viernes 27  de  septiembre 2024
COLOMBIA

Petro en la ONU, ¿aún se anida la Guerra Fría en el corazón del exguerrillero?

La intervención del presidente colombiano en la ONU evoca su pasado y levanta críticas por su discurso ideologizado, enfocado en la lucha de clases y la ‘Madre Tierra’

Por DANIEL CASTROPÉ

MIAMI. - El mandatario colombiano, Gustavo Petro, se paró en la tribuna de la ONU y, en lugar de un discurso presidencial, ofreció un recital de arengas y acusaciones que hicieron recordar a muchos en su país los tiempos en las filas subversivas del hoy jefe de Estado, con la lucha de clases como bandera.

Su intervención, lejos de mostrar al líder mundial que Colombia necesita, según analistas, podría interpretarse como un ‘grito de guerra’ disfrazado en un discurso a veces incoherente, otras veces incendiario, pero claramente ideologizado.

"Hoy estoy orgulloso de presentarme ante ustedes como el presidente del corazón de la Tierra", declamó Petro, utilizando una retórica común en las filas guerrilleras, donde la conexión con la "Madre Tierra" se estima un precepto básico.

Sin embargo, para muchos esa conexión hoy se traduce en una visión romántica de la naturaleza, que ignora la complejidad de los problemas y las necesidades reales de su país.

La economía colombiana está experimentando una desaceleración significativa, con un crecimiento del PIB de solo 0,6 % en 2023 y un aumento del desempleo, que subió de 9,3 % en junio de 2023 a 11,9 % en marzo de 2024.

Guerra Fría

En opinión de Petro, "el poder de un país en el mundo ya no se ejerce por el tipo de sistema económico o político o de ideas que irradie, sino por el poder de destruir la vida de la humanidad".

Analistas consideran estas palabras una dicotomía simplista que recuerda a la Guerra Fría, donde la lucha entre bloques ideológicos se traducía en una competencia por el poderío militar.

La Guerra Fría fue un período de tensión geopolítica global que se desarrolló entre 1947 y 1991, principalmente entre Estados Unidos y la hoy extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Fue una confrontación ideológica, económica y militar entre el capitalismo estadounidense y el sistema marxista leninista soviético, caracterizada por una carrera armamentista nuclear, la proliferación de bloques militares, una intensa propaganda y una constante amenaza de conflicto directo.

Aunque no se libró una guerra a gran escala entre las dos superpotencias, el mundo vivió bajo la sombra del miedo nuclear y la amenaza de una destrucción total.

¿Minorías poderosas?

Petro no se contuvo en su ataque contra el "1 % más rico" del mundo, al que acusó de ser la causa de la desigualdad, la crisis climática y los conflictos globales. "Ellos son los dueños de los medios de comunicación y ocultan la verdad de la ciencia", espetó Petro.

"Si pedimos que se cambie la deuda por acción climática no nos escuchan las minorías poderosas. Si pedimos que dejen las guerras para concentrarnos en la transformación rápida de la economía del mundo para poder salvar la vida y la especie humana, tampoco nos escuchan", lamentó el mandatario colombiano, pintando un escenario donde al parecer, él y su visión del "mundo que debe ser" son ignorados por las fuerzas "malvadas" del capitalismo.

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El presidente colombiano Gustavo Petro apuesta a los “medios alternativos” para “limpiar su nombre”

El presidente colombiano Gustavo Petro apuesta a los “medios alternativos” para “limpiar su nombre”

Un grito de guerra

Además, Petro calificó a Cuba y Venezuela como "países rebeldes que no encajan" en el dominio de la "oligarquía global".

"Ellos necesitan mostrar su poder de destrucción al 99 % restante de la humanidad para que los dejen seguir dirigiendo el poder del mundo y apropiándose y acumulando cada vez más su riqueza", dijo, acusando de ser cómplices de esa "oligarquía" a los países que lo critican.

Su crítica a Javier Milei, presidente de Argentina, fue una continuación de su batalla personal con el líder libertario. Tras la expulsión de diplomáticos argentinos de Colombia por las palabras de Milei, quien había calificado a Petro como "asesino terrorista", el mandatario colombiano volvió a la carga.

"En su poder de prohibición y censura, gritan ‘¡Viva la Libertad, Carajo!’ [eslogan de Milei], pero es solo la libertad del 1 % más rico de la población mundial, que en su sentir mercantil y libre nos lleva a la destrucción de la atmósfera y de la vida", dijo, estigmatizando a su homólogo argentino como parte de la "oligarquía" que "destruye" al mundo.

"La poderosa oligarquía global es la que permite que se tiren bombas a las mujeres, ancianos y niños de Gaza, del Líbano [en alusión al conflicto que tiene lugar en esa zona del mundo entre Israel y las malicias terroristas que acechan a ese país] o de Sudán. O que se bloqueen económicamente los países rebeldes que no encajan en su dominio", afirmó Petro, utilizando la tragedia humana como arma de propaganda, sin proponer soluciones concretas para los conflictos que menciona.

¿Un llamado a la acción?

Petro puso en contexto que el mundo atraviesa una crisis sin precedentes, marcada por la desigualdad económica, el cambio climático y los conflictos armados.

Sin embargo, su discurso beligerante no parece la mejor herramienta para abordar estas complejas realidades. De acuerdo con analistas, su disertación resulta más un llamado a la revolución que una propuesta concreta de acción global.

"No podemos dejar apagar esa perla del universo", dijo Petro, refiriéndose a la vida inteligente de la humanidad. De tal manera, Petro parece creer que la solución a los problemas globales se encuentra en una confrontación ideológica, y no en el diálogo y la colaboración entre las naciones.

El presidente colombiano también aprovechó su discurso para criticar a los Estados Unidos, rememorando su "amor a la democracia original" en contraste con su apoyo actual a la “oligarquía global”.

El pasado de Petro

Es importante recordar que Petro no es un líder ajeno a la confrontación. Su pasado como guerrillero en la milicia del M-19 lo ha marcado profundamente, y su discurso ante la ONU reflejaría esa experiencia. Las arengas y la retórica combativa son herramientas que ha utilizado en el pasado y que parece seguir empleando en el presente.

Petro fue un miembro activo del movimiento guerrillero M-19 durante su juventud. Se unió a la organización rebelde en 1970, motivado por la lucha contra la desigualdad social y la corrupción política en Colombia.

Durante su tiempo en la guerrilla, se dice que Petro participó en acciones armadas, como la toma del Palacio de Justicia en 1985, un evento que conmocionó al país y lo posicionó como uno de los líderes más visibles de la organización. Petro niega su participación en ese ataque.

Tras la desmovilización del M-19 en 1990, Petro se convirtió en un político de izquierda, llegando a ser alcalde de Bogotá en 2011 y posteriormente senador, antes de ser elegido presidente con una alta votación. No obstante, una encuesta reciente de Invamer Poll, revelada en agosto, indica que Petro tiene solo un 34,6% de aprobación y un 58,3% de desaprobación en cuanto a su gestión.

Opositores y comentaristas de la realidad colombiana coinciden en que, si Petro pretende trascender su pasado y convertirse en un líder mundial que inspire confianza y promueva la cooperación internacional, deberá seguramente reorientar su discurso.

Por tanto, crece el número de voces que consideran imperioso que el mandatario abandone el lenguaje de la lucha de clases y presente propuestas concretas para enfrentar los grandes desafíos de su país y la humanidad. Solo así podrá convertirse en el líder que Colombia necesita.

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