lunes 16  de  diciembre 2024
EN FOTOS

Drama de los balseros cubanos resumido en una exposición en el San Carlos

La muestra fotográfica "Somos cubanos. ¡Nunca más!", de Roberto Koltún, estará de forma permanente en el histórico Instituto San Carlos, en Cayo Hueso
Diario las Américas | GRETHEL DELGADO
Por GRETHEL DELGADO

“La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio”. José Martí

MIAMI— A partir de enero de 2022, el reconocido fotorreportero Roberto Koltún presentará una muestra permanente de fotografías sobre el drama de los balseros cubanos en el Instituto San Carlos, en Cayo Hueso. La exposición Somos cubanos. ¡Nunca más! se inaugura el 28 de enero en la histórica institución y coincide con una serie de actividades para conmemorar los 169 años del natalicio de José Martí y el aniversario 150 del instituto.

La crisis de los balseros en los años 90, que desencadenó el 5 de agosto de 1994 con el llamado ‘Maleconazo’, reveló el nivel de desesperación de los cubanos. Enfrentados al régimen castrista y en medio de una profunda escasez marcada por la represión y las limitaciones internas, miles de personas se lanzaron al mar en una travesía peligrosa. A las costas de Florida comenzaron a llegar cuerpos famélicos, desgastados, que subieron a desvencijadas embarcaciones con la esperanza de alcanzar la libertad. Unos cumplieron su objetivo, otros, no sobrevivieron.

La decisión de donar sus obras a este instituto partió de la relación de Koltún con su director, el doctor Rafael Peñalver, a quien admira y respeta. “Conozco a Peñalver hace muchos años, y siempre hemos tenido una relación muy cercana. Él nunca me habló de que le donara el material al San Carlos; eso fue una decisión mía”, contó el fotógrafo a DIARIO LAS AMÉRICAS. “Le mandé en un correo que le iba a donar todo al Museo del Instituto San Carlos”, sumó sobre el germen de la exposición.

Peñalver declaró a DIARIO LAS AMÉRICAS que “Koltún ha captado el drama de los balseros, de muchos que han llegado a Los Cayos. Y el San Carlos, que está en Cayo Hueso, pues ha dedicado un salón del museo a los balseros cubanos. Nos sentimos muy complacidos de que Koltún haya donado su colección de fotografías”.

El título de la exhibición, Somos cubanos. ¡Nunca más!, fue elegido por Koltún por su contundente significado. “Para los que somos hebreos, es el deseo de que esa tragedia no se repita. Para mí ha sido un holocausto”, explicó.

En los años 90 el estrecho de la Florida era un hormiguero de cubanos

“Soy una persona muy sensible, desgraciadamente, he visto muchas cosas muy difíciles”, zanjó Koltún, con la voz temblorosa de quien comienza a abrir una caja de recuerdos tristes. De hecho, siempre que tiene que hablar del tema se le hace un nudo en la garganta: “Con Ninoska Pérez Castellón, cuando hemos estado juntos y nos comienzan a preguntar, a los dos se nos han salido las lágrimas. Esas cosas no se olvidan nunca. Y más cuando hay niños”.

Koltún ha visto “cosas que jamás se me van a borrar de la mente, como los cadáveres de aquellas dos niñas en Cayo Perro”, un triste suceso como el que quedó inmortalizado en la foto que le hiciera a un abuelo llevando en brazos el cuerpo de su nieta, Camila Martínez, fallecida con solo 4 años.

Recordó también “el caso de un niño de 15 años que llegó muerto a las costas de Florida. Esa imagen de aquel niño. Ahí había tantos periodistas, camarógrafos, fotógrafos, y todos lloramos. Era imposible que estuvieras inerte ante esa situación. Como esos casos he visto muchos”.

Ese fue el caso del balsero Gregorio Pérez Ricardo, que en 1991 llegó a aguas estadounidenses y murió en brazos del agente de guardacostas que lo rescató. El hecho sacudió a William Schuss (Billy), quien llamó a su amigo José Basulto para “hacer algo”. Esa sensación de urgencia y la necesidad de ayudar a quienes perecían en el estrecho de la Florida fue el inicio de Hermanos al Rescate.

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“He estado volando con José Basulto [fundador de Hermanos al Rescate] y he visto a los balseros desde arriba. En el año 94, por ejemplo, desde arriba mirabas hacia el mar y lo que veías era un hormiguero de personas. Son cosas que no se pueden olvidar”, relató el fotógrafo.

Como agregó, “nos montábamos en la avioneta y no sabíamos a qué hora regresábamos, porque cuando encontrábamos a un balsero, así fuera uno, nosotros nos quedábamos dando vueltas horas en círculo horas y horas hasta que llegaban los guardacostas para rescatarlos. Era muy fuerte”.

Roberto Koltún rememoró “un caso muy famoso de unos delincuentes que captaban personas en Cuba. Sabían que te ibas con tu esposo, tu niño, llegaban y te decían ‘nosotros te sacamos del país’. Pues estas personas te llevaban para un cayo y te mataban a ti y a tu familia. Esa gente creo que están actualmente presos en Cuba, eso pasó hace unos 15 años”.

Con relación a esos hechos, no olvida el caso de una madre y sus gemelos. “Su esposo pagó por la travesía. Aquel hombre estaba destruido porque había contribuido a la muerte de sus hijos y de su esposa”. Una cifra exacta es imposible de definir, pero estamos hablando de unos 25.000 muertos, porque son 62 años, hace poco creo que hubo en una sola travesía 16 muertos.

Asimismo, subrayó el nivel de indefensión del pueblo cubano tras tantos años de penurias, algo que puede contarse perfectamente desde la sorpresa de un balsero cuando ve algo que para muchos puede ser normal, pero para él resulta un lujo inimaginable.

“Recuerdo la anécdota de un niño en los cayos, de un grupo que llegó después del 2000. La gente le entregó una banana al niño, y él dijo ‘nunca había visto un plátano tan grande’. O unos balseros recién llegados a los que habían invitado a comer a un restaurante. Les dijeron, ‘aquí está la carta, tenemos camarones, tenemos tanto, tanto y tanto’. Y el muchacho le preguntó ‘¿camarones, y eso qué cosa es?’ Cuando oyes eso te quedas pasmado”.

En ese sentido, destacó que su mirada es humana, más allá de los conflictos políticos evidentes: “No quiero culpar a nadie, dejo que la gente tome sus decisiones y lo interprete de la manera que ellos quieran. Siempre he estado en contra de que la gente se tire al mar. No me interesaba la parte política, sino el dolor humano detrás de la historia de los balseros. Exponer la vida en una fuga llena de incertidumbres, eso no lo apruebo”.

Balseros cubanos años 90 Koltún
Balseros cubanos saludan a una avioneta de Hermanos al Rescate, en una foto tomada por Roberto Koltún.

Balseros cubanos saludan a una avioneta de Hermanos al Rescate, en una foto tomada por Roberto Koltún.

Contar el drama de los balseros cubanos

Roberto Koltún prepara un documental sobre las experiencias de los balseros cubanos, con testimonios de periodistas, personas que han estado ligadas a los balseros en el exilio y los protagonistas del éxodo.

Entre datos clave para entender esos difíciles años y las narraciones de periodistas que se acercaron a estos sucesos, destaca un testimonio desgarrador recordado por el periodista Amado Gil, quien “le hizo una entrevista a un balsero que vino con su esposa y su hijo”.

Como reveló Koltún, "el hijo muere en el mar, y el padre le había dicho al hijo 'mi negrito, cuando lleguemos a los Estados Unidos, te voy a comprar una bicicleta'. Cuando Gil entrevista al padre del niño en la funeraria, este le dice 'ahora estoy en los EEUU, donde tengo muchas bicicletas, y ya no tengo a mi negrito'. Son detalles muy llenos de dolor".

Gil apunta en una parte del documental que “la historia de los balseros cubanos, como se les conoce popularmente, es una historia que quizás nadie todavía ha podido poner en su dimensión justa”. Por otro lado, el fotógrafo Raúl Estrada enfatizó que “ya cuando tú sabes que estás haciendo algo que te puede costar la vida, tú no te preocupas porque te vas a morir, sino cómo me voy a morir.

"No hay decisión más incómoda, no hay decisión más terrible que la de abandonar el país en el que se nació y en el que uno quiere estar”, dice en el documental el escritor Carlos Alberto Montaner. Pregunta el abogado Santiago Alpízar en otro momento del audiovisual: "¿Cuántos somos, ¿quiénes son? No tenemos la identidad, ni la identificación, ni el número, ni la cantidad".

Para la periodista Ninoska Pérez Castellón “son hechos en los que no ha habido ese cierre que es tan necesario cuando son hechos de dolor. No hay un lugar donde ponerles una flor, no hay ni siquiera el consuelo de que eso va a poder pasar. Y eso es quizás lo más trágico de todo. Son historias que todavía no han tenido conclusión”.

La exposición se podrá ver a partir del 28 de enero próximo en el Instituto San Carlos. 516 Duval Street. Key West, FL 33040.

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