BELO HORIZONTE.- "¡Brunito estuvo aquí!", puede leerse en el frente del Laçador, un pequeño y modesto bar en la ciudad brasileña de Belo Horizonte que se transformó en un lugar de moda luego de que Bruno Mars lo visitara por sorpresa.
El bar de Ronaldo Teixeira, Laçador, ahora es un punto turístico en Belo Horizonte desde que Bruno Mars pasó en noviembre a tomarse una cerveza
BELO HORIZONTE.- "¡Brunito estuvo aquí!", puede leerse en el frente del Laçador, un pequeño y modesto bar en la ciudad brasileña de Belo Horizonte que se transformó en un lugar de moda luego de que Bruno Mars lo visitara por sorpresa.
El astro del pop estadounidense se apareció a principios de noviembre en este boteco, como se conoce en Brasil a los bares tradicionales de calle, situado en un barrio apartado de la capital del estado de Minas Gerais (sudeste), en la última parada de una reciente gira por el país latinoamericano.
"Era un martes por la mañana y estaba en la puerta del bar conversando con amigos, cuando paró un auto oscuro y bajaron tres tipos grandotes, que eran los guardaespaldas de Mars", relató a la AFP Ronaldo Teixeira, dueño del Laçador, de 62 años.
"Me preguntaron si tenía cerveza... y ahí Bruno entró a mi local", agregó.
El artista y bailarín, de 39 años y ganador de 15 premios Grammy, se sentó en la puerta del lugar. Se le sirvió una lata de cerveza, que no abrió y que el propietario del bar conserva intacta como recuerdo.
"Lo único que dijo Bruno fue: '¡Llama a los chicos!'", contó Teixeira. "Grité a la gente: '¡Vengan, los está llamando para sacarse una foto!'. Llegaron los muchachos (del barrio), nos sentamos en la puerta y él se puso a bailar con ese estilo suyo, muy chic, y yo me sumé. Fue sensacional".
Más tarde, Bruno Mars publicó en sus redes sociales un video que incluyó su visita al boteco.
Esto ayudó a la inesperada fama del Laçador, abierto hace dos años luego de que Teixeira tuviera que cerrar por deudas una carnicería que había mantenido durante más de 20 años.
"Hasta parece que soy una estrella pop... esto se convirtió en un punto turístico, viene gente nueva, de otras ciudades, personas de todas las edades locas por Bruno", dijo.
Gracias a la visita, el Laçador no solo mejoró sus ventas, sino que además ganó una reforma pagada por la marca de cerveza que el dueño le sirvió al artista.
Cartel, mesas, sillas y heladera nueva, todo estampado con la silueta de la estrella estadounidense, que también aparece junto a Texeira en una gran foto enmarcada en la pared.
Apodado Bruninho Márcio por sus fanáticos brasileños, el artista tiene una relación de afecto con Brasil, donde ya se presentó cuatro veces. En algunos shows se animó a hablar en portugués y en su última gira le regalaron un CPF -número de identidad brasileño- simbólico.
"Cuando dijeron que Bruninho estaba aquí le di la mano y él saludó a todo el mundo, es una persona muy humilde", dijo a la AFP Adilson Machado, un ayudante de albañil vecino del Laçador.
"Es genial que una celebridad internacional haya elegido una calle no tan conocida ni central para tomar una cerveza", comentó por su parte Raphaela Resende, una analista de proyectos sociales residente en Belo Horizonte.
Teixeira ya lo tiene decidido. "Ahora todas mis celebraciones van a ser con ese gesto típico de Bruninho apuntando hacia el cielo, para agradecer a Dios por haberlo traído hasta mi puerta".
FUENTE: AFP