Estrenan documental sobre Willy Chirino en el Festival de Cine de Miami

Por varias décadas, la música de Willy Chirino ha narrado el dolor y la esperanza del exilio cubano. Ahora, este documental nos acerca al artista, su talento y tenacidad, a partir de valiosos testimonios de su familia, de otros creadores y de analistas que llevan al espectador a ese Miami que entre los 70 y 90 cultivaba su peculiar sonido, hecho de ritmos cubanos influenciados por la música estadounidense.

"Estuve trabajando en este documental durante 7 años", confesó el cineasta en entrevista con DIARIO LAS AMÉRICAS.

Todo comenzó en Consolación del Sur, un pueblo en la provincia de Pinar del Río, Cuba, donde nació Willy, y de donde partió siendo muy joven como parte de la Operación Pedro Pan, para encontrar en Miami la libertad y la música. El director logra transportar al espectador a cada uno de los espacios de la memoria que evoca el músico, con materiales de archivo y videos que se grabaron en la isla gracias a una gestión que se organizó en silencio.

La cinta engrosa la filmografía de Soliño, un amante del documental que nos ha entregado contundentes materiales que rescatan valores y personalidades de la cultura cubana en el exilio. De hecho, el documental Chirino se une a anteriores audiovisuales sobre Paquito D'Rivera y Pedro Luis Ferrer (cuyo documental estrenado en 2024 en el Festival de Cine de Miami obtuvo el segundo premio de la popularidad).

"Chirino es parte de una serie de documentales sobre grandes músicos que el régimen ha borrado de la historia oficial de la música cubana", planteó Soliño. "Chirino es parte de una serie de documentales sobre grandes músicos que el régimen ha borrado de la historia oficial de la música cubana", planteó Soliño.

"Lo primero que hice fue conseguir la entrevista principal con Willy Chirino, gracias a la ayuda del músico Carlos Oliva, un gran amigo, al que entrevisté en 2017", confesó el cineasta, que a partir de esa entrevista se dio a la tarea de buscar videos, documentos y testimonios que redondearan la dramaturgia del documental.

Por varios años y gracias a buenos amigos que le apoyaron con las entrevistas y la logística necesarias, Soliño fue cocinando un material cuidado hasta el detalle, no solo desde la imagen, desde los videos y fotos conseguidos para ilustrar cada tema, sino desde la música, que llega como un mazazo de emociones en los momentos precisos.

Soliño entrevistó, entre otros, a Andy García, Emilio Estefan, Arturo Sandoval, Donato Poveda, Mabel Cuesta, Albita Rodríguez, Leoni Torres, y Paquito D Rivera. Otro de los entrevistados, Roberto Rodríguez Tejera, señaló que las canciones de Chirino "no solo nos han puesto a cantar, sino también a pensar".

Los testimonios de las amistades, la hermana, la esposa y las hijas de Chirino ayudan a construir un perfil muy completo. Además, la organización y el ambiente creado para las entrevistas ha jugado un papel esencial en este aspecto. Vemos a un hombre humilde, profundamente humano, que de joven le ponía en la mesa a su madre lo poco que ganaba en los clubs nocturnos, al tiempo que estudiaba de día. Un Willy Chirino cercano, emocionado al recordar sus raíces, apasionado por la música, que rinde tributo a sus maestros musicales, y que siente la herida del exilio personalmente y como artista.

Willy ha vivido la música sin distinciones, como multiinstrumentista, tocaba lo mismo el piano que las maracas, y realizó un disco prácticamente solo, lo que le abrió las puertas para grabar con un sello. A partir de ahí su carrera despuntó y se convirtió en uno de los músicos más populares en el exilio cubano. Sus canciones se han escuchado en Cuba a escondidas, como un canto de esperanza que desafía al régimen castrista.

El documental es también una interesante reconstrucción de aquella Miami de los años 60, 70 y 80, con testimonios de quienes vivieron esa etapa, y que se refugiaron en la música como banda sonora de ese primer exilio. Chirino fue central en este "sonido de Miami", y sus canciones pronto se escucharon en las transmisiones de radio donde se hablaba de la isla, donde se pasaban temas de figuras emblemáticas que tanto sacudían las emociones de los cubanos, como Ñico Membiela y Benny Moré.

“Somos una fusión”, afirmó Chirino, que fue parte de una ola de artistas que combinaban elementos de la música estadounidense (rock, blues), con la cubana. Y aquí han tenido un lugar determinante Los Beatles, una inspiración muy grande en su carrera.

En su entrevista, Emilio Estefan resaltó lo curioso de que Willy, y otros jóvenes cubanos exiliados, habían salido de la isla siendo niños y aún así cultivaban las raíces musicales cubanas y defendían ese legado.

Por su parte, Paquito D'Rivera dijo que Willy demostró que es posible hacer música muy popular “sin bajar la calidad y sin ser grosero, y con una poesía extraordinaria”.

Chirino es un documental lleno de momentos hilarantes, pero también de lágrimas, que sin dudas ayuda a conservar testimonios necesarios para la historia de la música cubana en la diáspora.

"El documental es una historia del exilio cubano, de Miami, es un trabajo dedicado a la libertad de Cuba", acotó Soliño.