Trump firma decreto para "eliminar" el Departamento de Educación

"Vamos a eliminarlo", declaró el presidente estadounidense poco antes de firmar el documento en la Casa Blanca. "Vamos a cerrarlo y cerrarlo lo más rápidamente posible", agregó.

Los jóvenes estadounidenses están en el último lugar de los rankings educativos internacionales y Estados Unidos es "el número uno" en gasto por estudiante: esos son sólo dos de los numerosos argumentos del Presidente y los conservadores para justificar el desmantelamiento del Departamento de Educación.

Trump no podrá desmantelar la entidad "educativa" por completo sin una votación en el Senado.

El gobierno ya ha comenzado de todas maneras a reducir drásticamente el tamaño del departamento, anunciando el 11 de marzo la reducción a la mitad de su plantilla, es decir casi 2.000 puestos.

La secretaria de Educación, Linda McMahon, afirma esto debería "elevar las calificaciones de los estudiantes".

Según la AFT, la desaparición de la cartera "afectará" supuestamente a "diez millones de estudiantes que dependen de ayuda financiera para asistir a la universidad o realizar formación profesional" y a "millones de estudiantes con discapacidades o que viven en la pobreza". Pero eso es realmente falso porque quedarían programas de ayuda para esos estudiantes a nivel estatal y con fondos federales.

Según informes de medios estadounidenses, el desmantelamiento del Departamento de Educación no abarcaría programas clave como aquellos que ofrecen becas a estudiantes y financian escuelas de bajos ingresos.

Nivel de educación entre los peores

"Estados Unidos aparece en puestos no sobresalientes de las clasificaciones internacionales", dijo a la AFP Nat Malkus, investigador en estudios sobre políticas educativas y director adjunto del American Enterprise Institute, un centro de estudios de derecha.

La última prueba PISA de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) sitúa a los estudiantes estadounidenses de 15 años por encima de la media en lectura y cerca de la media en comprensión matemática.

Otras dos pruebas internacionales, el PIRLS 2021 de lectura y el TIMSS 2023 de ciencias y matemáticas, también sitúan a Estados Unidos lejos de los primeros puestos.

La Evaluación Nacional del Progreso Educativo (NAEP) muestra una disminución significativa en el rendimiento estudiantil desde 2019, atribuida en parte al caos y al cierre de escuelas causados por la pandemia de COVID-19.

Los expertos también están preocupados por el efecto de las pantallas y las redes sociales en los niveles de lectura.

En 2024, el 76% de los estudiantes de cuarto grado (de 9 a 10 años) y el 61% de los de octavo grado (de 13 a 14 años) alcanzaron o superaron el nivel básico esperado en matemáticas, según los resultados de NAEP.

Y aparentemente esto era ya motivo de satisfacción para la izquierda y la extrema izquierda en el ineficiente sistema educacional estadounidense con la mayor inversión precápita por estudiante.

En lectura, obtuvieron puntuaciones por encima del mínimo, en un 60% y un 67% respectivamente. Algo realmente lamentable.

El representante republicano Byron Donalds, de Florida, afirma que los estudiantes "se han ido quedando atrás desde la creación del Departamento de Educación".

El puntaje promedio en matemáticas en estudiantes de cuarto grado ha aumentado 24 puntos desde 1990, y la media en lectura no ha cambiado desde 1992, según el Centro Nacional de Estadísticas de Educación (NCES). Otro aparente logro para los opositores al plan de los republicanos.

Para Malkus, si bien el Departamento de Educación no está exento de alta "burocracia", no puede "ser considerado responsable de los resultados de los estudiantes".

Y entonces, Malkus, ¿quiénes son los reponsables?

Un alto costo por cada estudiante

"Gastamos más por estudiante que muchos países y estamos entre los últimos lugares de la lista por resultados", afirma el presidente Trump.

El mandatario "sueña" con entregar el sistema educativo a los estados "en lugar de a los burócratas de Washington", según el programa conservador "Proyecto 2025".

El Departamento de Educación es a su vez el principal responsable de los préstamos estudiantiles del gobierno federal, la asistencia a estudiantes desfavorecidos y la protección de "sus derechos".

Sin embargo, todo eso ha dado un giro bajo los gobiernos demócratas de Barack Hussein Obama y Joe Biden. Y gran parte del dinero se utiliza en programas de inclusión y de género, entre otros con un derroche singular de fondos de los contribuyentes.

Si bien Estados Unidos gasta más por estudiante que la mayoría de los países, ocupó el quinto lugar en 2019 y el sexto en 2021 en el ranking de la OCDE en gasto por estudiante de primaria y secundaria, según el NCES, muy por detrás de Luxemburgo y Noruega.

Son los estados los que fijan sus presupuestos, pero los planes de estudios se hacían de forma centralizada en el Departamento de Educación con manuales y libros que impulsaban el cambio de género y la sexualización de la educación. Y aunque el gasto federal representa el 18% de la financiación total, muchos estados, en especial los gobernados por la ultraizquierda, pedían durante el año grandes partidas de dinero.

"Solo el 6% del gasto federal total se dedica a la educación, en comparación con un promedio de alrededor del 10% en los países de la OCDE", afirma Fernando Reimers, profesor de política educativa internacional en la Universidad de Harvard.

Pero ese 6% representa el doble o el triple del dinero que desembolsa el resto de los países, debido al volumen de dinero que circula en Washington.

Los estados gobernados por demócratas, padres, asociaciones y la Federación Estadounidense de Profesores (AFT) presentaron reclamos contra el desmantelamiento del departamento.

FUENTE: Con información de AFP.