Milton terminó debilitándose y, al tocar tierra, ya era apenas un número 3 en la escala Saffir-Simpson.

En un segundo viaje del presidente Joe Biden a Florida, esta vez para evaluar la magnitud del desastre causado por Milton, dijo: “Estoy aquí en Florida por segunda vez en dos semanas para evaluar los daños de otra tormenta catastrófica, el huracán Milton (...) Afortunadamente, el impacto de la tormenta no fue tan ‘cataclísmico’ como habíamos predicho".

Pero, agregó, “para algunas personas, fue cataclísmico”.

En realidad, Milton se volvió lo suficientemente débil para darle vuelta a los pronósticos de una catástrofe nunca vista en lo que va de siglo, pero también, fue lo suficientemente fuerte para arrasar plantaciones, matar a más de una decena de estadounidenses, desplazar a cientos y destruir sus bienes.

Lo suficientemente fuerte para desestabilizar durante días el sistema eléctrico en zonas de Florida y generar caos en el acceso al combustible, en tanto decenas de gasolineras han dejado de dispensar, con el impacto que ello supone para la movilidad ciudadana en un contexto de desastre.

Milton, además, fue lo suficientemente fuerte para no dejar a Damaris pegar un ojo durante la madrugada del 9 de octubre, mientras se encontraba evacuada y, a la vez, con la cabeza en su casa, temiendo no ya por su vida, pero sí por los bienes, físicos, pero también espirituales, que se van acumulando en la vida y dan forma a un hogar.

“Tuvimos que prepararnos para evacuar, la zona A, B y C. Yo soy enfermera, trabajo los fines de semana y no pude prepararme prácticamente como debía, pero tuve que evacuar junto a mis amistades, que son mayores y estuve con ellos en el refugio hasta las cinco de la mañana del jueves, hasta que pude llevarlos para sus casas. En el refugio nos dieron comida, agua, nos ayudaron mucho, estuvieron pendientes de la seguridad de nosotros y estuvimos bien hasta que terminó de pasar el huracán”.

El peor momento, evidentemente, fue cuando el huracán tocó tierra acá en Florida. El peor momento, evidentemente, fue cuando el huracán tocó tierra acá en Florida.

El día después de Milton

Al salir del refugio Damaris y los suyos pudieron comprobar que Milton había sido tan agresivo como para inundar, en el condado de Hillsborough casas móviles ancladas al litoral únicamente por el tiempo. Justo en una de estas viviendas, Damaris, que nació en Cuba y se naturalizó estadounidense, ha residido por los últimos 20 años sin haber experimentado el impacto de un huracán. No obstante, ha pagado, según explica, los seguros correspondientes.

“Básicamente todos los años los seguros suben por los fenómenos atmosféricos que suceden, pero así es como funcionan los seguros en la Florida, donde cada temporada han pasado huracanes que han afectado a otras ciudades, entonces ahora básicamente nos afectó a nosotros aquí en Tampa”, dijo Damaris a DIARIO LAS AMÉRICAS.

“Por aquí por Tampa han pasado otros huracanes, pero más alejados de esta zona. Este año fuimos nosotros los más afectados, principalmente los residentes de las zonas A y B y la C también. Nunca había esperado que mi casa se inundara, sí sabía que yo vivía en una zona de inundación, pero nunca el agua había llegado adentro de mi casa; en la entrada a esta zona el agua está hasta la cintura y no se puede entrar con los carros, creo que la única manera de entrar será cuando finalmente drene toda el agua”, explicó un día después del huracán, cuando la incertidumbre resonaba y el agua no estaba cerca de ceder.

“Desafortunadamente para mí, cuando regresé a mi casa el día después, no pude entrar, está inundado el barrio. Está lleno de agua, no se puede entrar a las calles principales ni tampoco a las calles del barrio, una de las casas que está afectada por eso es mi casa, la 5606, y no he podido entrar, no sé los daños que tengo, solo tengo vídeos por las cámaras, tengo en mi casa un sistema de vídeos, y yo supe que estaba pasando algo en mi casa, hasta que la Internet y la corriente se fueron en mi casa”, advirtió.

Aunque tenía previsto estar en servicio como enfermera los días viernes 11, sábado 12 y domingo 13, tuvo que cancelar por falta de condiciones. “No tengo ni ropa para ir a trabajar, no tengo mi uniforme, podría comprarlo, pero no he podido entrar a la casa y básicamente ahora estoy tratando de recuperarme y de hacer todos los claims (reclamaciones) que debo hacer; hice mi claim con mi seguro de la casa, supuestamente estoy esperando que me llamen para que me den un lugar donde vivir, actualmente estoy en casa de unas amistades que son mayores”.

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Además de la comida que le garantizaron en el refugio (desayuno, almuerzo y comida), el día después de Milton almorzó en casa de unas amistades. “Pude comer un pan con jamón en casa de los señores, todavía el refrigerador estaba poquito refrigerado, pero en realidad no está cocinado, no tengo recursos para estar cocinando en la casa de ellos. Espero que otras personas nos ayuden”.

No fue hasta el sábado último que Damaris pudo entrar a su vivienda y medir los daños ocasionados por el huracán: muebles, equipos electrodomésticos, el piso mismo y parte de las paredes, quedaron si no destruidos, al menos desbaratados.

Damaris, afectada esta vez, y en plena conciencia de que mañana puede ser cualquiera de nosotros en la Florida, considera que hay esperanza de salir del desastre, aunque hay que actuar cada vez más rápido.

En el trayecto por la Florida, rumbo a Tampa desde Miami, DIARIO LAS AMÉRICAS captó toda clase de escenas, algunas de ellas impactantes, otras conmovedoras. Otras de alivio. Comprobamos que la asistencia humanitaria estaba, desde el jueves 10 de octubre, esto es, a menos de 24 horas del desastre, en camino a las zonas del estado afectadas por el huracán Milton. Vehículos pesados de Emergency Disaster Services y Florida Power & Light (FPL) transitaban por la I-75 en caravanas. Ya en Tampa, esta reportera vio al menos un vehículo en servicio para el restablecimiento de la electricidad en áreas que quedaron a oscuras. Mientras tanto, la comunidad resolvía como podía: con velas, lámparas recargables e incluso, para cocinar, se auxiliaron de leña.

El 'bill' de Biden para Florida: 500 millones de dólares

Ante tamañas afectaciones, Biden anunció más de 500 millones de dólares en proyectos para la resiliencia de la red eléctrica, mientras tormentas más costosas y frecuentes continúan presionando la financiación del gobierno federal para ayuda en caso de desastre.

“Cuando ocurren desastres naturales como estos, creo que la ciudad está preparada, ya ha proveído suficientes recursos para nosotros desarrollarnos aquí y estar cuidados y seguros. Hubo un momento que yo no encontré gasolina, pero pude encontrarla, aunque es cierto que muchas gasolineras estuvieron cerradas principalmente en mi barrio.

“Yo quisiera que por lo menos cuando bajen los niveles del mar, que los supermercados sean proveídos de todos los recursos, sé que hay mercados con agua dentro, hay pescaderías y negocios pequeños que han perdido por el agua que hay en esa zona porque todo quedó bajo el agua”, concluye Damaris, quien por lo menos ha visto, en este punto, al agua ceder.

Otros, tardaron días para saber qué sucedió en sus casas, puesto que se desplazaron hacia diferentes zonas del país. Esta suerte de INVASIÓN 'FLORIDIAN' se hizo palpable en el estado de Georgia, probablemente por ser fronterizo con Florida y alcanzable de manera rápida vía terrestre.

La estampida en busca de refugio por el huracán, entre otras razones, hizo que, a pocos días de la destructiva Helene, y a horas de que Milton dejara respirar a Georgia y se ensañara casi exclusivamente con la Florida, las calles de Atlanta estuvieran llenas de carros con matrícula del "Sunshine State" y que varios hoteles estuvieran al máximo de sus capacidades (¡SOLD OUT!).

La recuperación podría ser más lenta de lo esperado y requerir mucho más que la solidaridad del presidente con los floridanos que lo han perdido todo, pero en todo caso la vida tiene que seguir, como la metáfora de una mujer que preparara su canoa y luego rema hacia el horizonte. Mira hacia atrás un momento, pero sigue el viaje, resuelta, después de la tormenta; es decir, después del huracán; es decir, después de Milton. La vida sigue; con las historias y las voces de aquí y de allá que dan forma no a la tragedia sino a la manera de afrontarla. La vida siempre sigue.

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