domingo 9  de  marzo 2025
EEUU

Lincoln Díaz Balart "mi mejor amigo, un patriota, amante de la familia, fanático del béisbol y de los Beatles"

Así describe Daniel Díaz Balart a su padre Lincoln Díaz Balart en una conversación muy cercana, donde devela al hombre detrás del servidor público que dedicó 18 años al Congreso de la nación

Por ILIANA LAVASTIDA

MIAMI.- Mi mejor amigo, el que nunca estuvo ausente, el que nos enseñó a mi hermano Lincoln Gabriel y a mí el amor por la música, el fanático más grande que he conocido de los Beatles y de Los Yankis de Nueva York, el hombre cuyo objetivo principal fue mantener viva a Cuba, así describe Daniel L. Díaz -Balart a su padre Lincoln Díaz-Balart mientras repasamos pasajes de la existencia del hombre “con el que tuve el privilegio de crecer”.

Ante la muerte de un ser querido afloran memorias, quizás como defensa para sobrellevar el vacío, y si esas vivencias íntimas encuentran respaldo en la admiración, la gratitud y el respeto manifestado por tantos tras la noticia de la partida, sin dudas, “hay mucho que aprender de ese amor que dejó a su paso”, comentó Daniel Díaz-Balart en declaraciones concedidas a DIARIO LAS AMÉRICAS.

Daniel y su padre, ambos abogados de profesión trabajaron juntos. “Llegó a ser mi socio de despacho. Fuimos tan cercanos que no había un día en el que no habláramos unas diez veces”.

“Mi hermano y yo podíamos preguntarle del tema que quisiéramos que para todo tenía una respuesta porque lo único que hizo siempre además de trabajar y darle amor a su familia fue leer, tenía una memoria y un conocimiento enciclopédicos”.

Cuando Daniel se graduó de abogado trabajaba como fiscal en la oficina de la fiscalía estatal de Miami-Dade con Katherine Fernández Rundle y un día, después de terminar los casos, una jueza llamada Beth Bloom, le preguntó cómo había sido tener todo el tiempo a un padre ausente. Se refería a que cuando Lincoln fue electo al Congreso federal en 1993, Daniel había cumplido 8 años y fueron 18 los del desempeño de su padre como congresista de la nación.

“No fue hasta entonces que hice esa reflexión porque nunca sentí su ausencia en casa. Es cierto que pasaba mucho tiempo en Washington, pero su amor era tan grande que siempre estaba ahí. Además, la presencia y dedicación de mi madre lo llenaban todo”.

“Pero también imagina lo que significa haber crecido en Miami siendo hijo de Lincoln Díaz Balart, un gran privilegio y un orgullo por el prestigio de mi padre en esta comunidad”.

Sus pasiones y la familia

El servidor público, el congresista, el patriota, tenía como temas centrales de sus comparecencias la política, para eso se educó, en esa fuente se formó inspirado en los principios de su padre Rafael Díaz Balart, congresista de la Cuba republicana, pero al interior de su hogar, con su esposa Cristina e hijos, después con sus nietos Lincoln Daniel y Edwin Rafael así como con su nuera Estefanía, “quien supo ser para él la hija que no tuvo”, compartió sus hobbies, sus gustos, su pasión por la historia y por Cuba.

Tanto así que su hijo Lincoln Gabriel- “a quien mi padre quiso y admiró mucho por su altruismo y su vocación de ayuda, era quien se ocupaba de los mayores de la familia, hasta de la señora que nos cuidó de niños”- se tatuó en su piel cuatro rostros: los de José Martí y Antonio Maceo, también los de su padre y su abuelo.

“Era tan cubano y apasionado de nuestra historia mi hermano, que la fecha elegida por él para dejar este mundo fue un 19 de mayo, el mismo día de la muerte de José Martí”, el apóstol de la independencia.

Música y deporte

“Soy un amante del rock and roll porque lo aprendí de mi padre. Hay una anécdota de cuyos testigos solo queda mi tío Rafael, asegura Daniel. La aprendí de tanto escucharla.

En julio de 1965, Lincoln y su hermano Rafel asistieron al único concierto que ofrecieron los Beatles en Madrid. Al día siguiente, su madre Hilda, que sabía de la pasión de sus hijos por el grupo les avisó de que los músicos se hospedaban en el hotel Fénix de Madrid y allá se aparecieron, se apostaron en el lobby “y mi padre libreta en mano los esperó para pedirles autógrafos”.

“Primero llegó Ringo Starr y mi padre le pidió firmar su libreta; después George Harrison a quien le dijo lo mismo; luego apareció Paul McCartney, quien le pidió la libreta y preguntó si no quería su firma, finalmente, su ídolo, John Lennon que además del autógrafo le puso una mano sobre el hombro y le dijo, camina conmigo y así, los acompañó hasta que los Beatles se subieron en su limosina”.

“Nunca nadie lo escuchó contar esto, pero está en sus memorias y podrán leerlo próximamente. También que fue un fanático de los Yanquis de Nueva York, viajábamos al menos dos veces al año a esa ciudad para verlos jugar, no le gustó otro equipo más de béisbol que ese”.

Yo con él, como él con mi abuelo

Daniel Siente orgullo de haber tenido con su padre una relación tan cercana como la que Lincoln tuvo con el suyo.

“Le pude dar la alegría de dos nietos”, y por esa tradición mantenida y conservada por generaciones entre los Díaz Balart, seguramente Lincoln Daniel y Edwin Rafael se instruirán con la inmensa colección de libros de su abuelo “que no caben en casa”; aunque sean parte de la nación cubana exiliada, aprenderán que la apuesta principal de los Díaz Balart para alcanzar la victoria en Cuba “está depositada en los prisioneros políticos, los opositores y el pueblo que no se rinden”, y que la motivación siempre seguirá siendo la misma en la que Lincoln Díaz Balart enfocó su existencia, mantener viva la llama de la cubanía.

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