MIAMI. -Desde hace más de veinte años se comenzó a estudiar la relación entre ciertos alimentos con comportamientos específicos de personas con la condición de autismo y otros desórdenes del desarrollo, por lo que no es extraño ver qué algunas terapias que atienden a estos pacientes incluyen una dieta específica que se termina convirtiendo en una manera de vivir.
Para el nutricionista Juan Miguel González Machado trabajar con pacientes con la condición es completamente diferente, porque va más allá de entregar un plan nutricional. “Son muchos más detalles en cuanto a la alimentación que se deben atender; ya que debemos revisar el hábito de cada familia, las características propias de cada paciente como el consumo o no de ciertos alimentos; los diferentes estadios de su vida, o si el paciente tuvo alguna limitación en algún nutriente antes o en el momento de la consulta”.
González Machado, quien trabaja como Nutricionista de la Sociedad Venezolana Para Niños y Adultos con Autismo (SOVENIA) asegura que se ha demostrado que hay nutrientes en la alimentación del niño con condición de autismo que intervienen en todo el desarrollo neurocognitivo y en el neurológico.
“Estudios aseguran que existe una debilidad en cuanto a la digestión de las proteínas como el gluten y la caseína, ya que su absorción a nivel intestinal no ocurre de manera adecuada y se transforman en sustancias que actúan muy parecido a las sustancias opiáceas. Es decir, son moléculas que tienen la capacidad de viajar por la sangre, de llegar al cerebro y de cambiar la función de la transmisión de la información de las neuronas. Esto ha llevado que se profundice mucho más en el estudio de la salud intestinal”.
Explicó que el gluten es una proteína que se encuentra en el trigo, el centeno y la cebada, mientras que la caseína es otra proteína que se encuentra en la leche.
González Machado, quien es profesor de Fisiología en la Universidad Central de Venezuela, explica que si el intestino está inflamado, puede producirse una mayor permeabilidad que es utilizada como vía de entrada a la sangre por esas sustancias que se comportan como opiáceas y que terminan afectando la conducta del niño con autismo.
“Por ello cobran vital importancia los estudios en cuanto a la microbiota intestinal. Hay que saber cuáles son esas bacterias que están allí. Y si están en desequilibrio, hay que buscar qué es lo que está pasando a nivel intestinal con el gluten y la caseína”.
Asevera que cuando estos estudios se realizan muchas veces se determina que los niños tienen una disbiosis intestinal, que hay que atender.
“Cuando la disbiosis mejora, se nota un cambio favorable en los comportamientos típicos de los niños con la condición. Mejoran su proceso neurocognitivo, el proceso de aprendizaje, la concentración, el comportamiento, las habilidades como el habla o habilidades sociales”.
Recalca que cada vez se le está dando más importancia a la alimentación porque se ha visto que con modificaciones nutricionales los niños pueden mejorar su calidad de vida y su capacidad de integración familiar y social.
¿Qué le doy de comer?
Cuando los padres conocen que deben iniciar una alimentación libre de alimentos con gluten como el pan, los cereales, las harinas, y libre de caseína como la leche, quesos, yogurt, los padres se encuentran en una encrucijada porque no saben qué darle de comer a su hijo que está dentro del espectro autista y que muchas veces estos alimentos son los que más le gustan.
“Antes de dar las sugerencias de alimentación debemos conocer cuál es su dinámica. No podemos intentar cambiar todo de una vez, sin saber el funcionamiento de la familia. Cómo son a la hora de comer, de sentarse a la mesa. Qué acostumbran a comer, cuáles son sus rutinas. Qué tienen para comer, así como qué le dan al niño y qué es lo que más le gusta”.
Asegura que hay algunos padres que ya han identificado cuáles son los alimentos que alteran a su hijo, pero que a otros les cuesta más aceptar la efectividad de esta manera de comer.
“Una vez que se conoce cuáles son los hábitos alimentiarios del niño y de la familia se comienza a dar la información. Me gusta explicar todo el proceso, porque mientras mejor se explique la razón por la que le estás eliminando algunos alimentos los padres entienden mejor la importancia de cada proceso. Y una vez que inician los cambios, en poco tiempo se dan cuenta de las mejoras de su hijo, entonces es más fácil que se cumpla el plan nutricional”.
Juan Miguel González Machado asegura que le gusta dar alternativas a los padres, por lo que le habla de alimentos naturales como los tubérculos tales como la papa, ocumo (malanga), ñame, yuca, las cuales aportan energías, más no las proteínas que le hacen daño al niño.
Para el experto es recomendable hacer los cambios de manera gradual. “El éxito del tratamiento no va a que el niño lo consuma solamente sino a que la familia se integre y acompañe en el tratamiento al niño. Cuando uno lo hace de una manera progresiva se va creando el hábito y poco a poco vamos eliminando los alimentos dañinos. Los resultados bien valen la pena”.
Si desea tener mayor información las cuentas de Instagram son @yosoynutrición y @SOVENIA
Juan Miguel González Machado es Licenciado en Nutrición y Dietética UCV. Tiene una Maestría en Nutrición Universidad Simón Bolívar. Especialista en Lactancia Materna avalado por la UNICEF. Especialista en Nutrición Oncológico. Nutricionista de la Sociedad Venezolana Para Niños y Adultos con Autismo SOVENIA. Profesor de Fisiología Escuela Nutrición UCV. Y cursa estudios de Doctorado en Fisiología en la UCV.