Cristiano Ronaldo fue el primero en llegar, con un contrato de 200 millones de euros. Le sigue su excompañero del Madrid, Karim Benzema con salario similar.
El goleador francés asegura que sus motivaciones religiosas le llevaron a firmar por el club de Al-Itthiad. La realidad es que si miramos los rumores (Kanté, Messi, Modric, Busquets…) y los traspasos oficiales (Ronaldo, Benzema, Talisca…) todos estos jugadores tienen una edad "avanzada" y están en el final de su carrera. Un veredicto que traiciona a Benzema, que aunque que diga lo contrario, se ofrece un contrato en oro antes de su salida ya que ganaba "solo" 13 millones al año comparado con los 55 que le pagara el club árabe.
Los grandes clubes europeos como el Real Madrid por ejemplo, tienen una política muy diferente que es la de pagar a los jugadores con un sueldo decreciente año tras año. Esto permite ser un club atractivo para los jóvenes e impedir pagar a un jugador muy lesionado o que va siendo menos fuerte al pasar los años. Por eso también, el fútbol árabe es más atractivo para los jugadores en el ocaso de carrera.
¿Pero todo este dinero para qué? El país quiere mejorar el nivel de su campeonato, dar ganas a la gente de mirarlo y de jugar al fútbol. Pero también es una estrategia de softpower con la ambición de organizar la copa del mundo 2030 un poco como lo hizo Catar para 2022.
"La presencia de Cristiano Ronaldo y otras megaestrellas aseguran una publicidad constante para Arabia Saudita, lo que le garantizará en parte estar en el foco cuando anuncie su candidatura para el Mundial 2030", explica el egipcio y experto en el fútbol Amir Abdelhalim a la AFP.
Esta estrategia puede revelarse peligrosa e infructuosa como en China en donde los jugadores fueron por dinero y se fueron como mercenarios después de tener el bolsillo.
