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El medio trinitario Newsday tituló el 11DIC24: “EEUU puede enviar tropas a T&T: gobierno firma acuerdo mientras la Casa Blanca aumenta presión sobre Maduro”. La versión de Newsday sobre la inminente llegada de tropas estadounidenses a T&T fue publicada por numerosos medios y agencias sin evaluar el alcance de la interpretación del medio trinitario. El 12DIC24 el primer ministro trinitario, Keith Rowley, negó haber firmado un acuerdo autorizando el ingreso de tropas de EEUU en caso de un conflicto en Venezuela. “Esto no es una broma. Prometer que se enviarán tropas a tu territorio cuando hay problemas en otro territorio es un asunto de gran importancia en los asuntos internacionales.”, dijo Rowley citado por Trinidad Express.
El gobierno de Rowley mantiene estrechos contactos con el régimen chavista para la explotación del yacimiento costa afuera de gas venezolano “Campo Dragón”. El proyecto que sería desarrollado por la petrolera Shell ya cuenta con una licencia del Departamento del Tesoro de EEUU.
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El régimen chavista ha ignorado los pedidos del gobierno de su otrora aliado Lula da Silva para la emisión de salvoconductos que permitan la salida de Venezuela de seis opositores asilados en la residencia diplomática argentina en Caracas. La versión fue confirmada oficialmente el 11DIC24 por el embajador Benoni Belli, quien ejerce como representante permanente de Brasil en la OEA.
Tras la expulsión de los diplomáticos argentinos de Venezuela el 29JUL24, el gobierno de Brasil a pedido de Argentina y con el beneplácito de la cancillería de Maduro asumió el 05AGO24 la representación argentina en Venezuela, así como la custodia de las edificaciones diplomáticas y sus archivos. Eso significó que Brasil asumió la custodia de la residencia del embajador argentino donde permanecen seis opositores perseguidos por el régimen y a los cuales Argentina le concedió la condición de asilados. La dictadura se niega a otorgar los salvoconductos necesarios para que los asilados abandonen el país.
El 06SEP24 la cancillería chavista remitió a la embajada brasileña en Caracas una nota verbal informándole que revocaba el consentimiento para que Brasil representara los intereses argentinos. Ese mismo día, también mediante nota verbal, la embajada brasileña informó a la cancillería chavista que en razón de los tratados internacionales que norman la materia, Brasil seguiría representando a Argentina y custodiando sus edificaciones hasta que un tercer país asumiera tal responsabilidad. Desde entonces, el régimen mantiene una prohibición para que diplomáticos brasileños ingresen a las edificaciones argentinas en Caracas.
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El Consejo Permanente de la OEA fue convocado para una sesión especial el 11DIC24 a solicitud de los representantes de Argentina, Canadá, Costa Rica, EEUU, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay con el objeto de recibir al ministro de exteriores argentino, Gerardo Werthein, quien informaría sobre la “situación de los asilados venezolanos en la residencia oficial de la embajada de Argentina en Caracas”. Aparte de las intervenciones de diversos gobiernos en rechazo a la conducta de la dictadura venezolana, durante la sesión se produjo la intervención del representante brasileño, quien de esta manera rompía el silencio mantenido por el gobierno de Lula da Silva sobre lo que ocurre en relación a la sede diplomática argentina en Caracas que teóricamente está bajo protección brasileña.
El embajador Benoni Belli en un intervención leída, probablemente redactada en Brasilia, calificó como un “impasse diplomático” la decisión del gobierno chavista de no aceptar que Brasil continúe representando a Argentina y aclaró que su país está actuando sobre una “base jurídica sólida”. Sobre los salvoconductos para los asilados, Belli informó que su gobierno “viene actuando para viabilizar la concesión de salvoconductos para asilados. El tema viene siendo objeto de tratamiento a alto nivel involucrando a las autoridades venezolanas”. Belli aseguró que el asunto de los salvoconductos fue expuesto por el canciller brasileño Mauro Viera a “su homólogo venezolano”, dejando en evidencia que el régimen decidió no atender la solicitud del gobierno de Lula da Silva.
Ante los temores de un ingreso de tropas del régimen a la misión argentina en Caracas, Brasil habría reiterado en todas sus conversaciones con los funcionarios chavistas de alto nivel “la importancia” del artículo de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas que sostiene la “inviolabilidad” de los locales diplomáticos. A juicio de Brasil, “el eventual incumplimiento” de estas normas “implicaría una violación grave del derecho internacional”. Ante la posición brasileña, los funcionarios chavistas han dado como respuesta sólo “manifestaciones informales” en las cuales han dicho que “la inviolabilidad del inmueble será preservada”.
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Mientras en Washington los países miembros de la OEA discutían sobre la situación, el régimen chavista mantenía un virtual sitio a la sede diplomática argentina impidiendo el ingreso de suministros y de personal de apoyo. En un comunicado emitido el 13DIC24 por la cancillería argentina, denunció la detención de un empleado local de la embajada argentina en Caracas. Se entiende como “empleado local” a una persona sin condición de funcionario diplomático acreditado, usualmente de nacionalidad del país receptor, quien cumple tareas de apoyo a la misión diplomática extranjera en tareas administrativas, domésticas o de apoyo logístico. Tras la expulsión de sus diplomáticos y como parte del acuerdo con Brasil, la cancillería argentina decidió mantener el pago del personal local encargado de tareas en las edificaciones diplomáticas. La detención de un “empleado local” fue calificado por Argentina como parte de la “campaña sostenida de hostigamiento, intimidación y violencia psicológica contra los asilados y empleados de la misión argentina”. La cancillería argentina denunció la presencia de francotiradores apostados en edificaciones con acceso visual a la sede diplomática, así como la ocupación por agentes del régimen de las viviendas que rodean la sede argentina en Caracas.
Aparte, el aparato de espionaje del régimen chavista detuvo a un ciudadano argentino que ingresó a Venezuela por la frontera terrestre con Colombia para visitar a su familia que reside en el fronterizo estado Táchira, según el gobierno argentino. El cabo Nahuel Gallo, miembro de la Gendarmería Nacional Argentina fue detenido el 08DIC24 cuando se trasladaba en un taxi dentro de territorio fronterizo venezolano. La cancillería argentina en otro comunicado del 13DIC24 califica el hecho como “detención arbitraria e injustificada”. La acción contra Gallo es similar a la realizada por agentes de policía del régimen contra ciudadanos estadounidenses que a la larga se convirtieron en rehenes del régimen como activos para negociar con EEUU.
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Las designaciones de funcionarios de primera línea en materia de relaciones exteriores y seguridad nacional por parte de Donald Trump deja ver que, de ser confirmados, se estaría conformando un equipo con amplio conocimiento e interés sobre Latinoamérica. Tres designaciones claves son la del senador por Florida Marco Rubio como Secretario de Estado, el representante a la Cámara por Florida Michael Waltz y el exembajador en México Christopher Thomas Landau, quien está señalado para ocupar el cargo de subsecretario de Estado. Todos ellos se inscriben en una línea dura contra las dictaduras castrochavistas.
Marco Rubio, nacido en Florida, abogado hijo de emigrantes cubanos y con esposa nacida en Colombia, ha desarrollado su carrera política asociándola a temas de política exterior y especialmente latinoamericana. Michael Waltz, exoficial del Ejército donde formó parte de los Boinas Verdes, nacido en Florida, ha actuado desde el Departamento de Defensa y en la Casa Blanca como asesor en temas de antiterrorismo. En su condición de miembro de la Cámara de Representantes desde 2019, ha mantenido una línea dura en los asuntos de política exterior, incluyendo la promoción de legislación sancionatoria contra el régimen chavista.
Quizás el menos conocido de los tres es Landau. Hijo del diplomático estadounidense George Landau, Christopher Thomas creció mientras su padre ejercía como embajador en Paraguay, Chile y Venezuela lo que le permitió conocer directamente a tres países latinoamericanos y poder comunicarse fluidamente en español, idioma que incluso rutinariamente utiliza en sus publicaciones en X. Fue embajador de Trump en México, posee una reconocida carrera como jurista y conoce el Ddepartamento de Estado con el cual se ha mantenido en contacto por intermedio del US Diplomacy Center. Desde su cuenta en X ha mostrado un abierto respaldo a la oposición venezolana.
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Aparte de su experiencia vital infantil y juvenil en Latinoamérica y, más específicamente, en Venezuela, Landau es un experto en los golpes de Estado vividos en Venezuela en 1945 y 1948 y sobre el papel de EEUU.
En 1985 presentó, como parte de los requerimientos para su grado de Bachelor of Art del Departamento de Historia en Harvard College, una tesis denominada “Auge y caída del petroliberalismo: relaciones de los EEUU con la Venezuela socialista, 1945-1948”. La tesis es una reconstrucción desde el punto de vista de un estadounidense, usando fuentes primarias oficiales, del proceso político venezolano desde el derrocamiento del presidente Isaías Medina Angarita en 1946, la instalación de una junta de gobierno encabezada por Rómulo Betancourt, jefe del partido Acción Democrática, la primera elección por voto universal en 1947 en la cual resultó electo Rómulo Gallegos del partido de Betancourt y, el derrocamiento de Gallegos a manos militares en 1948. Todo ello evaluado con el tema del petróleo como telón de fondo y con las acciones de agentes estadounidenses, diplomáticos, militares y empresas petroleras, en una dinámica de acuerdos y desacuerdos con lo que Landau califica como gobiernos “socialistas” venezolanos.
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En su tesis escolar de 1985, Landau explica que EEUU en un momento de poder mundial sin precedentes, desarrolló una estrecha relación con los socialistas venezolanos y por qué esa relación se volvió amarga a finales de 1948. Landau advierte que a mediados de los años cuarenta del siglo pasado, “debido a que Venezuela no era generalmente considerada como un actor internacional importante, ni siquiera regional, sus asuntos se manejaban en niveles medios e inferiores en el gobierno de EEUU”.
Tras el derrocamiento de Medina en 1945 evento que, según Landau, habría tomado por sorpresa a EEUU, y la puesta en escena de una agenda “nacionalista”, “progresista” por Betancourt y su partido AD, dice Landau que “los imperativos estratégicos indicaban la sensatez de una política de conciliación. EEUU necesitaba una fuente constante y confiable de petróleo en Venezuela, y una disputa entre los dos gobiernos o entre la Junta ¨[de gobierno] y las compañías petroleras podría poner en peligro la producción. El embajador de EEUU en Caracas [Francis Patrick Corrigan], simpatizaba con los objetivos políticos del régimen y buscaba proteger los intereses esencialmente conservadores de EEUU mediante la cooperación con los progresistas. El liberalismo venezolano estaba bien, pero había que influir en él para que no perjudicara los vitales intereses petroleros estadounidenses. Este era el núcleo del enfoque petroliberal: la convicción de que la cooperación con el régimen socialista podría beneficiar en última instancia a EEUU, y que, al provocar la confrontación, todos perderían”.
Landau expone la tesis según la cual EEUU no propició ni dirigió el golpe contra el gobierno democrático de Rómulo Gallegos y resta importancia a evidencia de la presencia de militares estadounidenses en situaciones comprometedoras el día del golpe. Narra que a “medida que la política venezolana se volvía cada vez más tensa [se refiere a las tensiones entre sectores militares en contra del gobierno electo], la Embajada exhibía parálisis, no podía decidir ninguna estrategia para resolver la situación. Si bien simpatizaba con Gallegos, el embajador [Walter Joseph] Donnelly quería evitar enredarse demasiado en la creciente crisis. Se sintió decepcionado por el manejo inflexible de la amenaza por parte del Presidente y expresó poca confianza en su capacidad para tratar eficazmente con la oposición. Consciente de la creciente hostilidad hacia el régimen en los círculos militares y conservadores, Donnelly rechazó instintivamente la participación, prefiriendo dejar que los venezolanos resolvieran sus propios asuntos. Tal actitud era factible ya que ambas partes proclamaban su amistad con EEUU”. Al menos esa es la versión que Landau, quien ha sido señalado por Trump como próximo subsecretario de Estado, narraba en sus años de estudiante de historia.
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Uno de los usuales señalamientos contra los equipos que desde el Departamento de Estado y de la Casa Blanca han concebido y ejecutado la política hacia el chavismo gobernante desde 1999, ha sido el del usual desconocimiento de las particularidades venezolanas. El equipo asomado por Trump: Rubio, Waltz y Landau parecieran superar esa limitante. Hablan español, han estado enfocados en temas de Latinoamérica durante sus vidas y tienen experiencia como hombres de Estado.