Trump comienza el lunes su segundo mandato, una revancha política que escenifica en su primer retrato oficial: mirada desafiante a la cámara, con el ceño fruncido y semblante serio, muy diferente al mandatario que juramentó en 2017. Y distinto desde todos los ángulos de análisis.
Esta vez, Trump llega curtido por las traiciones, las decepciones, errores cometidos en su primer mandato y un escabroso camino que no sólo lo ha fortalecido, sino que lo ha convertido en el máximo líder conservador de EEUU y del mundo occidental.
Cambios y esperanza
Trump asume este lunes como la estampa viva de la esperanza y del cambio necesario para enrutar a la Gran Nación al punto desde donde avanzaba décadas atrás con vigor, fortaleza y seguridad para todos los estadounidenses, sin importar idelogías ni tendencias políticas.
Casi 80 millones de votantes estadounidenses eligieron a Trump para Hacer Grande a America Otra Vez, como parte del enorme movimiento popular creado por él para rescatar y defender los valores conservadores en los que se fundó EEUU. Hoy ante el peligro de una corriente globalista de la llamada revolución cultural y agendas del radicalismo de izquierda dentro y fuera del país.
La imagen, revelada por su equipo cuando faltan tres días para la investidura, se parece mucho a la famosa foto del republicano tomada a finales de agosto en Atlanta.
Ningún proceso penal injusto, todos con el objetivo de persecución y acoso político marcado, ni la aborrecible campaña de los grandes medios de izquierda y ultraizquiera, ni las patrañas inventadas para su descrédito han frenado la voluntad de seguir hacia adelante de este guerrero incansable, el presidente norteamericano más atacado en la historia de la nación.
A las 12:00 en punto del lunes, hora de la costa este de Estados Unidos, los códigos nucleares cambiarán de manos.
Donald Trump se convertirá de forma oficial en el 47º presidente de Estados Unidos y sucederá al peor jefe que ha tenido el país por su desastrosa gestión presidencial, el demócrata Joe Biden, a quien muchos cuestionan si realmente fue él quien gobernó.
Hasta la ceremonia de juramentación será diferente esta vez, tras la mayor victoria electoral de un republicano en más de 20 años.
El equipo organizador del evento y el propio Trump confirmaron que la ceremonia de investidura se celebrará en el interior del Capitolio, por vez primera en 40 años, debido a las bajas temperaturas que azotarán la capital del país.
Reajustes por la inclemencia del tiempo
Mediante un comunicado de prensa, el equipo presidencial emitió la siguente declaración firmada por el mandatario electo:
"He ordenado que el discurso inaugural, además de las oraciones y otros discursos, se pronuncie en la Rotonda del Capitolio de los Estados Unidos, como lo utilizó Ronald Reagan en 1985, también debido al clima muy frío. Los diversos dignatarios e invitados serán llevados al Capitolio. ¡Esta será una experiencia muy hermosa para todos, y especialmente para la gran audiencia televisiva!"
¡El 20 de enero no puede llegar lo suficientemente rápido! Todos, incluso aquellos que inicialmente se opusieron a una victoria del presidente Donald J. Trump y la administración Trump, desean ver ya la cremonia de juramentación
"Abriremos el Capital One Arena el lunes para ver EN VIVO este evento histórico y para albergar el desfile presidencial. Me uniré a la multitud en el Capital One, después de mi juramentación".
La gran sala en el centro de Washington cuenta con capacidad para unas 20.000 personas.
También acogerá el desfile que tradicionalmente se celebra en la inmensa explanada del Mall, para el que inicialmente se esperaban 7.500 participantes.
Donald Trump ha prometido unirse al público tras jurar el cargo.
Esta jornada histórica concluirá por la noche con los tradicionales bailes, mientras que están previstos tres discursos del nuevo Presidente.
Todos los demás eventos se mantienen igual, incluido el Rally de la Victoria en el Capital One Arena, el domingo a las 3:00 p. m. (las puertas se abren a la 1:00 p. m., ¡llegue temprano!) y los tres bailes inaugurales el lunes por la noche.
"¡Todos estarán a salvo, todos estarán felices y, juntos, HAREMOS QUE ESTADOS UNIDOS SEA GRANDE OTRA VEZ!".
Trump prestará juramento en la rotonda bajo la gran cúpula de la sede del Congreso en Washington D.C, resguardado del frío glacial de esa mañana: -6ºC con una sensación térmica que podría alcanzar los -13ºC.
"Hay una ráfaga de viento ártico que barre el país. No quiero ver a nadie afectado o lastimado de ningún modo. Son condiciones peligrosas para las decenas de miles de agentes de la ley, personal de emergencias, perros policía y hasta caballos, y cientos de miles de simpatizantes que estarán afuera durante muchas horas el día 20 (en cualquier caso, si decides venir, ¡abrígate bien!)", explicó Trump este viernes en su plataforma Truth Social.
La última vez que ocurrió algo así fue el 21 de enero de 1985, durante la segunda ceremonia inaugural de Ronald Reagan, trasladada al interior de la sede del Legislativo, después de que el termómetro comenzara a marcar -14ºC.
Y como si el destino lo quisiera así, Trump parece ser la extensión del existoso mandato del presidente Ronald Reagan, quien también salvó su vida tras ser baleado en un atentado antes de ganar su reelección para cumplimentar los 8 años.
Cada vez más aparecen coincidencias con Reagan para los anales de la historia y aunque haya grandes diferencias entre ambos y en épocas, también existen grandes similitudes.
La Biblia, la bandera y el juramento
Los festejos comienzan este sábado por la noche con una recepción y un espectáculo de fuegos artificiales en Sterling, uno de sus clubes de golf situado a menos de una hora de Washington (Virginia).
El domingo por la tarde, Trump dará un mitin en Washington ante miles de sus partidarios.
Una ceremonia en la catedral nacional cerrará el capítulo de la toma de posesión el martes.
Con la mano sobre una Biblia, jurará "preservar, proteger y defender la Constitución".
En el mismo lugar, el 6 de enero de 2021, sus partidarios irrumpieron en la sede del Congreso para intentar impedir la controversial victoria y certificación de Joe Biden.
Cuatro años después, millones de estadounidenses, aliados cercanos y Trump siguen firmes en plantear que hubo un gran fraude electoral.
En esta ocasión, no hubo ninguna duda, ni siquiera por parte de sus enemigos más acérrimos, entre ellos la gran prensa izquierdista. La victoria de Donald Trump sobre la vicepresidenta Kamala Harris el 5 de noviembre fue contundente.
Las medidas de seguridad son excepcionales después de tres intentos de asesinato contra el líder republicano durante la campaña: 48 kilómetros de barreras, 25.000 policías desplegados, drones...
Luego de un exitoso primer mandato, que también le valió el arrasador triunfo electoral en noviembre, Trump llega mucho mejor preparado y con una plataforma bien detallada de lo que debe hacer para levantar el país, hundido en crisis por su predecesor y su agenda de ultraizquierda.
El presidente asume con el control republicano de ambas Cámaras del Congreso, la Casa Blanca y mayoría conservadora en la Corte Suprema.
Banderas izadas, líderes mundiales y personalidades
Trump también ha elegido a su gabinete, no sólo por su capacidad, experiencia y responsabilidad, sino por la lealtad no sólo a él, sino al país y a todos los estadounidenses.
Y por eso el líder republicano de la Cámara de Representantes decidió izar las banderas en el Capitolio, en lugar de dejarlas a media asta en homenaje al recientemente fallecido presidente Jimmy Carter.
Desde el momento de su victoria en las elecciones, Trump emprendió de forma directa su camino hacia todos sus objetivos.
En el acuerdo logrado entre Israel y los terroristas de Hamás, el nuevo presidente fue el principal eje.
El 56% de los estadounidenses cree que este segundo mandato será exitoso, de acuerdo con la cadena de izquierda CNN. Según otros medios de prensa, el índice sube a más de 68%.
Los líderes mundiales ya lo han llamado por teléfono, líderes conservadores de todo el mundo estarán en las gradas el lunes y las grandes tecnológicos, que en su momento fueron enemigas abiertas, ahora financian gran parte de la histórica festividad.
Líderes políticos y personalidades de diversos sectores de decenas de naciones asisten a la toma de posesión.
Jeff Bezos (Amazon) y Mark Zuckerberg (Meta) estarán presentes el lunes, junto al hombre más rico del mundo, Elon Musk, un gran aliado de Trump cuya influencia ahora se extiende más allá de las fronteras.
Entre los asistentes estarán el expresidente Barack Obama (sin Michelle Obama), a quien Donald Trump sucedió en su primer mandato en 2017. Al igual que las otras dos exparejas presidenciales, Bill y Hillary Clinton, y George W. y Laura Bush, según medios de prensa.
Los primeros ministros de Italia, Giorgia Meloni, y de Hungría, Viktor Orban, han sido invitados. También deben llegar a Washington los presidentes de Argentina, Javier Milei y del Salvador, Nayib Bukele, entre muchos otros dignatarios.
La Justicia brasileña le denegó la salida del país para asistir a la toma de posesión de Trump a Jair Bolsonaro, el expresidente de Brasil.
Otras figuras de la derecha europea han anunciado su asistencia: los franceses Marion Maréchal y Eric Zemmour, el británico Nigel Farage y uno de los líderes del partido alemán AfD, Tino Chrupalla.
Desde el primer día, el futuro presidente prometió decisiones impactantes para el futuro inmediato de la nación americana.
¿Obstáculos? Nadie como Trump sabe vencer cualquier barrera o contratiempo. Su tenacidad, valentía, inteligencia y capacidad de trabajo han sido sus mejores aliados para convertirse en el gran vencedor. Trump, más que demostrado, no le teme a nada, ni a la muerte, de ahí el respeto ya internacional por el nuevo liderazgo en la Casa Blanca, a diferencia de la anterior administración.
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