CARACAS.- El dictador Nicolás Maduro pretende utilizar la deportación de migrantes venezolanos para chantajear a la administración del presidente Donald Trump, que esta semana puso fin a la licencia que le permitía a la petrolera estadounidense Chevron operar en Venezuela.
En declaraciones transmitidas por el canal del Estado, Maduro afirmó que la decisión del Gobierno estadounidense de eliminar la Licencia General 41, emitida por el expresidente Joe Biden en noviembre de 2022, "ha dañado" las comunicaciones y los vuelos de deportación de venezolanos, que había acordado el régimen con EEUU, tras la visita del enviado especial de Trump, Richard Grenell.
"Ahora tenemos un problemita ahí, porque con eso que ellos hicieron han dañado las comunicaciones que habíamos abierto. Y a mí me interesaba (...) porque yo me quería traer a todos los venezolanos que tienen presos y perseguidos allá injustamente, solo por ser migrantes", justificó Maduro para no repatriar a sus connacionales.
El chantaje
Aseguró que "estaban preparados" para más vuelos de deportación de migrantes venezolanos, pero que la postura de la administración republicana "afectó los viajes".
"Teníamos ya programados nuestros aviones para traernos a nuestros hermanos migrantes", dijo Maduro, que insistió en culpar a las sanciones de EEUU del masivo éxodo de venezolanos, causado por la crisis humanitaria que vive el país desde hace más de 10 años por una combinación de la destrucción casi total del sector privado, el colapso de los precios mundiales del petróleo y la corrupción que desfalcó miles de millones de dólares del erario público.
Maduro, que de acuerdo a la líder opositora María Corina Machado utilizó los ingresos de la licencia que dio Biden para llenar los "bolsillos de los corruptos, comprar armas, reprimir y pagar a las élites y a los grupos de élite que persiguen a civiles", ahora pretende utilizar su suspensión como método de chantaje, al negarse a recibir a sus propios ciudadanos.
The Wall Street Journal había informado el viernes que el régimen de Maduro, en privado, había advertido al Gobierno de Trump que no acogería a los migrantes venezolanos deportados si EEUU ponía fin a la licencia de la petrolera estadounidense.
El primer vuelo de deportación llegó a Venezuela el 10 de febrero, 10 días después de la visita de Grenell a Caracas, de donde salió con seis ciudadanos estadounidenses que Maduro mantenía secuestrados. En total, el régimen recibió a 366 venezolanos en tres vuelos de deportación desde EEUU.
Fin de la licencia Chevron
El pasado 26 de febrero, Trump anunció su decisión de revocar las concesiones otorgadas por la administración Biden, que permitieron a Chevron aumentar su producción en Venezuela y exportar petróleo desde el país.
"Estamos revirtiendo las concesiones que el corrupto Joe Biden concedió a Nicolás Maduro, de Venezuela, en el acuerdo sobre transacciones petroleras del 26 de noviembre de 2022, así como las relacionadas con las condiciones electorales dentro de Venezuela, que el régimen de Maduro no ha cumplido", expresó en ese momento.
El mandatario republicano consideró que la licencia de Biden, a cambio de elecciones libres en Venezuela y de aceptar a migrantes deportados, "fortaleció" a Maduro cuando estaba "listo para salir".
El 4 de marzo la Oficina de Control de Activos (OFAC) formalizó la eliminación de la licencia Chevron y dio un plazo a la petrolera de 30 días para que finalice sus operaciones en Venezuela.
Para Maduro, con la cancelación de la licencia Chevron, EEUU "se dio un tiro en el pie", al considerar que representa una "sanción a una empresa estadounidense que tiene cien años aquí (en Venezuela) trabajando".
"Si fuera por nosotros, es más, lo digo más claro, si fuera por mí, como presidente, si fuera por el alto mando político-militar de la revolución bolivariana, si fuera por nuestro pueblo, esa empresa Chevron se queda trabajando en Venezuela cien años más", apuntó en un intento de minimizar el impacto de las sanciones a su règimen.
FUENTE: Con información de Europa Press / El Nacional / Redacción DLA