Desde que el presidente de Estados Unidos Donald J. Trump comenzó a enfatizar en los aranceles durante su campaña electoral, sabía perfectamente que desataría una "tormenta de reacciones" dentro y fuera del país.
La Unión Europea, China y Canadá anunciaron represalias a los aranceles del 25% al acero y el aluminio impuestos por la Casa Blanca en busca de un comercio justo. El presidente Donald Trump dijo que responderá con igual firmeza
Desde que el presidente de Estados Unidos Donald J. Trump comenzó a enfatizar en los aranceles durante su campaña electoral, sabía perfectamente que desataría una "tormenta de reacciones" dentro y fuera del país.
Todo el mundo se opondrá siempre a perder sus ventajas, más cuando son durante décadas y se posee un sistema económico montado sobre esa base.
"Han abusado de nosotros durante mucho tiempo, ya no abusarán más", dijo con firmeza el líder republicano.
“EEUU no tolerará más abusos en los intercambios comerciales”, recalcó.
"Y por supuesto que responderemos" a los aranceles que nos sigan imponiendo desde cualquier lugar del planeta, sentenció.
Al final del camino, resulta muy probable que se compruebe una vez más que Trump es un exitoso estratega, de ahí su afinidad con otro innovador indomable: Elon Musk. Ninguno de los dos entiende de muros ni obstáculos a la hora de emprender rumbos; mucho menos sienten temor a los riesgos de derrotas; por el contrario, los ven como la mejor autoexigencia para triunfar.
Y en esta senda de los aranceles, ya el presidente tuvo una gran victoria en el 2020 contra su mayor competidor: China. También los impuso a otras naciones, pero en menor medida.
Tras año y medio de batalla comercial, sentó al régimen asiático para firmar; y en enero de 2020, EEUU y China sellaron un histórico pacto comercial sobre aranceles que se mantiene vigente.
A ese relevante acuerdo, el mandatario estadounidense agrega ahora un 20% a muchos productos y materiales importados de la ahora segunda economía del mundo.
Y aunque muchos se opongan, una de las grandes virtudes de un gran negociador es la paciencia, generar el supuesto “caos” y la resistencia. Esas cualidades las aplica de forma excelente Trump. Por eso no le desvían las críticas ni cuántos reajustes necesite para lograr finalmente su objetivo.
Trump pone en práctica en estos momentos, como nunca antes, sus habilidades de empresario negociador por excelencia, pero también de negociador político, porque no es el antiguo inexperto en ese campo.
Las tres campañas presidenciales y un mandato durante su carrera política en la primera potencia del mundo le han dado sobrado aval para vencer o convencer a cualquier político, del país o de la afiliación partidista que pertenezca. Y más que todo, lo mueve su proyecto económico y geopolítico más ambicioso en la historia moderna de EEUU: Make America Great Again.
La Unión Europea, China y Canadá anunciaron represalias a los aranceles del 25% al acero y el aluminio impuestos por la Casa Blanca.
Sin embargo, las tres partes llevan décadas imponiendo aranceles a EEUU.
Entre la extensa lista de productos estadounidenses a los que la Unión Europea impone aranceles se encuentran los vegetales y otros productos agrícolas (69%); el 58% al azúcar y la carne; el 49% a los lácteos, el 35% a los cereales, el 22% a las frutas, el 15% al pescado y el 13% al vino.
Además, Europa cobra un gravamen de 13% a los vehículos y de 6% a las motos estadounidenses.
El presidente de Estados Unidos recalcó a periodistas que "no cederá en absoluto" en su política arancelaria, "ni en el aluminio, ni en el acero, ni en los automóviles".
Trump se refirió a Francia y a otros países de la UE a los que dijo que aplicaría el 200% al vino, el champán y otras bebidas alcohólicas si Bruselas impone tarifas aduaneras del 50% al whisky estadounidense.
"Si no retiran de inmediato el arancel, Estados Unidos muy pronto impondrá una tarifa de 200% a todos los vinos, champán y productos alcohólicos procedentes de Francia y otros países de la UE", escribió Trump en su red Truth Social.
Trump prometió "replicar" a la respuesta del bloque europeo y el representante comercial de Washington, Jamieson Greer, consideró que la UE está "desconectada de la realidad".
China gravará con un 15% las importaciones estadounidenses de pollo, trigo y maíz, y con un 10% las de soja, carne de cerdo, de vacuno, productos acuáticos, frutas y lácteos, anunció el Ministerio de Comercio chino, que también se giró hacia Canadá y le impuso entre el 25% y el 100% diversas importaciones canadienses.
Entre los productos norteamericanos sujetos a tasas del 15% figura también el algodón, y entre los gravados con un 10%, las verduras y el sorgo.
El régimen comunista chino, por su parte, tenía hace apenas seis décadas más de 200 millones de personas en hambruna y otros 500 millones en la pobreza o extrema pobreza bajo una economía totalmente insuficiente y políticas socialistas inserviblesde producción.
En el período de 1958 a 1962, se estima que entre 30 y 55 millones de chinos murieron en la mayor hambruna de la historia universal. Si se contabilizan los nacimientos de niños fallecidos por esa causa y los embarazos perdidos, por la misma razón, la cifra supera los 63 millones.
Gracias al enorme apoyo empresarial, tecnológico, logístico y de consumo de EEUU durante más de 60 años, China es hoy la segunda potencia económica del mundo. Y a pesar de eso, su principal propósito ahora es destronar a Norteamérica de su hegemonía mundial.
Como americano en defensa del pueblo americano, Trump decidió enfrentarse a todos los que se han beneficiado de la bondad de EEUU, los que muerden con ingratitud la mano que les ha dado y les da de comer.
Se ha referido a la Unión Europea (UE), fundada en 1951 y consolidada en enero de 2002 con la instauración del euro de moneda común, como un bloque que se creó para hacer desaparecer a Norteamérica y hundir el dólar. No han podido. Por el contrario, hoy el bloque europeo es más débil que hace 25 años atrás, con serias “explosiones sociales” causadas por la inmigración abierta y múltiples errores estratégicos. Su futuro es aún más incierto, cuando su motor económico (Alemania) enfrenta graves problemas de contracción económica y dependencia energética.
Si EEUU decide salir de la OTAN, como lo ha reiterado el presidente Trump, los 27 países quedarían absolutamente desprotegidos en defensa y con el riesgo latente de desaparecer si China y Rusia se unen en una hipotética ofensiva de expansión.
Ese es el “gran temor” o justificación de la UE respecto a Rusia y su invasión a Ucrania, que muchos analistas consideran infundado. En esta escena apocalíptica, EEUU tendría que actuar de forma directa. Y es precisamente eso lo que más debería agradecer Europa, cuando reflexione sobre su propia existencia.
Sin la presencia de EEUU como protector de Europa, resulta impredecible determinar qué hubiese sido del Viejo Continente antes o durante los primeros 25 años del siglo XXI, con una China comunista fortalecida y ávida de poder y dominio mundial, al mismo estilo del imperio soviético en la era de la "Guerra Fría". O que podría ocurrir en un futuro no muy lejano.
“La diversidad unida en un bloque ‘monolítico’ tiende a desaparecer”, han pronosticado expertos. El mejor ejemplo es la propia desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la separación del Reino Unido de la Unión Europea.
En el siglo XXI una dinastía globalista, escogida a dedo entre una burocracia parlamentaria y no por el voto popular y democrático, decide el destino de más de 450 millones de personas en 27 países.
Hoy la señora Ursula von der Leyen dirige a modo de reinado el bloque de casi treinta naciones, obviando culturas distintas, tradiciones diversas y discrepantes de una unidad real y auténtica. Su palabra cae como espada de Damocles sobre cada miembro de la UE, aunque muestre su oposición. Al final, hay que acatar por mayoría, poniendo en entredicho la independencia de de cada nación miembro.
No tiene nada que ver la historia ni la cultura de España, por ejemplo, con la de Croacia, Finlandia o Turquía, o viceversa; por citar algunas naciones miembros del bloque. De ahí se derivan todas las confrontaciones internas que han escalado en los últimos años dentro de esa “gran alianza”.
Los estadounidenses contribuyen ahora mismo con más del 60% a la existencia y funcionamiento de la OTAN, el ejército encargado de proteger a los países europeos en su gran mayoría.
Sin entrar en detalles con Canadá, que le genera pérdidas económicas a EEUU por más de 200.000 millones de dólares cada año, debido a las majestuosas ventajas que le ha dado Washington mediante tratados comerciales. Lo mismo sucede con México.
"Creemos firmemente que en un mundo lleno de incertidumbres geopolíticas y económicas, no es de interés común sobrecargar nuestras economías con aranceles", apuntó von der Leyen, al leer un comunicado.
"Las acciones punitivas de la Unión Europea, creada para destruir a EEUU, desestiman completamente los imperativos de seguridad de Estados Unidos, e incluso de la seguridad internacional", declaró el representante comercial de Washington, Jamieson Greer, al culpar a la Unión Europea de haber fracasado en el intento de enfrentar conjuntamente la sobreproducción de metales y otros productos.
Por su parte, el Reino Unido mostró su inconformidad por las medidas estadounidenses, pero anunció que no adoptará represalias.
El país más "afectado" por los aranceles estadounidenses, de acuerdo con algunos analistas, sería supuestamente Canadá, que suministra la mitad de las importaciones de aluminio y el 20% de acero, según la consultora EY-Parthenon.
El nuevo primer ministro, seleccionado también sin el voto popular mediante un sistema parlamentario, entiende con claridad lo que ha puesto sobre la mesa EEUU.
Mark Carney indicó que está dispuesto a hablar directamente con Trump sobre las relaciones comerciales bilaterales.
"Estoy listo para sentarme con el presidente Trump en el momento oportuno", declaró en una siderúrgica de Hamilton, provincia de Ontario.
El objetivo declarado del presidente Trump en el sector de la siderurgia es proteger a la industria estadounidense, cuya producción decae año tras año, enfrentada y aislada en medio de una feroz competencia, en particular de Asia, y de forma increíble sin el socorro de EEUU.
En el caso del aluminio, Emiratos Árabes Unidos, Corea del Sur, Barein y China, que representan cada uno entre el 3% y el 6% de las importaciones estadounidenses, también serían impactados por la decisión de la Casa Blanca.
Brasil, India, Argentina y México abastecen el mercado en menor medida, pero "aun así podrían sufrir interrupciones en la cadena de suministro a medida que los compradores ajusten sus estrategias de abastecimiento", advierten expertos.
Washington ha favorecido y ayudado durante décadas a decenas de países
En el sector del acero, Brasil (17% de las importaciones) y México (10%) serán los más afectados después de Canadá. Le siguen Corea del Sur, Alemania y Japón.
Estados Unidos importa aproximadamente la mitad del acero y el aluminio que utiliza en industrias tan diversas como la automotriz, la aeronáutica, la petroquímica y productos básicos de consumo como las de conservas.
Y en esto radica el importante giro al orden comercial internacional que Trump busca a beneficio de EEUU y que el país no tenga que importar esos niveles en metales tan importantes.
¿Qué quiere Trump? Que sólo se utilice la capacidad mínima de importación y se produzca el máximo posible dentro de EEUU, mediante la estrategia de incentivos especiales para pequeñas empresas, inversionistas y transnacionales que decidan asentarse en Norteamérica.
La política de aranceles de Trump no sólo persigue [justicia comercial], sino una oleada de capital en inversiones como nuevas fuentes de ingresos, empleo y producción.
Trump impuso gravámenes al acero y al aluminio en su primer mandato (2017-2021), pero a diferencia de esa vez, ahora abarca una gama más amplia de productos metálicos, sin las excepciones que otrora beneficiaron a Canadá, México o Australia, y sin un sistema de cuotas, dispensadas entonces a Brasil y Argentina por ejemplo.
Además, la medida es acumulativa, es decir que los nuevos aranceles se suman a los existentes.
Tras semanas de negociaciones Trump eximió a México y Canadá en los productos del T-MEC hasta el 2 de abril.
Ese día entrarían en vigor lo que Trump llama “aranceles recíprocos", diseñados para gravar los productos de un país cuando entran en Estados Unidos al mismo nivel que esas naciones gravan los bienes estadounidenses.
La medida apunta a naciones emergentes, como Brasil o India, que a menudo imponen aranceles más elevados para proteger sus industrias.
EEUU está en todo su derecho de hacer lo mismo que hacen los demás países, por encima de críticas y reacciones de oposición o campañas anti-Trump o anti-EEUU.
FUENTE: Con información de AFP y varias fuentes.