Con una victoria por 6-0 ante Taiwán este domingo, el equipo de Nicaragua finalizó invicto el clasificatorio y dirá presente en la próxima cita beisbolera
El trofeo del Clásico Mundial de Béisbol, que en la más reciente edición quedó en manos de Japón.
AFPNicaragua mostró un sorpresivo dominio en el clasificatorio para el Clásico Mundial de Béisbol que se disputó esta semana en Taiwán y finalizó invicto con tres victorias, luego de vencer al país anfitrión por 6-0 este domingo y asegurar así su presencia en el próximo torneo beisbolero, que está previsto para 2026.
Los nicaragüenses se convirtieron de esta manera en el décimo séptimo conjunto con boleto seguro para el Clásico, que celebrará en ese entonces su sexta edición.
El equipo centroamericano picó adelante en el mismo primer episodio, en el que fabricó dos anotaciones. Posteriormente, hizo una más en la sexta y cerró con tres en el noveno acto para sentenciar las acciones.
La mejor oportunidad de Taiwán llegó en la cuarta entrada, cuando llenaron las bases con un out. Ante esa situación, Nicaragua recurrió al lanzador Osmar Gutiérrez, quien dominó a los siguientes dos bateadores para salir del aprieto.
El dominio exhibido por Nicaragua no estaba en los pronósticos, en especial con una escuadra taiwanesa que venía de coronarse campeona en el pasado torneo Premier 12, celebrado a finales de 2024.
De esta llave clasificatoria, todavía queda un boleto por repartir y el mismo será entregado al ganador del compromiso entre España y Taiwán el martes. Estos dos equipos ya midieron fuerzas el viernes, con una victoria de los europeos por marcador de 12-5.
Sin embargo, los ibéricos tendrán que batallar contra su historia reciente, pues fracasaron en sus dos oportunidades de asegurar el boleto para el Clásico de 2023 en los clasificatorios de Regensburg hace algunos años.
Los últimos dos boletos para la próxima edición del CMB estarán en disputa en Tucson, Arizona, a partir del próximo 2 de marzo.
La última vez que se celebró el torneo de naciones fue en 2023, cuando Japón se llevó el cetro en una aguerrida final contra Estados Unidos, en la que Shohei Ohtani ponchó a su entonces compañero Mike Trout para sellar el lauro.
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