El Papa Francisco, quien falleció este lunes 21 de abril en la Casa Santa Marta del Vaticano, deja una huella imborrable en la Iglesia Católica... y también en el mundo del fútbol.
El Papa Francisco, fallecido este lunes 21 de abril, será recordado no solo por su legado espiritual, sino también por su amor incondicional al fútbol
El Papa Francisco, quien falleció este lunes 21 de abril en la Casa Santa Marta del Vaticano, deja una huella imborrable en la Iglesia Católica... y también en el mundo del fútbol.
Jorge Mario Bergoglio, argentino de nacimiento y devoto hincha del club San Lorenzo de Almagro, fue el primer pontífice en mostrar abiertamente su pasión por el deporte rey.
Desde el inicio de su papado en 2013, Francisco no ocultó su fanatismo por el fútbol. Confesó haber jugado de portero en su juventud —aunque se consideraba un “pata dura”— y siempre evocaba con cariño la delantera de oro del San Lorenzo campeón de 1946: Farro, Pontoni y Martino. Aquel equipo lo marcó de por vida.
Más allá del ámbito eclesiástico, Francisco recibió en el Vaticano a grandes estrellas del fútbol mundial, desde Lionel Messi y Gianluigi Buffon hasta plantillas completas de selecciones y clubes. Su carisma y humildad lo convirtieron en un referente también para los amantes del deporte.
Como fiel seguidor de la selección argentina, vivió con emoción los tres títulos mundiales de la Albiceleste: 1978, 1986 y 2022. En su autobiografía Esperanza (2025), compartió su alegría por aquellos triunfos, especialmente por el conseguido en Catar, liderado por Lionel Messi, a quien definió como “correctísimo, un señor”, aunque aclaró con humor que “no es Dios”.
Para Francisco, el fútbol fue siempre una metáfora de la vida: esfuerzo, comunidad, caídas y redención. Su legado no solo será espiritual, sino también profundamente humano. Un Papa que entendió que el fútbol también puede ser fe.