MIAMI- La “inofensiva” plataforma china de entretenimiento, TikTok, tiene hasta el 19 de enero para ponerse a la venta a un comprador estadounidense o dejar de existir en Estados Unidos.
No es secreto que el régimen de China nunca ha sido un aliado de Estados Unidos y mucho menos del sistema capitalista occidental. Sus objetivos parten de influir cada vez más en la transformación de las sociedades occidentales
MIAMI- La “inofensiva” plataforma china de entretenimiento, TikTok, tiene hasta el 19 de enero para ponerse a la venta a un comprador estadounidense o dejar de existir en Estados Unidos.
Así lo decidió el Congreso en Washington, luego de que informes de inteligencia de EEUU y otros países revelaran que TikTok es utilizada como medio de rastreo y recopilación de datos de ciudadanos estadounidenses para el régimen comunista de Pekín.
Hay dos elementos importantes que confirman que el sistema que utiliza TikTok no es sólo para entretener y mucho menos inocente como parece.
En primer lugar, el propio régimen chino no permite la versión tecnológica internacional de esta plataforma dentro del país asiático; y en segundo lugar, está la intensa campaña de defensa que hace Pekín desde hace años por esta empresa, supuestamente "privada".
Bien es conocido que ningún gobierno destina recursos, tiempo y gestiones a nivel internacional si su objetivo no está estrechamente relacionado con intereses nacionales de alta trascendencia.
Más sabido aún es que un régimen comunista, cuya permanencia depende del control político, social y económico, jamás deja espacios vacíos para la improvisación y la “independencia” privada a una empresa transnacional en el vórtice de la guerra tecnológica y geopolítica global de la presente era.
La contraparte o hermana gemela de TikTok en China se nombra Douyin y funciona con algoritmos totalmente diferentes a los que usa la compañía en su versión internacional. Si han existido sospechas en muchos países sobre el verdadero objetivo de TikTok, lo anterior las incrementa aún más.
Además de crear dependencia y adicción en los niños y adolescentes, público al que se destina en particular, su operatividad desarrolla hábitos en las nuevas generaciones mediante una amplia diversidad de propósitos, que pueden ser “para bien” o para mal.
No es secreto que el régimen de China nunca ha sido un aliado de Estados Unidos y mucho menos del sistema capitalista occidental. Sus objetivos parten de influir cada vez más en la transformación de las sociedades occidentales, el robo de tecnologías y propiedad intelectual con el fin de destronar a Washington en su papel hegemónico: desde el control de los avances científicos y tecnológicos a nivel global hasta perseguir a toda costa los poderes militares, económicos y geopolíticos del planeta.
China, a pesar de que se brinda como un aliado del mundo occidental, actúa como el gran lobo disfrazado de noble e indefensa ovejita; con intenciones muy sutiles, pero con planes meticulosamente definidos y estructurados acerca de sus propósitos y las formas en cómo obtenerlos.
Las grandes preocupaciones de los representantes y senadores estadounidenses sobre TikTok son: el potencial impacto en la seguridad nacional, la recopilación masiva de datos, el control algorítmico y la interferencia directa del régimen comunista chino.
También es cuestionada por el ciberacoso y la presencia de depredadores sexuales que se dirigen a niños y adolescentes, aunque esto se encuentra en todos los rincones de internet.
EEUU, Reino Unido, Canadá y muchos países europeos han prohibido a los funcionarios gubernamentales usar la aplicación china.
Los problemas de la plataforma comenzaron en 2020, cuando el entonces presidente Donald J. Trump emprendió esfuerzos para prohibirla, bajo recomendaciones de asesores de inteligencia e informes secretos. En ese momento, TikTok estaba instalada en 800 millones de dispositivos en el mundo. Ahora, se encuentra en 3.500 millones, según la empresa de aplicaciones Sensor Tower.
El Departamento de Justicia de EEUU manifiesta que TikTok y su empresa matriz ByteDance utilizan el sistema llamado Lark, que envía datos confidenciales de clientes estadounidenses a servidores regulados por la inteligencia y el ejército en China.
Mediante el conocimiento detallado de los gustos, preferencias y pensamientos, el régimen puede influir de forma expedita en fomentar divisiones sociales, provocar estados de opinión de toda índole, exacerbar la falta de confianza en las instituciones gubernamentales del país y estimular acciones de violencia social para socavar la democracia occidental, han explicado expertos.
“Permitir que el régimen chino utilice TikTok para sus objetivos con la máxima eficacia de la tecnología, representa una amenaza inaceptable para la seguridad nacional de EEUU”, expresaron fiscales en Washington como respuesta a una demanda presentada por la plataforma contra el gobierno federal y las restricciones impuestas por el Congreso.
De ahí que el presidente Joe Biden firmara en abril una ley federal que exige la venta de TikTok a un inversor estadounidense, y para eso dio un término ampliado de 9 meses. El plazo vence el 19 de enero de 2025.
Los abogados de la empresa china argumentan que esa ley es contraria a la Primera Enmienda de la Constitución de EEUU que protege la libertad de expresión.
Si se apela a este argumento en China, las únicas dos salidas posibles son: cumplir con los estatutos chinos o la expulsión del país.
Pekín ejecuta todas las prohibiciones que entiende sin reparos respecto a la libertad de ningún tipo ni respeto a los derechos empresariales internacionales, si percibe el más mínimo atisbo de peligro para su seguridad nacional.
En días recientes, el Tribunal de Apelaciones para el Circuito del Distrito de Columbia rechazó el recurso de defensa de la plataforma TikTok, exigió una vez más la separación de su matriz ByteDance para poder continuar sus operaciones en EEUU y ratificó que la ley emitida por el Congreso y firmada por Biden es constitucional.
Los jueces rechazaron el argumento presentado por TikTok de que la ley trata de censurar contenidos y no de garantizar la seguridad nacional.
Como su último recurso, la defensa legal de la empresa china solicitó a la Corte Suprema en la capital estadounidense que atienda el caso y emita un dictamen, ante los reiterados rechazos de los tribunales federales.
Los abogados de la empresa china argumentan que esa ley contradice la Primera Enmienda de la Constitución de EEUU que protege la libertad de expresión, algo que ni siquiera existe en China.
La ley estadounidense y el sistema democrático de Norteamérica permiten recursos de apelaciones a individuos y empresas extranjeras, aunque se relacione con riesgos de seguridad nacional.
El régimen comunista de China, con el Partido Comunista como rector social, económico y político, no permite ninguna defensa sobre derechos, si se trata de su seguridad territorial.
El 19 de abril de este año, Apple fue obligada a retirar de su tienda de aplicaciones en China a WhatsApp y Threads, debido a que el marco legal del país asiático impide de forma radical que las plataformas de redes sociales extranjeras entren el mercado chino.
Lo anterior demuestra y evidencia el férreo control de China sobre empresas extranjeras y nacionales, el argumento válido de EEUU para velar por su seguridad nacional con todo el derecho que le otorga la Constitución y las leyes del país.
China está bien consciente de que la llegada de Trump a la Casa Blanca impone un verdadero liderazgo, ante el peligro y las acciones de Pekín.
En respuesta al ultimátum de Washington a TikTok, China comenzó una investigación contra el gigante estadounidense de chips Nvidia en China por presuntas “violaciones de las leyes antimonopolio”, informó el canal estatal CCTV.
El procedimiento contra el gigante de los “chips” (semiconductores) fue iniciado por los servicios de regulación del mercado público y también se refiere a la violación de un compromiso asumido en 2020, cuando adquirió Mellanox Technologies Ltd, según CCTV.
Nvidia es con diferencia el mayor productor de los llamados “chips” GPU (Graphics Processing Unit), también conocidos como tarjetas gráficas, que se consideran indispensables para el desarrollo de la IA generativa.
El presidente electo Donald Trump ha reiterado que mantendrá, como en su primer mandato, mano dura con las acciones antiestadounidenses de Pekín.
De hecho, aumentará los aranceles para alentar a las empresas norteamericanas a repatriar parte o la totalidad de su producción a Estados Unidos.
Por su parte, la administración Biden redujo aún más a finales de noviembre la exportación a China de “chips” y equipos para fabricarlos, invocando riesgos para la seguridad nacional de EEUU.
El 3 de diciembre, Pekín anunció restricciones a sus exportaciones de metales como el galio, el germanio y el antimonio, esenciales para el diseño de paneles solares y semiconductores utilizados en diversos dispositivos civiles y militares.
Queda demostrado que más allá de su inocua imagen como una plataforma de “entretenimiento”, TikTok forma parte de la estrategia militar y la guerra tecnológica y de espionaje de China contra el mundo occidental y EEUU, que al parecer está decidido a recuperar el terreno perdido frente al grave peligro que representa China como gran enemigo, con vestimenta de “aliado”.
Se encuentra pendiente la decisión de la Corte Suprema, el último recurso que le queda a la empresa china para definir su destino, al menos en EEUU donde hay casi 200 millones de cuentas abiertas con esta aplicación entre las 1.582 millones en el resto del mundo.
Resulta muy claro que el interés de China, por esta supuesta plataforma de “entretenimiento” no está en perder 200 millones de clientes en EEUU, sino mantener a esta empresa activa dentro de su principal contrincante comercial, tecnológico y militar.
También es muy seguro que el conflicto económico entre Pekín y Washington escale aún más desde que el presidente electo Donald J. Trump asuma la Presidencia el 20 de enero. TikTok es ya un eslabón desencadenante en este diferendo.