La derrota sufrida por Robeisy “El Tren” Ramírez contra el mexicano Rafael “El Divino” Espinoza, por abandono en el sexto asalto el sábado 7 de diciembre en el Footprint Center en Phoenix, Arizona, deja una estela de incertidumbre sobre el futuro del boxeador cubano.
Ramírez (14-3, 9 KOs) no quiso continuar en la pelea luego de recibir un derechazo en el ojo, que según dijo le hacía ver doble y le impedía seguir. “El Tren” alegó que Espinoza (26-0, 22 KOs) le había aplicado codazos en el cuarto round que afectaron su visión.
Espinoza defendía se corona de los plumas (126 libras) de la Organización Mundial de Boxeo, que le había arrebatado al propio Ramírez hacía un año en Pembroke Pines, en el sur de la Florida. Para ambos pugilistas el combate era de gran trascendencia con miras a su futuro.
Tras el resultado en Phoenix, el mexicano tiene el camino abierto para ganar gloria y dinero. En cambio, para el cubano la situación es dramática porque tomará tiempo para que se recupere de una lesión delicada y además debe recobrar la fe de la fanaticada.
En el Banner University Medical Center, donde fue evaluado inmediatamente después de la pelea, Ramírez recibió el diagnóstico: fractura bilateral en el hueso orbital derecho.
La pelea contra Espinoza, iba a servir a la promotora TopRank para proyectar la campaña de Ramírez del 2025. Aquello quedó doblemente en nada: “El Tren” necesitará una pausa larga para superar la fractura y, por otro lado, su abandono en el sexto asalto fue elogiado por muchos porque dio prioridad a su salud mientras otros alegan que debió combatir hasta el final.
Como antecedente hay que recordar que el británico Billy Joe Saunders recibió un directo al ojo en el octavo round en su pelea contra el mexicano Saúl “Canelo” Alvarez, el 8 de mayo del 2021 en el AT&T Stadium en Arlington, Texas, y no solo quedó fuera de combate en ese asalto sino terminó con su carrera como pugilista.
“Él [Espinoza] me golpeó con sus codos en el cuarto round”, comentó Ramírez aún en el ring. “Fue ahí cuando empecé a ver doble. Le dije al árbitro, quien hizo su trabajo al llamarle la atención, pero el daño ya estaba hecho”.
Por su parte, “El Divino” se defendió y expresó que no había habido golpes sucios.
“Yo solo estaba haciendo mi trabajo y lo alcancé”, argumentó Espinoza. “Recién estaba empezando. Pienso que la presión y lo que venía iba a ser muy difícil para Robeisy. Él sintió mi pegada. Sintió mi mano y parece que pensó que no iba a resistir”.
Inicio a todo tren
El cubano tuvo un gran comienzo de pelea y estaba adelante 49-47 en las tarjetas de los jueces. Sus tres primeros rounds habían sido magníficos. Sobre la base de velocidad, desplazamientos y ataques sorpresivos había mantenido a raya al mexicano.
Ese tren de pelea, sin embargo, supuso un desgaste físico extraordinario y en el cuarto episodio Robeisy ya no era tan rápido, ni tan esquivo. Espinoza aprovechó ese temprano agotamiento y no solo ganó ese y el round siguiente sino lo castigó de una manera decisiva.
Sí hubo contacto con los codos, pero no se puede asegurar si fueron determinantes para causarle la lesión a Robeisy.
El problema fue la diferencia de envergadura entre ambos púgiles, pese a haber dado casi las mismas cifras en la pesada del día anterior al combate. El cubano marcó 125.6 libras y el mexicano 125.7.
La diferencia entre ambos, sin embargo, es abismal. Robeisy mide 5 pies 6 pulgadas (1,68 metros) y Espinoza 6’1” (1,85 metros), es decir, el mexicano es 17 centímetros más alto que el cubano, casi una cabeza más.
El alcance de brazos es la clave: Espinoza llega a 188 centímetros y Robeisy 173, es decir 15 de diferencia y aquello se reflejó totalmente en el plan de pelea con el mexicano siempre tratando de hacer daño desde afuera con el jab mientras el cubano tenía que hacer siempre un esfuerzo extraordinario para alcanzarlo.
Resulta un misterio como un hombre tan alto como “El Divino” puede dar el peso de la categoría pluma con 126 libras, pero con esas condiciones físicas se convierte en la bestia negra de “El Tren”.
“Hasta antes de ese golpe [codazo] estaba haciendo el trabajo perfecto”, comentó Robeisy. “En realidad no fue un golpe, fue un codo directo al ojo. Es imposible seguir en esas condiciones”.
El apoyo de otro pugilista
El gran boxeador cubano Yordenis Ugáz fue el primero en animar a Robeisy cuando este último bajó del ring con todo el dolor de la derrota y la preocupación por su salud.
Luego, en sus redes sociales, Ugáz arengó a su compatriota.
“Vive hoy para luchar un día más”, escribió Yordenis. “Sabrá Dios qué tipo de lesión tiene allí en ese ojo. Estaba ganando, pero ese ojo se iba a cerrar completo y la lesión se iba a agravar”.
También Ugaz pidió el apoyo para su compatriota en estos momentos difíciles y fue un balance contra las voces que decían que Robeisy debió haber hecho un esfuerzo más para seguir luchando.
La decisión de Robeisy fue correcta. De seguir pudo haber puesto en peligro su visión y su carrera. Además se veía que cuando disminuyó toda la fuerza física que necesitaba para equilibrar sus desventajas de tamaño y alcance no tenía ninguna posibilidad frente a un adversario que pertenece a otra categoría.
Con Espinoza en la división pluma, Robeisy no tendrá jamás ningún chance. Sin “El Divino” en esa categoría, si El Tren se recupera, volverá a ser el campeón porque clase, talento y coraje los tiene.