martes 2  de  julio 2024
CINE

Regresa a Miami el filme Amigos, la otra cara de Scarface

Largometraje de ficción, escrito y dirigido por Iván Acosta y producido por Camilo Vila, Amigos narra en clave de tragicomedia las aventuras de un marielito

Diario las Américas | LUIS LEONEL LEÓN
Por LUIS LEONEL LEÓN

Regresa a Miami lo que siempre ha sido suyo, y con los años, la mala memoria y la turbulencia de la inmediatez, esta urbe parecía haber olvidado, o no recordaba. Amigos, filmada hace 4 décadas en Miami, se exhibe este domingo 30 de junio a las 3:45 pm en Coral Gables Art Cinema.

Largometraje de ficción, escrito y dirigido por Iván Acosta y producido por Camilo Vila, Amigos narra en clave de tragicomedia las aventuras de un marielito (Rubén Rabasa) y los “amigos” (Lucy Pereda, Lillian Hurst, David Joseph Martínez y Reynaldo Medida, protagonista de El Super) que encuentra en Estados Unidos, donde no faltan desencuentros.

Ahora Miami puede disfrutar lo que le pertenece. Y hacer que las nuevas generaciones, incluso los jóvenes cineastas, no desconozcan parte de su patrimonio cinematográfico. Amigos se comenzó a escribir en Nueva York en 1984, se rodó en Miami en 1985 y aunque se estrenó en otra ciudad, a comienzos de 1986, vale acotar que la inspiración del filme también surgió en Miami.

A mediados de abril de 1980, Acosta, dramaturgo y cineasta exiliado en Manhattan, presentaba en la Ciudad del Sol su pieza teatral No son todos los que están. Entonces tuvo “la suerte de conocer” a algunos de los primeros exiliados del éxodo del Mariel. Aquél breve encuentro casual, pero de gran valor testimonial, y el documental En sus propias palabras de Jorge Ulla, clave en la filmografía del exilio: fueron dos importantes impulsos para realizar Amigos.

Cada vez que Acosta viene a Miami no puede dejar de visitar el restaurante Versailles y pedir un café en su famosa “ventanita”, ese exitoso invento comercial cubiche. Comenzaba la madrugada y le dijo a su amigo, el fotógrafo argentino Gabriel Murcia, vamos al Versailles.

“Llegó un carro negro y se bajaron 4 hombres jóvenes, muy mal vestidos, desgreñados y quemados por el Sol. Hablé con ellos un poco, mientras disfrutamos del café. El señor que los traía me miró y me dijo: “Estos acabaron de llegar hace 6 horas, pero ahora mismo hay miles arribando a Cayo Hueso. Vienen miles y miles”. Se notaba que estaban acabaditos de tocar suelo estadounidense. Por cierto, el señor que los acompañaba resultó ser Napoleón Vilaboa, conocido en el exilio por sus actividades en pro de un diálogo con la tiranía", rememora Acosta, autor de casi una veintena de obras teatrales, entre ellas El Super, cuya versión cinematográfica está considerada un clásico del exilio.

Mientras tomaba su café escuchando a los marielitos [tomado del nombre del puerto marítimo por donde se produjo este éxodo], pensó que lo que estaba viendo y sintiendo debería ser expresado en una película y lo guardó en su memoria: “Fue muy impactante y emotivo escucharlos hablar. Unos pocos minutos que no olvido”, reconoce Acosta, para quien El Mariel es un fenómeno que sirve para entender la opresión de los sistemas totalitarios. “Toda sociedad debe ser consciente del dolor, la frustración y el miedo que produce el comunismo. Yo mismo tuve que escaparme siendo un muchacho con mi familia y un grupo de amigos. Muchas veces lo único que puedes hacer es escapar, si es que tienes la suerte de poder hacerlo”.

Recuerda que cuando El Mariel, gracias a que varias televisoras divulgaron la noticia, el mundo pudo ver, por primera vez, manifestaciones de miles de cubanos hacinados en barcos gritando libertad. “Algunos no eran buenos ciudadanos, como pasa en todos los éxodos. A otros les hicieron rechazo. Pero la inmensa mayoría de los marielitos demostró ser gente buena y próspera”.

En el 2018 lo entrevisté para la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio y me confesó que cuando en 1983 vió Scarface, dirigida por Brian De Palma y escrita por Oliver Stone, se molestó mucho: “Esa película presenta a todos los marielitos como gánsteres, asesinos, violadores, drogadictos sin escrúpulos. En cambio, Amigos plantea la hermandad y la bondad del cubano. Denuncia los atropellos en las prisiones políticas de Cuba, el sufrimiento de los marielitos, algunos rechazados por sus compatriotas por el temor creado por la propaganda del régimen al enviar a miles de enfermos mentales y criminales peligrosos entre las familias decentes que huían hacia la libertad. Tiene un argumento profundo y humano. Y como mi estilo es combinar el drama con toques de humor, la gente se divierte mucho y a la vez se llevan un mensaje dramático”.

En 1985 The Miami Herald publicó en portada un artículo sobre el filme, donde desde el titular “Amigos the other face of Scarface (Amigos, la otra cara de Caracortada)” se alude a otra versión de los marielitos, distinta a la protagonizada por Al Pacino.

Al igual que muchísimos cubanos, Acosta está convencido de que los diversos éxodos le han servido al castrismo como válvula de escape para evitar explosiones populares en la isla: “Han sido tantos éxodos. Camarioca, los Vuelos de la Libertad, las visas Waiver, la toma de la Embajada del Perú, El Mariel, los balseros del 94, las travesías desde Ecuador, Costa Rica, México. Es muy triste ver como la población de un país busca cualquier medio para escapar de una situación miserable y patética. Muchos salvamos nuestras vidas mientras el régimen sigue ultrajando la nación”, me dijo en aquella charla, publicada en el Anuario CubanoAmericano y otros medios.

Un año más tarde, mientras preparaba su entrevista para la serie de 15 episodios “Mariel 40 años” de Radio Televisión Martí, me dijo algo que no olvido: “Yo quería filmar Guantánamo, pero el destino quiso que filmara Amigos y contra el destino no se puede”.

Por estos días hemos regresado a esa idea. La película que a mediados de los años 80 Acosta pensaba filmar era Guantánamo, basada en historias reales que hizo confluir en el protagonista, un ex revolucionario que se despoja del adoctrinamiento y se lanza a la bahía para llegar a la Base Naval de Guantánamo en busca de libertad, mucho antes del Éxodo de los Balseros.

“Así es a veces la vida del cineasta, piensas que vas a rodar una historia y terminas rodando otra, como me pasó con Amigos. Estoy contento de volver con esta película a Miami, donde la filmamos hace tantos años. Y sé que vamos a lograr producir Guantánamo, una historia poco conocida de nuestra historia”.

No muchos saben –y muchos menos entenderán– que, aunque el director y el productor de Amigos la enviaron al Festival de Cine de Miami, los organizadores no programaron la película. “Algo inaudito. Casi 40 años después regresamos con el filme a Miami”, dice sonriendo.

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