MIAMI.- Según un estudio del Centro Nacional de Información Biotecnológica (NCBI, por su sigla en inglés), el metabolismo experimenta cambios a lo largo de la vida, alcanzando su punto máximo alrededor de los 20 años, manteniéndose estable hasta los 60 y disminuyendo progresivamente a partir de esa edad.
El metabolismo es ese conjunto de procesos químicos y físicos que permiten al cuerpo convertir y utilizar energía, un factor crucial en la salud y el bienestar humano.
Es muy común escuchar a las personas decir que "mi metabolismo no me permite perder peso" y en otras ocasiones preguntarse por qué cuando tenían 18 años comían de todo y no pasaba nada: una cuestión del metabolismo, en ambas premisas en el desarrollo humano.
Este descenso está estrechamente relacionado con la pérdida de masa muscular, un proceso natural del envejecimiento que afecta directamente la tasa metabólica basal, es decir, la cantidad de energía que el cuerpo necesita para realizar funciones vitales en reposo, dijo el estudio publicado en Science.
El metabolismo basal representa entre el 60% y el 65% del gasto energético total diario, lo que lo convierte en el principal consumidor de energía del organismo y, si este disminuye, más kilos se ganan.
Factores que influyen en el metabolismo
El metabolismo no es igual para todas las personas. Variables como la genética, el sexo, la edad y la composición corporal desempeñan un papel fundamental en su funcionamiento.
Por ejemplo, los hombres suelen tener una mayor masa muscular que las mujeres, lo que les permite quemar más calorías incluso en reposo, revela el estudio.
Asimismo, las personas con mayor masa muscular tienden a tener un metabolismo más rápido, ya que los músculos requieren más energía para mantenerse que la grasa corporal.
La masa corporal es un almacén de proteínas, sustancias esenciales para el buen funcionamiento del organismo, ya que participan en el crecimiento, en el mantenimiento de los tejidos, actúan como defensa natural frente a infecciones, entre otras.
Sin embargo, los hábitos de vida también son determinantes. Las dietas extremadamente bajas en calorías pueden ralentizar el metabolismo al poner al cuerpo en un estado de alerta, lo que provoca que almacene energía en forma de grasa.
El ejercicio físico es una de las herramientas más efectivas para mantener un metabolismo activo, según expertos consultados.
Masa muscular
Además, la actividad física regular ayuda a contrarrestar la pérdida de masa muscular asociada con el envejecimiento, un factor clave para prevenir el declive metabólico.
En cuanto a la alimentación, priorizar ciertos nutrientes puede marcar la diferencia. Las proteínas, presentes en alimentos como carne magra, pescado, huevos, legumbres y frutos secos, requieren más energía para ser digeridas en comparación con otros macronutrientes, lo que incrementa el gasto calórico.
Pero un consumo excesivo de proteínas debe ser supervisado por un médico, ya que podría afectar negativamente la función renal y hepática. Otros alimentos y bebidas también pueden influir en el metabolismo. El café no solo actúa como un estimulante, sino que también puede aumentar el gasto energético y mejorar el rendimiento físico.
Asimismo, la capsaicina, presente en los alimentos picantes, ha demostrado tener un efecto positivo al reducir los lípidos corporales mediante la eliminación de células grasas inmaduras.
Más allá de la dieta y el ejercicio, otros aspectos del estilo de vida también influyen en el metabolismo. El estrés crónico y la falta de sueño pueden ralentizar el metabolismo y dificultar la pérdida de peso.
Estos cambios arrojan luz sobre el desarrollo y el envejecimiento humanos y deberían contribuir a la definición de estrategias de nutrición y salud a lo largo de la vida, concluye el estudio.
FUENTE: PUBMED / INFOBAE / NCBI / REDACCIÓN DIARIO LAS AMÉRICAS