La Habana. - La zona del puerto está desierta pasada las dos de la tarde. Algún que otro pescador amateur lleva horas sentado en el muro que delimita la bahía, un anciano con su guitarra al hombro busca clientes para 'hacer sopa' (cantar mientras los turistas almuerzan) y dos ‘jineteras’ (prostitutas) adolescentes bostezan a un costado del bar Two Brothers.
En La Habana hay un frío inusual. El cielo nublado y mucho viento. En la Alameda de Paula varios ancianos intentan calentarse bajo los tímidos rayos de sol. Extrañan una buena taza de leche con café o chocolate caliente. Recuerdan con nostalgia aquella Habana de bodegas y cafetines, donde en cualquier esquina por unos centavos te comías una completa en una fonda de chinos o en un timbiriche un pan con bistec, cebolla y papas fritas.
El desastre económico y la inflación tiene a los viejos pasando hambre. Sus miserables pensiones, equivalente a cuatro dólares mensuales, solo alcanza para comprar quince huevos en el mercado informal. Ya lo dijo el poeta Raúl Rivero: cuando hace frío, el hambre parece que tiene navajas.
Los enchufados
En la terminal de ómnibus La Coubre hay personas que llevan cuatro días para poder viajar a provincias. Entre el bullicio y el olor a orine algunos tiran una sábana en el piso mugriento e intentan dormir. A dos cuadras, en un antiguo almacén del puerto, reconvertido en mercado, un enchufado de la dictadura ha montado un negocio gastronómico y un bodegón donde vende alimentos, confituras y productos de aseo.
“Este 'bisne' es de un cúmbila de Fidel”, dice en voz baja un empleado. Unos aseguran que fue cocinero del “comandante”. Otros afirman que fue asesor o guardaespaldas. “Da igual. Lo que sí es seguro que el tipo se ha enriquecido a costa de las necesidades del pueblo. Le dieron un almacén del Estado para montar su negocio y te das cuenta de que el dueño es un oligarca tapiñado del gobierno. Un nuevo rico”, comenta un cliente que suele comprar pescado fresco.
Mientras, en la acera de enfrente los perros famélicos se fajan por sobras de comida y dos mendigos registran los latones de basura. En Plaza de Mercado Puerto Fresco, así se llama el negocio, usted puede encontrar desde un trozo de queso suizo a 5.000 pesos (un salario mensual puede ser de 3.000), una caja de bombones Ferrero Rocher a 10.000 pesos y un kilogramo de camarones a 11.000 pesos. También, café Starbucks, jabones Dove y una colección de refrescos y whisky made in USA.
“El bloqueo (embargo económico) es de la puerta pa’ fuera. Aquí hay de todo como en botica. Eso sí, tienes que venir con una jaba llena de dinero”, afirma un señor que gastó 18.000 pesos en queso, yogurt, jabón de baño, jugo, una lata de mejillones, vinagre de manzana, galletas y pan. “Y otros 16.000 pesos en comer tres personas y cuatro comidas para llevar. La comida es más barata que en otros negocios privados. Pero viene sin arroz ni guarnición. Se me fueron cien dólares. Gracias a Dios mi hijo que vive en Miami me manda dólares. De lo contrario estuviera pasando la de Caín”.
Un gerente del negocio aclara que no aceptan pagar con dólares en efectivo. Al menos oficialmente. “A los negocios privados el Estado nos impide vender directamente en dólares. Se aceptan tarjetas MLC, Clásica y extranjeras. Pero dólares no. Es una estupidez. Porque los impuestos te lo cobran en divisas. De cualquier forma, por debajo del tapete se cuadra. Con los dólares el gobierno no quiere competencia. Los quieren todos para ellos”.
Más tiendas en dólares
En silencio y sin previo aviso se alistan un grupo de tiendas en dólares que abrirán próximamente, asegura a DIARIO LAS AMÉRICAS un funcionario estatal. “Para el verano habrá veinte o treinta mercados en divisas. Además de las tiendas en los hoteles, se abrirán farmacias internacionales y la renta de autos se pagará en dólares o con la nueva tarjeta Clásica. También abrirán más gasolineras en divisas. El MLC tiene sus días contados”
En un mercado ubicado en Santa Catalina y Párraga, en la barriada de La Víbora, al sur de La Habana, un funcionario municipal de Comercio Interior dijo que estaban terminando la reparación "para reabrir en la modalidad de ventas por divisas”. La dolarización de la economía no se detiene. Hace un mes, Manuel Marrero, el obeso primer ministro, muy criticado por los cubanos en redes sociales, en una especie de trabalenguas aseveró que “la intención no es dolarizar el país. Es desdolarizarlo, pero antes tenemos que dolarizar”.
Otra fuente bien informada subraya “que ya ETECSA -única empresa de telecomunicaciones en Cuba- tiene diseñado la lista de precios en dólares de los productos y servicios que van a brindar”. Con el pretexto de que la empresa sufre pérdidas millonarias, ETECSA regresa a la venta de recargas telefónicas y de internet en divisas. “Sin esas divisas no podemos renovar la tecnología ni mejorar nuestro servicio”, acotó Tania Velázquez, directiva de la empresa.
“Van a racionar la venta en pesos cubanos para las recargas de móviles y navegación por internet. Es muy probable que decrezca en un sesenta por ciento las ventas en pesos. La intención es redirigir esas ofertas a dólares”, explica un funcionario de ETECSA. Hablando claro: que los emigrados paguen la telefonía móvil y el servicio de internet que usan sus parientes pobres en la Isla. La dictadura no se esconde en su afán de captar dólares. La socorrida excusa es que necesitan divisas para sostener los programas sociales.
Pero personas, como Mayté, ingeniera, están convencidas de que el gobierno les miente. “Ese cuento podía confundir a los cubanos treinta años atrás. Ahora no cuela.
Se quedan los dólares
Hace cinco décadas que exportan servicios médicos y los hospitales están cayéndose y el personal de salud emigra o cambia de trabajo debido a los bajos salarios. Las tiendas en divisas funcionaron una pila de años y ese dinero no se revirtió en construir viviendas, infraestructura y obras sociales. Se quedaron con los dólares o los invirtieron en construir hoteles. ETECSA vende la historia de que su prioridad es el pueblo, pero nunca ha invertido un peso en poner internet gratis en las escuelas primarias, secundarias y preuniversitarias. Todo es mentira”.
Esther, maestra jubilada, opina que “el descaro y la desfachatez de esta gente (el régimen) no tiene nombre. Ellos saben que el pueblo no puede tumbarlos, que las personas tienen miedo y que el único camino que queda es hacer las maletas e irse echando”.
Cierre de la válvula
Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, el cierre del programa del parole humanitario y el reforzamiento de la vigilancia de los guardacostas estadounidenses muchos como Saidel consideran que “hasta nuevo aviso será muy difícil emigrar pa’ la yuma. Con el colorado en el gobierno y el nuevo zar que puso para vigilar las fronteras y deportar a los ilegales, llegar a Estados Unidos será casi imposible. El presidente de Colombia quiso probar fuerza y Trump le apagó el farol. Es probable que hasta quiten las visas por reunificación familiar”, especula.
La solución de los futuros inmigrantes es cambiar sus destinos de viajes. “En estos momentos la mejor opción es comprar un boleto a Nicaragua, Venezuela o Guyana y luego probar suerte en Brasil o en Uruguay, donde por el idioma y la buena calidad de vida se sale adelante. Tal vez dentro de unos meses es posible que esos países pongan obstáculos a los cubanos. Ya Panamá y Perú está pidiendo visas de tránsito”, advierte Saidel.
Leandro, ex profesor, ha viajado “tres veces a Moscú para comprar pacotillas y piezas de autos que después revendo en La Habana. Estuve explorando si de Rusia había una forma de saltar a Europa Occidental, pero por la guerra con Ucrania es prácticamente imposible. Entonces mi plan es ganar dinero suficiente y lanzarme por la vía sudamericana que actualmente es más segura y menos costosa que tratar de entrar a Estados Unidos”.
La intención de Leandro es radicarse en Brasil, Uruguay, Chile o Argentina. Trabajar duro y ahorrar dinero para enviar a su familia en Cuba. Y si dentro de un tiempo se le da una oportunidad, radicarse definitivamente en Estados Unidos. Más de un millón de cubanos anhelan lo mismo.
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