jueves 9  de  enero 2025
POLÍTICA

María Corina Machado cambia el tablero en Venezuela: el 9 de enero define los días por venir

Ante el llamado a manifestación hecho por María Corina Machado, el consultor Luis Toty Medina asegura que "ya no es posible anticipar el 10 de enero sin el 9"

Por Estefani Brito

CARACAS.- El tablero político en Venezuela cambió. En una jugada maestra de la líder de la oposición democrática, María Corina Machado, el llamado a la calle se adelantó para el jueves, un día antes de la toma de posesión para el período presidencial 2025-2031, por lo que ahora el 9 de enero será la fecha "determinante" para los días por venir.

Mientras que el régimen se preparaba para el acto del viernes en el Parlamento chavista, en el que Nicolás Maduro pretender tomar juramento para un tercer período pese a haber perdido las elecciones presidenciales del 28 de julio por casi 40%, la oposición jugó adelantado.

Con el cambio de la fecha de las manifestaciones dentro y fuera de Venezuela, la oposición movió para el jueves el futuro desenlace político del país suramericano, obligando al número dos del chavismo, Diosdado Cabello, a convocar una contramarcha con la que pretende hacer frente a los más de siete millones de venezolanos que eligieron al diplomático opositor, Edmundo González Urrutia, como presidente de Venezuela para los próximos seis años, según el 85,10% de las actas oficiales que desde hoy reposarán en las bóvedas del Banco Nacional de Panamá, bajo custodia del Gobierno del presidente José Raúl Mulino, hasta que "sean reclamadas por el Gobierno libre y democráticamente electo por los venezolanos".

"Ante la convocatoria realizada por María Corina Machado, ya no es posible anticipar el 10 de enero sin el 9 (...) La ocurrencia de los eventos del 9 de enero serán determinantes para el 10 y fechas sucesivas", sostiene Luis Toty Medina, fundador de la Asociación Venezolana de Consultores Políticos (AVENCOPOL) y director de la firma Poliestrategia, en conversación con DIARIO LAS AMÉRICAS.

¿Nerviosismo en el régimen?

Los ojos del mundo estarán puesto sobre Venezuela este jueves, ante una jornada de protesta pacífica liderada por María Corina Machado, quien saldrá por primera vez tras más de cuatro meses en la clandestinidad, en medio de una nueva ola de represión, con "desapariciones forzadas", que han sido denunciadas por la oposición a dos días de la asunción presidencial.

La cúpula chavista inició el año ofreciendo una recompensa de 100,000 dólares por la captura de González Urrutia, que contrasta con los 15 y 10 millones de dólares ofrecidos por Estados Unidos para las cabezas de Maduro y Cabello, respectivamente.

A esto se le sumó un fuerte despliegue de las fuerzas de seguridad del Estado, dirigido por el coronel Alexander Granko Arteaga, jefe de contrainteligencia militar señalado por crímenes de lesa humanidad por organismos internacionales de derechos humanos, que llevó a la inusual militarización de Caracas, principalmente en la zonas aledañas al Palacio de Miraflores, donde el pasado 29 de julio cientos de manifestantes salieron a protestar en contra de los cuestionados resultados ofrecidos por el Consejo Nacional (CNE) chavista.

En el marco de esta nueva "escalada represiva", el régimen reforzó los ingresos a la capital venezolana y apostó agentes de la policía nacional, la guardia nacional, de la Dirección Nacional de Contrainteligencia Nacional (DGCIM) y del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) en las principales avenidas y barriadas caraqueñas, además, de en el interior del país petrolero.

Esta acción se vio reforzada con la detención arbitraria y desaparición forzada de al menos 17 personas, entre ellas, Rafael Tudares, yerno de González Urrutia; el excandidato presidencial y exrector del CNE, Enrique Márquez; y el periodista y directos de la ONG Espacio Público, Carlos Correa.

Aunque ha sido calificado por algunos como una muestra del "miedo" y "nerviosismo" dentro del chavismo ante lo que Machado califica como "el final de régimen", Medina considera que es una "demostración de poder" con la que la cúpula gobernante pretende desmovilizar a los ciudadanos.

"El reinicio de la escalada represiva con detenciones masivas y la demostración de control territorial (militarización de espacios públicos, incluído) no son una muestra de nerviosismo, a mi juicio, sino una demostración de poder con el objetivo de infundir temor en la sociedad y, a través del miedo paralizante, desmovilizar o bloquear la movilización social", observa el consultor político.

El 9, un día decisivo

Mientras que este 9 de enero González Urrutia estará en República Dominicana, última parada de una gira internacional que lo llevó a EEUU, Argentina, Uruguay y Panamá, donde recibió el reconocimiento y apoyo de estos gobiernos ante su juramentación, se espera que Machado lidere la manifestación nacional, a la que convocó a los venezolanos en familia, vestidos con los colores de la bandera venezolana, a partir de las 10 a.m. en todos los estados del país y en tres puntos estrátegicos de Caracas: Conferencia Epicospal Venezolana en Montalbán, parroquia La Vega (oeste); Distribuidor Santa Fe; Centro Comercial Líder; y Calle Élice de Chacao (este).

De lo que ocurra con esta movilización, dependerá el desarrollo de los próximos días, incluido el propio 10 de enero, día que González Urrutia asegura que estará en Venezuela, "por cualquier medio", para juramentarse como presidente, asumiendo el "mandato" dado por la soberanía popular expresada en las pasadas elecciones.

"Si la movilización es masiva y María Corina Machado lidera con su presencia estos eventos, sería posible nivelar la asimetría existente entre un régimen con el control de todo el espacio interno a través de la represión coercitiva y una masa popular que demanda respeto a la voluntad popular expresada el 28 de julio", asegura el consultor político.

A su juicio, una "intensa y extensiva oleada de manifestantes elevarán muy alto el costo de represión por parte del régimen", llegando al punto de poder "rozar los límites éticos y operativos de los propios cuerpos de seguridad", que hoy son el único sustento que tiene Maduro y su camarilla.

Posibles escenarios

Ante un 9 de enero "determinante" para el futuro político venezolano, Luis Toty Medina solo vislumbra dos posibles escenarios para Venezuela.

En el primero, la oposición logra materializar una "manifestación masiva y continuada por días", que genere una presión social "muy alta" y "eleve los costos de la represión", produciendo un "quiebre interno dentro del grupo hegemónico" del régimen.

Este día, pudiera dar paso a la tan ansiada transición democrática en el país suramericano "si la presión social interna es masiva y continua, de manera tal que obligue a las Fuerzas Armadas a revisar los costos de represión y sus consecuencias".

"La sola expresión social por muy masiva, intensa y extensa que sea no alcanzará, será necesario que la base de apoyo institucional de la que goza Maduro y en la cual se sustenta, principalmente la Fuerza Armada, se pronuncie negándose a acatar órdenes de violentar o reprimir a la sociedad civil", sostiene.

En el segundo que prevé el consultor político, Maduro se juramentaría ante el Parlamento chavista, al conseguir mantener el "control" de la situación, bien sea porque la convocatoria opositora no contó con la "contundencia y el "alcance" esperado, o porque logró "reprimir y neutralizar las protestas" en Caracas y en el interior de Venezuela.

"Lo que es cierto es que el tablero quedará movido y después del 10 de enero habrá que reajustar posiciones. Si la oposición consigue movilizar a país, deberá mantener el ritmo hasta forzar un quiebre y al (le tocará) régimen resistir", explica.

En caso contario, si el régimen logra dominar la situación, "a la oposición le tocará recomponerse y ajustar su estrategia, y derivar su acción política hacia una lucha clandestina y subversiva", apunta.

En este sentido, Medina estima que la oposición se entrará al "modo guerra" que el régimen asumió a principios de año, en vista de que ambos "quemaron sus naves", luego de que la cúpula chavista bloqueara "cualquier posibilidad de diálogo o espacio para dialogar" y el liderazgo opositor desistiera del "ofrecimiento de una salida negociada" para optar por la "presión final".

"El régimen extremará su perfil tiránico hasta el máximo, clausurando toda posibilidad de vida cívica en Venezuela más allá de la indiferencia o la neutralidad frente a la tiranía. Y la oposición tendrá que echar mano de una estrategia de hacer política desde la clandestinidad y con tácticas subversivas de desestabilización", subraya.

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