Sin embargo, Trump sabía que Zelenski no podría llegar lejos sin el respaldo de Washington y mucho menos recaudar más dinero para una guerra insostenible y que jamás debió ocurrir, como ha recalcado “el nuevo sheriff” en la Casa Blanca.
Para los contribuyentes estadounidenses la guerra ha costado más de 350.000 millones de dólares.
Los europeos recibieron a Zelenski con los brazos abiertos y palmadas de afecto en la espalda, pero de ahí no pasaron.
A finales de febrero, la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen viajó a Kiev para la entrega de 3.500 millones de euros, el último cheque probablemente para Zelenski.
Los más de 350.000 millones de dólares destinados por EEUU a la defensa de Ucrania no encontrarían paralelo en ningún rincón del planeta.
“No estás en condiciones de exigir tanto, no estás ganando la guerra ni tienes ninguna carta de tu lado. Nosotros somos los únicos que podemos ayudarte a terminar con esto. Estás jugando con la vida de millones de personas y con una tercera guerra mundial”, le cuestionó Trump a Zelenski.
EEUU presiona para terminar la guerra
Como promedio, “más de 2.000 personas por semana pierden la vida en esta guerra sin sentido”, ha manifestado el jefe actual de la Casa Blanca.
“Sin el apoyo de EEUU, Rusia hubiera tomado a Ucrania en menos de un mes”, le recordó a Zelenski el líder republicano.
Trump estaba convencido de que el mandatario ucraniano regresaría a Washington en busca de cobijo, de una u otra forma. Por eso, minutos después del enfrentamiento verbal dijo a los periodistas que Zelenski “podía regresar cuando estuviera listo para firmar un acuerdo definitivo de paz”, o al menos “retornar con la voluntad de hacer concesiones importantes y de sentido común”.
No pasaron muchos días cuando el mensaje del ucraniano llegó primero de forma indirecta por los medios de prensa en Europa y EEUU y luego mediante una carta dirigida al presidente Trump en la que le aseguraba que estaba listo para “retomar el diálogo en busca del final de la guerra bajo el fuerte liderazgo de Trump”; y sobre todo, firmar cuanto antes el acuerdo que él mismo solicitó concretar en Washington y que desistió, luego de reunirse con un grupo de demócratas radicales antes de su conversación con Trump y Vance en la Casa Blanca.
La firma era sobre la autorización a EEUU a explotar zonas de minerales en Ucrania, las denominadas “tierras raras”, como una forma de resarcir parte de la enorme asistencia militar y financiera de EEUU en tres años.
Zelenski confirmó su decisión de firmar este acuerdo en el momento en que Washington estimara oportuno y de negociar un alto al fuego.
Acuerdo de alto al fuego
Después de un reciente encuentro con el secretario de Estado Marco Rubio, en Arabia Saudita, se emitió el siguiente comunicado.
"Ucrania se declaró dispuesta a aceptar la propuesta de EEUU de un alto al fuego inmediato por 30 días, que puede ser extensible por mutuo acuerdo y que está sometido a la aceptación y a la puesta en marcha simultánea por parte de Rusia”
"Estados Unidos retirará la suspensión sobre el intercambio de reportes de inteligencia y reanudará la ayuda a la seguridad de Ucrania".
Desde la Unión Europea, la presidenta von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, reaccionaron al acuerdo.
"Se trata de una evolución positiva que puede abrir paso a la paz definitiva para Ucrania. La pelota está ahora en terreno de Rusia", afirmaron los políticos en la red social X.
El encuentro en Yeda ocurrió pocas horas después del mayor ataque ucraniano con drones contra Rusia desde que empezó la invasión y que, según Kiev, debía "incitar" al presidente ruso, Vladimir Putin, a aceptar una tregua.
Sin embargo, las autoridades rusas aseguraron que el ataque, con un balance de tres muertos y 18 heridos, fue un total fracaso. El Kremlin dijo haber destruido 343 drones, incluidos 91 en la región de Moscú y 126 en la región de Kursk, fronteriza con Ucrania, ocupada de forma parcial por fuerzas ucranianas.
Mientras, en Ucrania, al menos seis personas murieron por bombardeos rusos en la región de Donetsk, en el este del país.
Las expectativas sobran respecto a la respuesta de Rusia al plan de 30 días de alto al fuego propuesto por Washington y que ya aceptó Ucrania.
El Kremlin anunció el viernes que Vladimir Putin entregó un mensaje al emisario especial de la Casa Blanca, Steve Witkoff, a propósito de la tregua de 30 días que Washington propuso en Ucrania.
Rusia aprovecha errores de Zelenski
El jefe de la administración presidencial de Kiev, Andrii Yermak, quien participó en las negociaciones en Arabia Saudita, también se refirió a una reunión "constructiva".
Al ser consultado sobre las conversaciones entre Washington y Kiev, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que correspondía a Ucrania demostrar que está lista para alcanzar la paz. "No importa lo que nosotros (esperemos)", afirmó.
Una delegación estadounidense viajó a Moscú en busca de la aprobación de los rusos al pacto del alto al fuego propuesto por la Casa Blanca y admitido por Kiev.
El diálogo de Yeda se efectuó en uno de los tantos momentos adversos para Ucrania en el frente de guerra.
Rusia informó haber recuperado de manos del ejército ucraniano 12 localidades y "más de 100 km²" de su región fronteriza de Kursk.
Ucrania lanzó una ofensiva sorpresa en esta región rusa, fronteriza con Ucrania, en agosto de 2024 y logró ocupar varios cientos de km2, un territorio que podría servir de moneda de cambio con Moscú.
Desde entonces, los rusos han recuperado más de dos tercios del territorio conquistado inicialmente con el apoyo, según Ucrania y Corea del Sur, de miles de soldados norcoreanos.
El presidente ruso, Vladimir Putin, pidió el viernes a los soldados ucranianos en la región rusa de Kursk que entreguen las armas y se rindan, después de que su homólogo estadounidense Donald Trump pidiera clemencia para los militares de Kiev.
Beneplácito ante decisión de Kiev
La respuesta positiva de Ucrania a la propuesta hizo que Washington reanudara la entrega de ayuda militar y la transmisión de información de inteligencia a Kiev.
Según Polonia, el miércoles 12 de marzo, las entregas de material militar estadounidense a través del centro logístico de Jasionka "regresaron a sus niveles anteriores".
En el terreno, las fuerzas ucranianas están en repliegue desde hace varios días en la región rusa fronteriza de Kursk, donde incursionaron en agosto de 2024.
Si Ucrania pierde estos territorios en Kursk, Kiev se queda sin su "moneda de cambio" en unas eventuales negociaciones de paz con Rusia, que ocupa un 30% del territorio ucraniano.
Desde su llegada a la presidencia estadounidense, Trump se propuso terminar la guerra que comenzó con la invasión rusa del país, en febrero de 2022, después de que Vladimir Putin advirtiera varias veces que su mayor interés no era un conflicto armado, sino una solución negociada.
Esa opción nunca ocurrió y Kiev se mostró reacia, bajo fuertes presiones e intereses de EEUU y élites globalistas, a no ceder ante una simple petición de Moscú: que ucrania desistiera convertirse en un nuevo miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Unas dos semanas después de iniciada la invasión, Putin insistió en llegar a un acuerdo y retirarse, pero la respuesta de Zelenski volvió a ser negativa, presionado por Biden que le prometió ayuda sin límite.
Muertes innecesarias
La guerra ha costado más de un millón de vidas humanas entre víctimas civiles y soldados de ambos bandos.
Por la parte ucraniana, se calculan más de 600.000 muertes.
Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania más de 10 millones de habitantes han sido desplazados. Casi 7 millones se encuentran como refugiados en el extranjero y unos 4 millones están desplazados dentro del país.
Los principales países de acogida son Alemania, Polonia y la República Checa. Unos 600.000 ucranianos viven hoy exiliados fuera de Europa.
Lo anterior da una idea de la separación de familias y en especial el trauma de cientos de miles de niños y jóvenes que se han quedado huérfanos o han perdido casi toda su familia por los bombardeos o en el frente de guerra.
Trump reitera que bajo su mandato jamás hubiese ocurrido esa insólita guerra en que agentes externos pujaron para utilizar de carne de cañón a los ucranianos, con el objetivo de debilitar o desestabilizar a Rusia y forzar la renuncia de Putin, en el vórtice de una supuesta estrategia geopolítica respaldada por gobierno de Biden y Europa.
A partir de ese momento, todo quedó para los anales de la historia como una de las guerras innecesarias del siglo XXI. Un [no] frente a la idea de ser parte de la OTAN hubiera evitado la destrucción de casi la mitad del país y la pérdida de cientos de miles de vidas.
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FUENTE: Con información de AFP y varias fuentes.