La obra "Asesino", un drama sicológico sobre el poder y la culpa

El hecho de hacerlo como parte del Oper Arts Fest realza su trabajo. Una búsqueda para quienes no lo conocíamos bien nos permite conectar con una trayectoria significativa, como actor, director, dramaturgo y profesor. Entre sus reconocimientos está el Premio Nacional de Dramaturgia de Cuba, y la beca Royal Court Theater de Londres.

Su obra Asesino es un drama sicológico, que de acuerdo al programa de mano “se inspira en las historias de dos convictos sentenciados a muerte en la Florida, llevando al escenario una reflexión sobre el poder, la manipulación y la naturaleza de la culpa”.

La fuerza de Asesino radica en la complejidad de cada uno de sus protagonistas, que asumen ser inocentes del delito que se les imputa. Los perfiles de cada uno de ellos están bien definidos, lo que le imprime agarre a la historia y proyección teatral.

Los reclusos visten uniformes naranja, de una sola pieza, estilo mono. La mujer está esposada y arrastra una larga cadena que recorre todo el escenario hasta perderse hacia los camerinos. La cadena provoca un sonido seco que le aporta a la obra un positivo efecto sonoro, que enriquece la escena, aunque no se entiende bien la razón para tener atada a la mujer, personaje que interpreta con fuerza Dairín Valdés, una actriz que se crece cada vez que sube a escena.

El otro prisionero llega intempestivamente al cubículo de interrogatorio, donde se encuentra la mujer, y lo hace solo, sin custodios, sin cadenas, ni esposas en sus muñecas, lo cual contrasta con su contraparte. Este papel protagónico lo interpreta José Carlos Bermejo, un actor que ha demostrado versatilidad, haciendo a lo largo de su carrera una amplia variedad de personajes. Tiene oficio y sabe imponerse en el escenario.

Tras un diálogo entre los presidiarios, que sirve para contextualizar algunas situaciones, entra el investigador, un hombre que impone respeto, que manipula, somete, tortura con sonidos ensordecedores para atormentarlos, y tiene la misión de arrancarle la confesión a quienes interroga.

Viste camisa de manga larga, corbata, espejuelos oscuros y porta una abultada maleta de la que va extrayendo las evidencias.

El trabajo de Renato Campilongo como el interrogador es esencial en el desarrollo de la obra. Este actor dosifica su trabajo, no se le ve mucho en escena, incluso en ocasiones se “desaparece”, pero cuando asume un personaje lo lleva con rigor.

Mientras hace las indagaciones, va sacando de la maleta las pruebas que inculpan a la mujer como la Asesina de Internet, y al hombre como el Asesino de la Ruta 69. Un cuchillo, una muñeca y objetos sexuales, que después de mostrarlos guarda en bolsas de nailon y cuelga de varias cadenas que penden del techo, lográndose de esa manera un buen efecto teatral.

La sobriedad del interrogador, el manejo emocional de las situaciones, conducen al clímax de Asesinos, hasta lograr las confesiones con detalles, recurso que le permite al público comprender la mecánica de estos personajes. Esta es una obra de emociones, por eso el trabajo de cada uno de sus protagonistas es esencial y en general se logra un buen trabajo de conjunto.

En cierto momento la mujer le reclama al investigador por lo que hace y la manera que lo hace y éste le responde: “no tengo el derecho de interrogarlos, pero sí el poder”. En gran medida esta obra expone la lucha constante entre los delincuentes que obran de una manera brutal, y la autoridad, que no usa métodos muy ortodoxos para conseguir sus objetivos.

Una acertada carta de presentación para Carlos Acosta y su compañía. Enhorabuena.

Tras su estreno en Artefactus como parte del Open Art Fest, Asesino estará haciendo una breve temporada, los viernes 4 y 11 de octubre, a las 8:30 pm, en Havanafama Teatro Íntimo, 4227 SW 75 Ave., Miami, 33155.