La irrupción de DeepSeek en el mercado de la inteligencia artificial ha desatado una intensa polémica sobre su posible impacto en la seguridad nacional de Estados Unidos y en el liderazgo tecnológico del país. El chatbot, desarrollado en China por el inversor y “genio de las matemáticas” Liang Wenfeng, alcanzó más de 2 millones de descargas en apenas unos días y provocó una caída bursátil de un billón de dólares en valor de mercado de las empresas tecnológicas estadounidenses.
Sin embargo, su éxito comercial y técnico se ve acompañado de serios cuestionamientos vinculados a la recopilación y almacenamiento de datos de usuarios estadounidenses en servidores chinos, un escenario similar al que propició la prohibición de TikTok.
DeepSeek y la seguridad
A diferencia de otros chatbots líderes —entre los que destaca el modelo GPT de OpenAI—, DeepSeek almacena datos en servidores ubicados en la República Popular China. Este aspecto adquiere relevancia crítica a la luz de las leyes de ciberseguridad chinas, que obligan a las empresas con sede en el país a facilitar datos al gobierno cuando se les solicita. En la práctica, esto significa que millones de conversaciones, IPs, patrones de escritura y otros metadatos generados por usuarios estadounidenses podrían quedar a disposición de las autoridades chinas.
Este modelo de recolección masiva de información personal en servidores bajo jurisdicción del Partido Comunista Chino (PCCh) representa un riesgo para la privacidad y, por extensión, para la seguridad nacional de EEUU. No resulta sorprendente que expertos en ciberseguridad y el propio Departamento de la Marina hayan desaconsejado el uso de DeepSeek dentro del ámbito militar, ya que la información sensible podría terminar en manos del gobierno chino.
Censura y sesgo algorítmico
Además de la amenaza directa a la soberanía de los datos, DeepSeek ha mostrado signos evidentes de censura y restricciones temáticas. Preguntas relacionadas con la política interna china —como el rol del presidente Xi Jinping, la masacre de Tiananmen en 1989, el estatus de Taiwán o los abusos a los uigures en Xinjiang— han sido deliberadamente bloqueadas por el chatbot. El sistema llega incluso a interrumpir las respuestas de forma abrupta y a señalar que dichas consultas “exceden su ámbito”.
La implicación de esta conducta censora va más allá de la simple manipulación de contenido: subraya la influencia de la agenda ideológica china en el diseño y la implementación de tecnologías con alcance global. Si estos modelos de IA, con un gran número de usuarios en Occidente, pueden suprimir o sesgar información por mandato gubernamental, podrían moldear la opinión pública y la percepción de la realidad de millones de personas de manera imperceptible.
El precedente de TikTok
Las similitudes con el caso de TikTok son innegables. La popular plataforma de videos cortos fue acusada de representar un riesgo para la seguridad nacional por almacenar datos de ciudadanos estadounidenses en servidores chinos. Finalmente, el Congreso de Estados Unidos decidió promover medidas restrictivas que culminaron con la orden de prohibición de la app a menos que se retirara su participación china antes de enero de 2025. Dada la imposibilidad de ByteDance (la empresa matriz de TikTok) de cumplir con la desinversión exigida, la prohibición se volvió efectiva, y el presidente Trump retrasó su aplicación a través de una orden ejecutiva.
Este antecedente demuestra que, cuando se trata de ciberseguridad y protección de datos en suelo estadounidense, la procedencia de la empresa y los puntos donde se almacena la información son factores clave. Por ello, es de esperar que el Congreso busque mecanismos para bloquear o regular estrictamente el uso de DeepSeek, siguiendo la línea defendida por el representante John Moolenaar (R-Mich.), quien propone reforzar los controles a la exportación de tecnología avanzada.
Carrera por supremacía en IA
La aparición de un modelo de IA chino capaz de competir con gigantes como OpenAI (respaldado por Microsoft) y otros startups de Silicon Valley ha encendido las alarmas en la comunidad empresarial y política de Estados Unidos. Además de los riesgos en materia de seguridad y privacidad, está en juego la supremacía tecnológica y económica en un campo que definirá la competitividad global de las próximas décadas.
El analista de Wedbush, Dan Ives, y expertos del sector, como el CEO de OpenAI Sam Altman, coinciden en que DeepSeek demuestra un nivel de sofisticación sorprendente. No obstante, advierten sobre los supuestos costos de entrenamiento alegados por la empresa china (alrededor de 6 millones de dólares, muy por debajo de los 100 millones invertidos en GPT-4) y la aparente facilidad con la que habrían obtenido hardware avanzado —supuestamente sujeto a controles de exportación—.
La posibilidad de que China no solo iguale, sino supere, la capacidad de innovación de Silicon Valley en inteligencia artificial implica que Estados Unidos debe reforzar aún más sus políticas de investigación, desarrollo y seguridad tecnológica. La llamada “carrera espacial de la IA” podría definir la estructura geopolítica del futuro inmediato, reflejando el punto de inflexión que el inversor Marc Andreessen calificó de “momento Sputnik” de la IA.
Sseguridad nacional y liderazgo tecnológico
Ante la presencia de DeepSeek, la respuesta de Estados Unidos debe ser contundente y coordinada. La prioridad es proteger los datos de los ciudadanos y las organizaciones, evitando que las leyes de ciberseguridad chinas confieran al PCCh la capacidad de acceder a información sensible y de uso estratégico. Seguir el ejemplo de las medidas adoptadas contra TikTok se perfila como una acción lógica y necesaria, dadas las circunstancias.
A la par, se hace imprescindible reforzar la inversión en talento e infraestructura de IA en territorio estadounidense, de modo que las empresas locales mantengan y amplíen su liderazgo en innovación. Es crucial también perfeccionar los mecanismos de exportación de tecnologías avanzadas para que no sean aprovechadas de manera desleal o con fines potencialmente hostiles por parte de potencias rivales.
Mientras la competencia se intensifica, las autoridades y la industria deben asumir un papel firme para defender los intereses de EEUU, en especial cuando se trata de tecnologías con un enorme poder de influencia en la sociedad y la economía. DeepSeek es un recordatorio de que la supremacía tecnológica no está garantizada y de que la salvaguardia de los datos y la privacidad de los ciudadanos constituye, hoy más que nunca, un pilar esencial de la seguridad nacional.
Dr. Rafael Marrero
El Dr. Rafael Marrero es cofundador y director ejecutivo del nuevo think tank conservador Miami Strategic Intelligence Institute (MSI2), cuyo enfoque apunta hacia Latinoamérica. Es autor de los bestsellers América 2.0- La Guerra de Independencia de EE. UU. Contra China y La Última Frontera: Crónica de la Resistencia de EE. UU. Contra la China Comunista.