MIAMI.- Con más de tres décadas de trayectoria de la que han nacido exitosas canciones, un carisma y una fibra humana inigualables, y una voz que llega a distintas generaciones, Carlos Vives ha transcendido las fronteras de su natal Colombia.
El cantautor, nombrado Persona del Año por la Academia Latina de la Grabación, recuerda sus inicios hace tres décadas, a la par del nacimiento de los Latin Grammy 25 años atrás, cuando comenzó a forjar su legado con una fusión visionaria
MIAMI.- Con más de tres décadas de trayectoria de la que han nacido exitosas canciones, un carisma y una fibra humana inigualables, y una voz que llega a distintas generaciones, Carlos Vives ha transcendido las fronteras de su natal Colombia.
El colombiano, considerado entre los artistas más influyentes de la música latina, ha vendido más de 20 millones de copias y tiene en su haber 18 premios Latin Grammy.
Por estos días, el cantautor, conocido como el Rey del Vallenato, celebra que la Academia Latina de la Grabación lo nombrara Persona del Año 2024, en el 25 aniversario de los Latin Grammy, que se entregan el 14 de noviembre en Miami.
Se trata del mayor reconocimiento que otorga la Academia a músicos por sus aportes a la industria musical, así como sus esfuerzos humanitarios en impulsar la labor social. En otras ediciones de la premiación el galardón recayó en Laura Pausini, Marco Antonio Solís, Juanes, Maná, Alejandro Sanz, Marc Anthony, Roberto Carlos, Juan Luis Guerra, José José, Rubén Blades, Juan Gabriel, Gloria Estefan, Shakira, Vicente Fernández o Caetano Veloso.
Con motivo de tan importante distinción, DIARIO LAS AMÉRICAS conversó con Carlos Vives sobre su legado en la música, que se ha perpetuado a través de una pelicular fusión del tradicional sonido del vallenato, el pop y los ritmos tropicales.
El artista, que radica entre Miami y Bogotá, también habló sobre el significado de haber sido nombrado Persona del Año por los Latin Grammy. Asimismo, recordó cómo surgió su fundación Tras la Perla y la labor filantrópica que realiza para mejorar la calidad de vida de los habitantes de Santa Marta, ciudad costera que lo vio nacer.
- ¿Qué significa este reconocimiento como Persona del Año, que otorga la Academia Latina de la Grabación?
Es algo muy especial. Y más cuando se ha vivido todo lo que trajo los Latín Grammy hace 25 años a nuestra comunidad. Lo hemos vivido con mucha emoción. Nunca aspiramos, nunca soñamos con que el camino musical que cogimos, que era un camino que no existía, y de repente ver todas las cosas que pasaron con nuestro trabajo en tantos lugares con los que tenemos tantas conexiones.
Miami fue esa gran capital, junto con Los Ángeles, donde se impulsó el nacimiento de Los Latin Grammy. Y yo estaba ahí, trabajaba mis proyectos en el estudio de Emilio [Estefan], ya había llegado allí. Fue increíble, tengo recuerdos increíbles y mucho agradecimiento a una comunidad musical que nos abrió las puertas. Cuando nosotros entrabamos, de alguna manera, una generación estaba de salida, pero, a la vez, era una generación que estaba vigente. Cuando obtuve esas nominaciones a los primeros Grammy que nos citaron, estaban Gloria y Emilio, Willy, Celia, Olga [Guillot]. Fue una cosa increíble. Entonces, para mí, representa mucho porque son los 25 años de los Latin Grammy, que vuelven a Miami, que es nuestra capital musical y ha sido nuestra sede siempre.
Y que me escojan a mí para celebrar estos 25 años, creo que hay un mensaje que me encanta, porque siento que nuestra música unió a una comunidad. Tengo que hablar de los cubanos que abrieron las puertas para todos nosotros. Y en lo musical, pues ni hablar, la jerarquía. Y nosotros aprovechamos esos espacios que ellos nos abrieron. Es la oportunidad de celebrar lo que somos hoy, cómo hemos sumado como comunidad en los Estados Unidos, en Miami. Lo recibo con toda humildad y como oportunidad de celebrar tantas cosas, tantos espíritus, tanta gente que yo sé que, incluso, estará ahí.
Así que voy feliz, como siempre que vamos a los Grammy, porque sabemos que podemos aportarle a toda nuestra industria, a las nuevas generaciones, a los más viejos, a los que están de salida.
- ¿Dónde estabas cuando te dieron la noticia del reconocimiento?
Yo digo que el presidente de la Academia, Manuel Abud, me hizo una jugada, porque habíamos hablado de Eduardo Bergallo, que es un famoso ingeniero musical y forma parte de la Academia, ha trabajado en cosas nuevas que están haciendo durante la celebración de los Grammy. Ahora hay programas para los nuevos talentos. Yo estaba muy imbuido en todo eso con ellos. Y me hicieron una reunión para ver si podía apoyar a los nuevos este año, a ver si iba, como siempre, a los premios especiales, que son de los menos que se habla, pero son espectaculares.
He disfrutado mucho haber ido en estos años a los premios especiales, porque se entregan a cantantes veteranos que de repente la industria se acuerda de ellos y les hacen todo este homenaje. Y llegué a esa reunión pensando que íbamos a hacer todo lo que hemos hecho en los últimos años, tanto con la Academia como con la fundación. Y me hicieron una encerrona para decirme que yo era el homenajeado. Fue impresionante.
-- Fuiste pionero en esa fusión que te arriesgaste a hacer con el sonido tradicional colombiano, háblanos de ese legado musical
Yo no esperaba realmente a que fuéramos a impactar, pero llegó una nueva generación que entendió lo que estábamos haciendo, lo que yo estaba haciendo. Y hoy hay varios artistas importantes en la música que vienen de nuestra escuela, de encontrar un pop a partir de nuestra tropicalidad. Y yo creo que eso es el premio más importante para nosotros, para esta generación que soñamos con formar parte de la industria, pero aportarle mucho de nuestra identidad, sonidos nuevos, unos ritmos increíbles que heredamos de nuestra música tradicional, sabiendo que fue el pensamiento que tenía claro en mi cabeza hace 31 años. Y era que me iba a alimentar del folclore, pero que no era un músico folclorista, porque pues había una gran diferencia entre un galán de telenovela, un hombre de televisión y un verdadero folclore campesino donde se origina la música que hacemos; es como traer esos espíritus, pero a la modernidad.
Y eso fue lo que hicimos hace 30 años: contentarnos con fórmulas folclóricas, con nuestra identidad que siempre nos mandaba hacia el pasado. Si quería hacer música colombiana, pero tenía que hacerla de la forma como se hacía, no tenía futuro. Ese fue el pensamiento: voy a hacer mi rock and roll con mis tradiciones, tengo muchos ritmos para aplicar en instrumentos electrónicos, en las baterías, que hemos heredado de la cumbia, del vallenato y de las músicas del Pacífico.
- ¿Consideras que haber sido visionario te ayudó a enaltecer el nombre de Colombia y dar a conocer tus raíces musicales?
Definitivamente, además, porque en ese entonces era difícil representar a Colombia, quiero decir, no era difícil, pero generaba un diálogo especial. De manera que mi música mostraba una Colombia de la que no se hablaba, de los carteles que nos azotaban y todo complicadísimo.
Eso ha cambiado, aunque ciertos conflictos siguen, pero si se compara, hace años fue muy difícil. Y yo creo que valió la pena por los colombianos, por toda la comunidad, porque cuando uno está viviendo en Miami se da cuenta de que somos iguales que los venezolanos o los puertorriqueños. Es muy difícil que yo, siendo del Caribe de Colombia, no me identifique con los cubanos, ya sean orientales o habaneros, o con los puertorriqueños, los venezolanos, o los centroamericanos.
Colombia tiene diversidad. Nuestra música tiene esa conexión con el Caribe. Y nos podemos conectar con Cuba, pero nuestro Caribe también es andino, que el cubano desconoce un poquito. El Caribe nuestro también tiene esa herencia africana, pero nuestra mezcla es más indígena, más andina. La cumbia era indígena, después la tocaron los españoles y llegó a África, donde terminaron de hacer esa mezcla.
Entonces, tenemos chip para conectarnos con el patrón caribeño cubano, con el andino, con el Pacífico. Esa diversidad nos deja la posibilidad de conectar con alguien. Puedo entender a un cubano, o a un andino de Santiago de Chile que vive en una ciudad como Bogotá, donde he vivido.
- ¿Cuéntanos sobre la labor social que haces a través de la fundación Tras la Perla?
Trabajo en varios frentes y encuentros todos los años, donde llevo propuestas, pensadores, gente que conoce o ha vivido situaciones o solucionado problemáticas como las que tenemos en Santa Marta. Trabajo en un barrio pesquero, que es el barrio del puerto donde se jugó fútbol por primera vez. Mi papá trabajó allí con el equipo profesional de Santa Marta. Ha sido un barrio muy olvidado, muy complicado, pero dio los mejores deportistas y ha sido cuna del deporte y de la cultura, pero hoy está en manos del microtráfico.
Apoyo a mucha gente, viejos y jóvenes, hombres y mujeres que luchan por quitarles las drogas a los niños, escuelas de fútbol. Hemos logrado hacer colegios y hemos llevado programas importantes de educación para el barrio. Estamos tratando y presionando a la ciudad para solucionar los problemas históricos que tiene el barrio por ser el lugar más bajo de la ciudad, problemas de infraestructura para el manejo de las aguas servidas.
Trabajo en el delta del río grande. Eso queda a mano izquierda de Santa Marta, ahí directo se sigue y se encuentra Barranquilla. Ahí está el delta donde llega el río grande. Allá están los pueblos palafitos, los pueblos anfibios donde está el origen de la cumbia. Trabajamos con las niñas, proyectos para protegerlas, para ofrecerles educación e información general a las familias.
También estamos presionando para que se mejore la infraestructura. Se cometió un gran daño ecológico en ese lugar cuando se trata de mortandad de mangles. Por una carretera malhecha se desconectó el paso del agua salada con la dulce. Ahí al pie de la montaña más alta de Colombia con picos nevados, que dependen de la evaporación de la ciénaga, dañamos la pesca, empobrecimos al pescador, al cumbiero, dañamos la ciénaga. Tenemos allí una tragedia social tremenda. Trabajamos para devolver la identidad al lugar y para que la ciudad termine las obras que se necesitan para de alguna manera echar atrás un poquito el daño. Estamos en varios frentes, conseguir aliados y programas que nos ayuden a solucionar parte de las problemáticas y unirnos con la gente.
Entonces, terminé trabajando en los territorios donde mis papás nos enseñaron a apreciar la música, la cultura, el deporte. Y uno aprende a ser agradecido, porque mi música la tomé de ahí. También el afecto de mis padres, estoy conectado con eso.
- ¿Por qué Tras la Perla?
Un padre llamado Antonio Julián escribió el libro Provincia de Santa Marta, Perla de la América. Él había conocido este lugar donde nosotros nacimos, este territorio que se llamaba Provincia de Santa Marta, que es una ciudad en un lugar de la geografía muy especial, el Caribe, porque es el único lugar en el Caribe de aguas tibias, donde hay una montaña que va del bosque seco tropical a la nieve. Entonces esa provincia fue la primera ciudad fundada por los españoles en las costas de Suramérica. Esa ciudad es la más antigua y desde muy temprano cayó en manos piratas. Y España empezó a olvidarla. Cartagena se volvió una ciudad más importante. Y después de la modernidad, Barranquilla, como puerto, se volvió más importante.
Entonces, el padre Antonio Julián le hablaba a la corona española de esta provincia de Santa Marta con sus puertos de calados naturales, con su diversidad, de la fauna, de la riqueza del lugar de las montañas, de las nieves, de las culturas ancestrales indígenas. Yo encontré ese libre y me di cuenta de que este hombre se quejaba de que algo tan maravilloso se estaba perdiendo. Y un poquito eso es lo que he sentido. Y como fundación, decidí llamarme Tras la Perla. Soy un buscador de perla, voy a ir a buscar la perla de América y voy a ser un cazador de perla. Vamos a unirnos con la gente para sacar adelante nuestra ciudad.