domingo 27  de  abril 2025
DISCREPANCIA

¿Por qué la discordia entre Trump y el presidente de la Reserva Federal?

Durante la campaña electoral de Trump en 2024, el presidente de la Reserva Federal hizo declaraciones directas contra el aspirante conservador a la Casa Blanca, el ahora presidente Donald J. Trump

Por Leonardo Morales

Desde mucho antes de retomar la Casa Blanca, asesores económicos y el presidente Donald Trump sabían que uno de sus escollos sería el presidente de la Reserva Federal (Fed o Banco Central), Jerome Powell.

El jefe del Banco Central se equivocó cuando restó importancia y se mostró en extremo pasivo frente a la inflación que desató Joe Biden con sus fallidas políticas de cambio climático en 2021.

No fue hasta un año y tres meses después que la Fed comenzó a combatir la inflación con el comienzo de 11 alzas de tasas de interés, las dos primeras de un tímido 0.25%.

En reiteradas ocasiones Powell, junto a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo que “no había de qué preocuparse”, debido a que los niveles inflacionarios -que escalaron cada mes ante la vista atónita de economistas y analistas- “eran temporales y no creaban ningún riesgo alarmante”.

Cuatro años después, los estadounidenses siguen bajo los efectos de la inflación.

Pero antes hubo otro precedente sobre su cuestionable labor.

Emplazamiento a Powell

En el 2020 y en pleno auge de la pandemia de COVID-19, el propio Trump durante su primer mandato se vio obligado a emplazar a Powell en público y exigirle que bajara a cero las tasas de interés y ejecutara otras medidas de urgencia para enfrentar la recesión inesperada en EEUU ante la crisis sanitaria mundial.

A regañadientes, Powel puso en práctica las regulaciones y acciones necesarias que se sumaron a los paquetes de ayuda financiera que lanzó Trump y que fueron aprobados en el Congreso de Washington para evitar una debacle económica.

A partir de aquí comenzaron las discrepancias entre Powell y Trump. Por cierto, fue el líder republicano quien lo propuso para dirigir el Banco Central. Luego en 2022, Biden lo ratifica para un segundo mandato y el Senado lo aprueba.

Durante la campaña electoral de Trump en 2024, el presidente de la Reserva Federal hizo declaraciones directas contra el aspirante conservador a la Casa Blanca.

Ante rumores de que Trump iba a presionarlo para su renuncia, Powell respondió que no pensaba hacerlo y menos bajo presión de nadie.

El actual secretario del Tesoro, Scott Bessent, dejó entrever días después de la victoria electoral de Trump que el nuevo gobierno buscaría un experto para actuar en las sombras de Powell.

Trump – a pesar de que no confía en la dinámica de Powell- lo que busca es que el presidente del Banco Central no se deje intimidar por los medios de prensa de izquierda y sus campañas anti-aranceles y anti-Trump.

La controversia subió de tono en días recientes cuando Trump se refirió a Powell como “un gran perdedor”, declaraciones que avivaron los comentarios de los medios de prensa sobre su probable destitución.

No obstante, el impulsor de Make America Great Again (MAGA) respondió a los rumores: “No tengo la intención de despedir a Powell, sólo deseo que haga su trabajo y actúe de forma oportuna”.

"Me gustaría verlo más activo" para bajar las tasas, porque "es el momento perfecto para hacerlo", añadió.

"Si no lo hace, ¿es el fin? No", añadió Trump, pero representa “una gran ayuda para el camino transformador que hemos iniciado”.

De cualquier forma, una despedida del jefe del Banco Central en medio de tal agitación arancelaria y cambios radicales en el comercio generaría más desconfianza en los mercados y el incremento de la incertidumbre, avivada por los sectores de extrema izquierda.

El segundo mandato del jefe de la Fed no termina hasta mayo de 2026.

Las abiertas desaveniencias

El conflicto abierto entre el presidente estadounidense y el jefe del banco central más poderoso del mundo hizo temblar el lunes 21 de abril a la Bolsa de Nueva York y el resto de los mercados.

Powell no comparte la agresiva estrategia de aranceles del actual inquilino de la Casa Blanca y siempre se ha mostrado en extremo moderado y lento en un ambiente caracterizado por la competencia hostil contra EEUU y las acciones de China y los países miembros del BRICS (grupo contra la hegemonía del dólar y el poder de Washington) para destronar a Norteamérica como líder mundial.

La plataforma económica del Presidente intenta bajar la inflación de forma sostenida y en una economía real que beneficie a los estadounidenses, asfixiados durante cuatro años en la peor crisis de precios en los últimos 50 años.

La imposición de aranceles para lograr un mercado justo, traer las empresas estadounidenses de vuelta al país, hacer bajar el valor del dólar para incrementar las inversiones y convertir la economía en productiva (reindustrialización) en vez de consumista, conforman las bases principales para los planes económicos del mandatario estadounidense.

En sentido general, Trump emprendió la mayor transformación económica en la historia del país de forma acelerada, con lo que no coincide el jefe de la Reserva Federal, cuya percepción se basa en el tradicional desenvolvimiento de los procesos económicos y sólo los cambios necesarios.

El presidente de la Reserva Federal no es economista de carrera, sino abogado; y es el primer exbanquero de inversiones en ocupar tan relevante puesto.

Antes de su nombramiento, Powell fue profesor en el Centro de Política Bipartidista en Washington D.C. e impartió conferencias sobre cuestiones fiscales federales y estatales. Fue subsecretario del Departamento del Tesoro durante la presidente de George H. W. Bush. Pero antes ejerció como abogado y banquero de inversiones en la ciudad de Nueva York.

El FMI espera que la economía estadounidense crezca entre un 1,8% y un 2% este año, un pronóstico que pudiera ser mucho mejor si los resultados del Plan Trump se adelantan, a pesar de la negatividad de algunos analistas alineados a las políticas “progresistas” (socialistas) del gobierno anterior.

Un ritmo acelerado de disminución de tasas por parte de la Reserva Federal estimularía la economía al hacer más accesible el crédito.

China a la expectativa, a la caza

Por la otra parte, se encuentra China.

El modelo económico de Pekín basado en sus exportaciones es "insostenible" y perjudica tanto a China como al resto del mundo, afirmó el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, en medio de la guerra comercial entre las dos potencias.

"Es un modelo insostenible que no solo está perjudicando a China sino a todo el mundo", expresó Bessent en un discurso en Washington en el que subrayó las preocupaciones sobre los desequilibrios comerciales, que el presidente Donald Trump quiere corregir a través de aranceles.

Bessent sostuvo, además, que "Estados Unidos Primero (el eslogan de Trump) no significa Estados Unidos solo".

Insistió en que las acciones de la administración Trump son un llamado a la "colaboración más profunda y el respeto mutuo entre socios comerciales".

Durante décadas las "decisiones de políticas intencionales" y unilaterales de otros países han debilitado la industria estadounidense y han puesto su seguridad "en riesgo."

"Este status quo de desequilibrios grandes y persistentes no es sostenible", apuntó Bessent. "No es sostenible para Estados Unidos, y no es sostenible para otras economías".

Impacto por décadas en la industria

Durante el mandato de Biden, la actividad manufacturera en EEUU estuvo en una contracción histórica y récord de más de dos años de forma consecutiva, muy por debajo del índice de medición de 50 puntos, que representa estancamiento.

Powell [le teme a las políticas disruptivas del presidente Trump] y se opone a cambios drásticos, lo que contraviene la postura de la Casa Blanca respecto a su principal enemigo: China.

En el mismo discurso en un foro del Instituto de Finanzas Internacionales -al margen de las Reuniones de Primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM)- el secretario del Tesoro también afirmó que ambas instituciones necesitan ser "aptas" para su propósito, al considerar que se han desviado de sus misiones iniciales.

El FMI "no tiene obligación de prestar a los países que no logran implementar reformas", sostuvo Bessent.

"La estabilidad económica y el crecimiento deberían ser los indicadores del éxito del FMI, no cuánto dinero presta la institución", señaló.

Agregó que el BM tampoco debería "esperar más cheques en blanco para un marketing vacío centrado en palabras de moda acompañado de compromisos blandos con las reformas".

Estados Unidos es el principal accionista del FMI y lidera el BM.

El oro, vinculado estrechamente a la Reserva Federal, es parte importante de la línea económica del presidente Trump en su megaplan. Y como resultado anticipado, el martes 22 abril el valor del preciado mineral subió a un récord histórico de 3.500 dólares la onza, que se había vaticinado para finales de 2025.

Al cierre de esta edición el valor era de 3.328 dólares por onza.

El afán de los inversores a refugiarse en valores seguros dio al traste con las expectativas de la Casa Blanca, además de favorecer al Banco Central, que no necesitará imprimir más dinero por el momento, una de las causas principales que aceleran la inflación.

Trump busca también reevaluar la correlación oficial de reserva entre el oro y el dólar para el pago de la deuda pública estadounidense.

Uno de los propósitos del mandatario estadounidense es incrementar de forma abultada la liquidez de dólar en circulación y que gran parte entre de nuevo en EEUU.

Una mayor liquidez de dólar

Los bancos centrales llevan décadas acumulando reservas en dólares como moneda rectora y ahora la utilizan en la adquisición de oro y bonos del Tesoro, algo que automáticamente hará descender la inflación y para mantenerla en niveles ínfimos durante el tiempo que necesita EEUU para reindustrializar el país. Es exactamente lo que busca Trump en estos momentos y de ahí su interés por la reservas de oro de EEUU en Fort Knox, Kentucky.

Por otra parte, busca que el valor del dólar caiga para garantizar billones de dólares en inversiones dentro de EEUU.

La correlación entre el oro y el dólar es diametralmente inversa. Cuando el dólar cae, el oro sube y viceversa.

El oro se cotizó a 3.467,87 dólares por onza, un poco antes de implantar el récord de 3.500,10 dólares.

Los bancos centrales se han desatado a comprar oro mediante sus reservas de dólares, uno de los objetivos principales del gobierno del presidente Donald Trump para bajar el valor del dólar, aumentar la liquidez mundial de dólares y reducir al máximo la inflación

Powell no hizo absolutamente nada frente a la inflación en su primera etapa y permitió que ascendiera a los peores niveles en los últimos 50 años, inmersa en un letargo asombroso.

Ahora ocurre lo mismo y el presidente de EEUU quiere la acción de Powell para cumplimentar sus políticas económicas que se encaminan a corregir casi todos los errores durante décadas, en especial en los últimos 12 años de mandato demócrata, primero el de Barack Obama y luego el remate de la desastrosa gestión de Joe Biden.

Este tradicional valor de refugio se beneficia de la incertidumbre en los mercados después de la andanada de aranceles anunciada por Trump a principios de abril.

Esta incertidumbre es otro de los aspectos que buscan Trump y sus asesores económicos desde el principio para que los inversores y los bancos centrales se mueva en la dirección que necesita Washington. En estos momentos, el gran proyecto económico de Trump marcha como se ha planificado.

Los temores sobre una guerra comercial entre Estados Unidos y China se intensificaron después de que Pekín reafirmara su oposición a cualquier tratado comercial entre Washington y terceros países que puedan perjudicar su economía.

Pero, el régimen chino comenzó a poner la reversa y lo mismo hizo en parte Trump como respuesta. “EEUU no tolerará más abusos contra los productos estadounidenses. Eso terminará”, ha reiterado el jefe de la Oficina Oval. Por eso, la necesidad de que Powell se sume a la misma línea de movimiento que Washington y no vaya de forma independiente, a pesar de que es una institución “supuestamente” independiente.

La situación para EEUU dio un giro negativo de 180 grados en los últimos cuatro años y agudizó los problemas que sucedían durante décadas como el gasto excesivo del gobierno federal y las políticas erradas en economía, inmigración y exteriores; entre otras, que dispararon la deuda pública del país por encima de los 36 billones junto a muchas otras consecuencias para la industria y las empresas estadounidenses.

FUENTE: Con información de AFP y diversas fuentes.

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