MIAMI.-REDACCIÓN
Analistas políticos como el puertorriqueño Jay Fonseca, afirman que “cada puertorriqueño con educación universitaria que establece una carrera en otro lugar es una gran pérdida para la mancomunidad”
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Cuando en el año 2012 los puertorriqueños votaron por convertirse en el estado norteamericano número 51, cifraron sus esperanzas en el mejoramiento de la situación económica que afecta su país; sin embargo Washington no dio respuesta final, y hoy los nativos de la isla del Caribe siguen la mayor emigración en más de medio siglo.
Según un análisis del Pew Research Center, basado en las estadísticas de la Oficina del Censo de Puerto Rico, San Juan con el área metropolitana más grande, sufre en gran medida la pérdida de población. Otros nueve condados han visto disminuir la cantidad de habitantes al menos un 10% en el último lustro.
Sólo en uno de los distritos se produjo un aumento significativo de la población entre 2010 y 2015: Gurabo, en el este de la isla creció en 1.900 personas (4%) a 47.000.
El Instituto de Estadística de Puerto Rico señala que debido a la alta cantidad de residentes que han abandonado la isla en los últimos años, ahora hay un millón más de puertorriqueños en Estados Unidos (4,9 millones) que en Puerto Rico (3,7 millones).
Las tres cuartas partes de esta pérdida de población han tenido lugar desde 2010. La población de Puerto Rico disminuyó un 7% desde la fecha, en comparación con una pérdida del 2% en la primera década del presente siglo.
La emigración masiva es una respuesta a los problemas económicos del país, que afronta una amenaza del ‘default’. La deuda gubernamental asciende a 73.000 millones de dólares, según Financial Times.
El fenómeno agudiza las dificultades en el orden financiero, pues la partida de puertorriqueños reduce la base tributaria de la isla, empeorando el déficit del presupuesto.
Los responsables del Gobierno han buscado la solución emitiendo aún más deudas, soportando una carga mayor que no pueden pagar.
Para los jóvenes universitarios el asunto también se torna complicado, así lo reflejan las palabras de Edwin Meléndez, director del Centro de Estudios Puertorriqueños de Hunter College en Nueva York.
"En Puerto Rico, hay un punto de vista generalizado en relación a que hay una 'fuga de cerebros' debido a que muchos jóvenes profesionales se han ido", manifestó Meléndez, "pero no son los únicos que se van".
Analistas políticos como el puertorriqueño Jay Fonseca, afirman que “cada puertorriqueño con educación universitaria que establece una carrera en otro lugar es una gran pérdida para la mancomunidad”.
Tras un sondeo realizado recientemente, el 40 por ciento de los puertorriqueños alegan que se movieron a la parte continental por razones relacionadas con el trabajo, mientras que el 39% adjudicó motivos familiares.
Podríamos adicionar a la continua pérdida de población, otro indicador no menos alentador, y es que la fertilidad de la isla ha disminuido en los últimos años.
Los factores anteriores (emigración sostenida y baja fertilidad) han propiciado la disminución de su población por debajo de los niveles de 1990, cuando 3,52 millones de personas vivían en el estado libre asociado.
Las proyecciones de la Oficina del Censo son poco alentadoras pues especula que la población de Puerto Rico caerá a 2,98 millones en 2050, por debajo incluso de los registros de la década del 80 del siglo anterior.
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