MIAMI.- El consultor estratégico y escritor Rafael Marrero ofrece un análisis agudo sobre las tensas relaciones entre EEUU y China en su más reciente libro, "La Última Frontera: Crónica de la Resistencia de Estados Unidos contra la China Comunista".
El Dr. Rafael Marrero presenta su nuevo libro "La Última Frontera: Crónica de la Resistencia de Estados Unidos contra la China Comunista"
MIAMI.- El consultor estratégico y escritor Rafael Marrero ofrece un análisis agudo sobre las tensas relaciones entre EEUU y China en su más reciente libro, "La Última Frontera: Crónica de la Resistencia de Estados Unidos contra la China Comunista".
En una entrevista exclusiva con DIARIO LAS AMÉRICAS, Marrero desglosó los argumentos centrales de su obra, que presenta como una “crónica detallada” de lo que denomina una “confrontación existencial” y, en gran medida, “no declarada” entre ambas potencias.
El libro profundiza en la compleja dinámica geopolítica de los últimos años. Marrero argumentó que EEUU está inmerso en una "guerra asimétrica” contra China, una contienda librada en múltiples frentes: económico, tecnológico, ideológico y, de forma inquietante, potencialmente biológico.
Un elemento crucial en su tesis es el devastador impacto de la pandemia de COVID-19. Al cuestionar su origen puramente natural, sostuvo que el virus operó como un catalizador que no solo golpeó la salud y la economía del mundo, sino que también “expuso de manera brutal la peligrosa dependencia de Estados Unidos respecto a China”, alterando el equilibrio de poder.
Marrero pinta un cuadro alarmante al calificar a EEUU como una “neocolonia” del “social imperialismo” chino. Atribuyó esta vulnerable situación a décadas de políticas erradas, a la deslocalización industrial y a una dependencia crítica en manufactura y suministros que han mermado la soberanía estadounidense.
Asimismo, criticó duramente las decisiones corporativas y gubernamentales que facilitaron este escenario y enfatiza en la necesidad imperiosa de revertir esta tendencia para restaurar la fortaleza económica y la independencia estratégica del país norteamericano.
Frente a este diagnóstico, el consultor propuso un conjunto de soluciones. Aboga por romper la dependencia económica de China mediante la repatriación de la cadena de suministro, alcanzar la autosuficiencia energética, controlar el gasto público desmedido y aplicar aranceles estratégicos para blindar la producción nacional.
Nuestro nuevo libro es una crónica de 60 capítulos que comienza con la llegada al poder del presidente Donald Trump y mira de manera retrospectiva, a lo largo de unos cinco años, el acontecer nacional y las principales acciones en esa guerra no declarada que existe entre Estados Unidos y la República Popular China. Trata precisamente de la resistencia de Estados Unidos y de nuestra lucha en contra del social imperialismo del Partido Comunista Chino (PCCh). Mirándolo de esta forma, es una especie de crónica de un corresponsal de guerra que narra diferentes episodios de esa guerra asimétrica que existe en diferentes frentes, que van desde lo económico hasta lo militar en muchos aspectos.
El COVID-19 y la resultante pandemia global fueron un momento que definió un antes y un después para este país y para el mundo entero. Estados Unidos, al igual que gran parte de los países del mundo, fueron agredidos por este virus que se originó, según luego trascendió y se pudo establecer —desde un principio lo planteamos nosotros—, en el Instituto de Virología de Wuhan, lamentablemente con fondos facilitados indirectamente por entidades vinculadas al Dr. [Anthony] Fauci y al Instituto Nacional de Salud de EEUU. Este virus fue el que definió realmente el balance de poder y la situación económica y geopolítica a nivel mundial desde fines del 2019, cuando surge en China. Fue ocultado ante el mundo por las autoridades chinas de manera criminal, resultando en millones de muertes a nivel mundial. Fue una de las peores etapas a nivel sanitario y también económico para todo el mundo. Destruyeron de un golpe la economía en la mayoría de los países altamente industrializados y avanzados. Entre ellos Estados Unidos, donde tuvimos que cerrar el país, vivir en un aislamiento total y en un confinamiento dictados por políticas sanitarias, y eso resultó, dentro de los primeros 30 días solamente, en la desaparición del 3% de todas las pequeñas empresas en el país, lo cual es alarmante porque en Estados Unidos existen más de 30 millones de pequeñas empresas. La economía de este país y la inflación que eso trajo nos ha llevado a pagar las secuelas que hasta el día de hoy estamos enfrentando. Así que realmente puso en relieve el nivel crónico de dependencia tóxica que tenemos hacia el principal enemigo de toda la humanidad, que es el Partido Comunista Chino y su economía. El virus surge en China y luego dependemos de los chinos precisamente para los insumos sanitarios y tratar de paliar esa enfermedad. Esto nos llevó a destapar una situación muy preocupante que vengo denunciando desde hace muchos años: Estados Unidos se ha convertido, desde el punto de vista económico y de producción, en una neocolonia del social imperialismo chino, y eso tenemos que cambiarlo si queremos mantener una república libre y una economía próspera.
Una cosa queda clara como resultado de las vistas (audiencias) que se han realizado por parte del gobierno y de las investigaciones que luego han trascendido: no fue algo orgánico. Fue algo que se les escapó de un laboratorio en su país, que le ocultaron al resto del mundo, lo cual resulta en conducta criminal y premeditada, porque al no avisarle a los demás países y al no tomarse las necesarias medidas para cerrar los puertos de ingreso y egreso, realmente fue que se propagó este virus de una manera desproporcionada. De haber ellos señalado que se trataba de un asunto serio y de haber restringido desde un principio la salida al exterior, se hubiese contenido esta pandemia global. Si se mira los planes militares de la alta dirección del Ejército Popular de Liberación de la República Popular China, existen planes que contemplan la destrucción total de los Estados Unidos, escritos por altos generales de ese ejército. Así que las acciones no están divorciadas de todo el modo de pensar maoísta de querer controlar el mundo y de ser la primera potencia global controlando a la humanidad. No lo veo como un acto aislado, no veo como algo orgánico.
La administración actual ha propuesto una serie de medidas que son muy favorables al sano desarrollo de nuestra economía y la declaración de la independencia nuestra con respecto a la cadena de suministro de la República Popular China. Número uno, tenemos que terminar de una vez y por todas las guerras que existen a nivel mundial, en diferentes partes del mundo. La guerra entre Rusia y Ucrania debe cesar. Debemos estabilizar toda la situación en el Oriente Medio y también poner un fin a todos los conflictos bélicos que existen, porque eso está desangrando la economía de Estados Unidos y está reduciendo el apresto a nivel de operaciones de las Fuerzas Armadas. Por otro lado, tenemos que tomar medidas para evitar un conflicto con China en el Indo-Pacífico, que se aproxima y que algunos expertos vaticinan sucederá en el 2027, como resultado de los choques de intereses del Partido Comunista Chino de ocupar y ser dueños de la República de China en Taiwán. Eso es muy importante también. Por otro lado, tenemos que frenar el desmedido gasto público, porque nos ha llevado a una altísima inflación y con una deuda nacional soberana que sobrepasa los 36 trillones de dólares. También, Estados Unidos tiene que desarrollar una independencia energética para poder realmente competir en el ámbito mundial dentro de todo lo que es inteligencia artificial. Y eso presupone desarrollar un poderío energético que hasta hace poco se había frenado por parte de la Casa Blanca bajo la administración del señor Joe Biden. Por otro lado, tenemos que realmente reinvertir en la producción de ciertos rubros de manufactura para apoyar la base de defensa, la base de manufactura de defensa, porque algunos artículos e insumos fundamentales para la seguridad nacional, como por ejemplo los misiles antibuque, requieren todo un proceso bastante prolongado de hasta dos años para manufactura. Tenemos que, en pocas palabras, repatriar la cadena de suministro de la República Popular China, crear empleos en nuestro hemisferio, en nuestra América, en toda América Latina, para evitar y de esa forma paliar también la situación de control que tienen los narcoterroristas, los cárteles de la droga en todo el hemisferio.
Soy un fan y un defensor de la manufactura hecha en América, de la creación de empleos para que nuestros hijos y nietos puedan heredar un país próspero porque la mayoría de nosotros, por ejemplo los hispanos en Estados Unidos, vinieron huyendo o al comunismo o a las condiciones terribles que se crearon en América Latina. ¿Qué hacer para que el ‘Made in USA’ regrese y para desarrollar esa economía próspera? Tenemos que enfatizar la producción nacional, tenemos que utilizar sabiamente, como está haciendo el presidente Donald Trump, la implementación de tarifas para fomentar la producción local. Porque el problema que tenemos actualmente es un problema de déficit y de desbalance comercial. Todos nuestros supuestos socios y aliados a nivel mundial, y también los principales clientes o socios comerciales, en este caso China –porque nosotros le compramos, somos el comprador número uno de la República Popular China–, y precisamente ese poder lo hemos creado nosotros a través de políticas fallidas a nivel de política exterior.
[email protected]
@danielcastrope