MADRID.- El próximo viernes 24 de enero llega a los cines españoles The Brutalist, la nueva película de Brady Corbet (Vox Lux, La infancia de un líder). Un filme en el que Adrien Brody, ganador del Óscar por El pianista, vuelve a encarnar al superviviente de un campo de concentración. En este caso se trata de László Tóth, un arquitecto judío que huye del horror del Holocausto para intentar construir una nueva vida en Estados Unidos. Un personaje que, reconoce el actor, como el de la cinta de Roman Polanski ha marcado un antes y un después en su trayectoria tanto personal como profesional.
"Creo que ya ha sido un punto de inflexión en mi vida y en mi carrera. He estado rezando durante décadas por un papel de esta magnitud y complejidad. Un papel que habla de una gran injusticia y habla de las dificultades de muchas personas, que habla de algo tan profundo y universal como el viaje hacia un nuevo hogar libre de persecución, libre de opresión, de odio y de intolerancia", afirmó el actor en una entrevista concedida a Europa Press durante su visita a Madrid para promocionar el filme junto al director.
Brody destaca que, a pesar de que The Brutalist es muy diferente de El pianista, y que el arquitecto László Tóth es un personaje totalmente distinto al músico polaco Wladyslaw Szpilman, ambos son trabajos por los que se siente increíblemente agradecido. Dos roles que, más allá de premios y reconocimientos, le marcan en su vida personal ya que le permiten tener mucha más comprensión de la capacidad de pérdida y sufrimiento que existe.
"Además, generan en mí una inmensa gratitud y conciencia de mi propia buena suerte. En mi vida no he sufrido esas circunstancias horribles y es una gran responsabilidad de representar a aquellos que, por desgracia, han sido victimizados. Representar, a través de la vida de un hombre, la pérdida de seis millones de vidas", reflexionó Brody, al subrayar que, además de un drama sobre las heridas de la guerra y la inmigración, The Brutalist es también una historia sobre la esperanza.
"También es una cinta sobre el poder de la creatividad y cómo el espíritu humano puede perseverar. Cómo podemos crear arte y algo de valor duradero superando nuestros traumas y sufrimientos y cómo podemos dejar este mundo mejor que antes de que estuviéramos en él, si ponemos nuestros corazones y mentes a trabajar en conseguirlo", reflexionó el actor estadounidense, quien en The Brutalist da vida a un personaje inventado, pero cuya identidad e historia son un compendio y reimaginación de las vivencias reales de arquitectos como Marcel Breuer, Paul Rudolph o Louis Kahn.
215 minutos (e interludio) para deconstruir el 'sueño americano'
Un arquitecto ficticio que, cuando deja de luchar para tener algo que llevarse a la boca, debe seguir batallando por mantenerse fiel a su visión artística mientras enfrenta el reto de trabajar en un país que no siempre comprende ni aprecia su talento, ni su procedencia. Un país que todavía, años después de su llegada, lo mira por encima del hombro.
Con un metraje de de 215 minutos, The Brutalist está dividida en dos mitades, con un interludio de 15 minutos. Una herramienta que se ha convertido en una reliquia cuyo uso sirve a Corbert para diferenciar la primera mitad, con el muy duro inicialmente pero emocionante reinicio vital de un inmigrante, de una segunda mitad más oscura que retuerce esa suerte de mitología del 'sueño americano' a través de la historia de resiliencia de un hombre imperfecto que escapó del fascismo para pasar a lidiar con el capitalismo, con todo lo que ello conlleva.
"Y aunque The Brutalist es una mirada al pasado, hago películas históricas porque mirar atrás es la única forma de hablar del presente", apuntó Corbet.
La cinta aborda temas que siguen totalmente vigentes, como las secuelas de guerra o la inmigración, un drama que sigue resonando con fuerza. En este punto, director y protagonista coinciden en la importancia de seguir dando voz a estas historias, especialmente ahora que se extienden con más fuerza los discursos del miedo y odio, esos que apuestan por levantar muros o acusar a los inmigrantes de comerse mascotas.
Un ciclo vicioso de fanatismo e intolerancia
"Pero no es solo un problema de Estados Unidos con Donald Trump, es un problema global", explicó el cineasta, quien lamentó que no importa en qué parte del mundo se estés, siempre se repite lo que define como un ciclo vicioso de fanatismo e intolerancia. "Miras al sur, al este, al oeste, al norte... y no hay opciones. Cuando Donald Trump fue reelegido, me dijeron: 'nos mudamos'. Y yo les dije: '¿a dónde nos vamos?, ¿al Reino Unido del Brexit?, ¿o con Marie Le Pen en Francia?, ¿O con Bolsonaro, que afortunadamente no está en el poder ahora mismo en Brasil? Es muy difícil escapar. Es un problema global", insistió.
Y en este punto, a pesar de que dijo luchar con todo para dejarle a su hija de 10 años un mundo mejor, no es muy optimista de cara al futuro. De hecho, a corto o medio plazo Corbet auguró que la próxima generación heredará un desastre.
"Francamente, creo que las cosas van a ir mucho peor antes de mejorar. Y no soy un pesimista y no soy exactamente un cínico. Pero me pregunto cuándo este ciclo, este ciclo vicioso de absoluta mentira e intolerancia va a empezar a desaparecer un poco. Nunca va a desaparecer. Nunca completamente", lamentó.
Felicity Jones, Guy Pearce Joe Alwyn, Raffey Cassidy, Isaach de Bankole, Stacy Martin o Alessandro Nivola completan el reparto de The Brutalist que, tras su triunfo en los Globos de Oro donde se hizo con el premio a Mejor película dramática, Mejor dirección para Corbet y Mejor actor protagonista para Brody, suena como una de las grandes favoritas de cara a los Óscar.
FUENTE: Europa Press